Costo de oportunidad

Apocalipsis IA

El salario aumentará. Porque la productividad de los humanos que se queden en las ocupaciones y profesiones, necesariamente subirá”

No sé qué tan opinionado esté, o respaldado en datos, un artículo aparecido en el New York Times este lunes, que dice ya no hay tanta demanda por economistas, y en ello ve “signos ominosos”.

Un poco antes, The Economist exploró, a través de algunos artículos, qué pasaría en un futuro no apocalíptico con inteligencia artificial. Dado que la mayoría de los futurólogos predicen un “Apocalypsis now” (Apocalipsis YA=IA), es refrescante leer que las ganancias en productividad que se pueden lograr a través de estas tecnologías son brutales.

No solamente los economistas están usando IA para programar sus ideas. También, las IA están aprendiendo economía, y entonces las empresas que antes demandaban economistas están usando más a los robots dialogantes ubicuos en Internet para resolver dudas, construir modelos, analizar escenarios y hacer pronósticos. Pues sí, seguramente los economistas estamos enfrentando una mayor competencia. ¿Pero es eso malo?

The Economist manifiesta una preocupación: quizá el mercado laboral dejará de ser un mecanismo idóneo para repartir los ingresos de la economía entre núcleos grandes de población. Solamente los que sean dueños de capital (físico, intelectual o tecnológico), serán los ganones en el astronómico cambio tecnológico que estamos viviendo hoy en día.

Pero, paradójicamente, el salario aumentará. Primero, porque la productividad de los humanos que se queden en las ocupaciones y profesiones (como ser economista), necesariamente subirá. Simplemente, porque tenemos una asignación de capital mayor a nuestra disposición: las altamente poderosas IAs se convierten en asistentes digitales súper brillantes. También, porque habrá nichos como la plomería, o la gastronomía, o construir un instrumento de cuerda de concierto (por ejemplo), una guitarra nivel Andrés Segovia o John Williams, en donde solamente los humanos podremos progresar.

Quizá las guitarras hechas con IA serán de fibra de carbono, y habrá lauderos europeos muy tristes. Pero, también la IA tiene el potencial de resolver los problemas más graves y presionantes de la humanidad. Dado que es necesario tener una gran cantidad de conocimiento hoy en día para estar en la frontera del mismo, y poder innovar, la innovación humana se ha dificultado, y quizás las IA pueden lograr lo que la investigación de vanguardia, las estructuras académicas, la multidisciplinariedad y otros constructos sociales caducos no han podido obtener en las últimas décadas: crear tecnologías que realmente hagan más productivo al ser humano, no más adicto a las computadoras, más incapaz de pensar por sí mismo por estar constantemente entretenido, más insatisfecho por tener una ventana a mundos de ficción que hacen ver su realidad bajo una luz desoladora.

Mi hijo, un GenZ muy preocupado por el efecto que estas tecnologías están teniendo en nuestras mentes, me envió un artículo de Maggie Harrison, del 28 de junio, publicado en futurism.com que asegura que la gente se está volviendo loca con la inteligencia artificial. En él, se relatan casos en donde ChatGPT y otros robots de lenguaje de modelo grande han alimentado las alucinaciones de algunos usuarios, uno que quería asesinar a Sam Altman, el CEO de ChatGPT, el otro que tenía delirios mesiánicos.

Creo que a la IA hay que preguntarle cuál es el torque del filtro de aceite en un Ford, o cómo hacer un loop en Julia para simular un choque en el modelo de Solow, o a qué voltaje va la red eléctrica en Teherán. Preguntarle sobre emociones y salud mental suena a una apuesta riesgosa, pero que revela lo sola que está la gente, lo cara que se ha vuelto la asistencia psiquiátrica, y lo perdidas que pueden estar nuestras creaturas digitales para orientarnos sobre las preguntas profundas de la existencia.

Estas tecnologías lo están cambiando todo, y países como México que no tienen estrategias públicas para ellas, podemos sumirnos en el atraso. Por ejemplo: yo no creo que a Elon Musk se le cumpla morir en Marte. Es más probable que una IA colonice los planetas circundantes, y vaya creando formas de vida adaptadas a los entornos que encuentre.

La IA llegó para quedarse. Es posible que nos vuelva menos inteligentes (y eso, que la inteligencia no nos sobra, como dijo la poetisa clásica). Pero, también, algunos seres humanos usarán estas herramientas para potenciar sus capacidades. No será un apocalipsis, pero sí un cambio de poder. Tenemos que asegurarnos de estar del lado que gana, y no pierde, con estas tecnologías.

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