Costo de oportunidad

Pogromo antigentil

En la ciudad no se construye lo suficiente, porque hay enorme incertidumbre jurídica y corrupción en el sector inmobiliario. Eso genera escasez y los precios suben.

En la Europa medieval, periódicamente aparecían violentos movimientos antisemitas. La gente cristiana y de bien, los gentiles, usando el término romano, salían a la calle, mataban a los judíos, les quitaban sus cosas, y los desterraban de los burgos. A esos fenómenos se les llama pogromos. Una reedición reciente, ocurrió en la Alemania nazi en 1938, llamada la “Noche de los Cristales Rotos”.

Así nos vimos, y así se sintieron, los sucesos de la Ciudad de México del fin de semana. Vándalos destruyendo la Roma y la Condesa. Panfletos y consignas llamaban a matar extranjeros, como si fuéramos aldeanos medievales. El caos fue tanto, que la Doctora Sheinbaum tuvo que salir el lunes a regañar a la bandita.

El trasfondo económico, que lleva más o menos un lustro, es que el precio de la vivienda en la CDMX, tanto en renta como en venta, está por las nubes. Es un fenómeno que la ciencia económica explica muy bien; no necesitamos acudir a la sociología gringa de la gentrificación para que nos digan que los “gentiles” (gentry) nos están desplazando. En la Ciudad no se construye lo suficiente, porque hay enorme incertidumbre jurídica y corrupción en el sector inmobiliario. Eso genera escasez y los precios suben. También, las tasas de interés ya no son las de la crisis financiera 2008-9 o las de la pandemia 2020-21. El precio que paga uno porque le presten capital, sea una lana o un depa, es muy alto.

Hay un tercer fenómeno que explica muy bien la escuela de Nueva Geografía Económica (NGE), cuyo principal exponente es el economista estadounidense y premio Nobel, Paul Krugman (un demócrata keynesiano, para que no me digan que leo puro economista de derecha dura). Las ciudades tienen fuerzas centrípetas y centrífugas. Al sector público le encanta generar efectos centrífugos en las ciudades. Subsidiamos el transporte público, invitamos a un montón de gente a vivir en la periferia. Ocurre lo mismo cuando les hacemos segundos pisos y vías rápidas. Eso funciona una década o dos, hasta que ya es imposible hacer la travesía diaria desde Iztapaluca hasta Santa Fe. Entonces actúan las fuerzas centrípetas: la gente no tiene hijos, se divorcia, se va a vivir a un cuarto o a un micro departamento en alguna zona céntrica.

Es bien interesante el odio “anticondechiroma”. Nada habla de igualdad como decir “quiero vivir en Amsterdam y Sonora, con vista al Parque México”. “Es que antes les alcanzaba para casas céntricas a los abuelos y los papás; ¿por qué a nosotros no?” es un reclamo común de la generación joven.

Jovenazos: San Pedro de los Pinos en 1945 quedaba en casa de la fregada. El Pedregal estaba en 1958 en donde el viento da la vuelta. Fuimos haciendo más grande la ciudad. No es que no quepamos: IMCO ha estudiado el tema de la expansión de la mancha urbana. En medio siglo una ciudad mexicana típica aumenta su masa territorial entre 5 y 8 veces, mientras que usualmente la población aumenta entre 60 y 100 por ciento en el mismo período.

Si a los jóvenes no les alcanza para vivir en la Ciudad de México, es porque la ciudad es cara. El PIB per cápita, a paridad de poder de compra, anda entre 30 y 35 mil dólares (a PPP, Banco Mundial) por persona en la CDMX. España tiene 42 mil, Portugal 38 mil. Entonces, tienen dos opciones: una, es volverse más productivos en la Ciudad que les ofrece tantas posibilidades para hacerlo. La otra opción es venirse a vivir a provincia. Yo vivo en Puebla porque me gusta, porque me casé con una poblana, porque la CDMX me estresa, porque el aire sucio me hace daño. Pero, aquí en mi ciudad que me encanta el ingreso per cápita anual a PPP es de 19 mil dólares, comparable con Rumania o Mississippi.

La Nueva Geografía Económica predice que lugares como la Roma-Condesa acaban convirtiéndose en un núcleo aglutinador de gente y economía, porque queda a la mitad de camino para ir a muchos lugares; la ubicación hace que todo ahí sea caro. Krugman postuló estas cosas hace 35 años, y dice que ya están un poco viejitas. Aquí en México prácticamente no hemos incorporado sus ideas a la planeación urbana.

La Federación, los estados y los municipios tendrían que construir ciudad. Ya déjense de jugarle al faraón con sus trenes y refinerías. Hasta lo rural tiene que volverse urbano, si queremos que el país crezca y progrese, pero los pogromos como los del fin de semana, y las políticas sugeridas de expropiación y rentas congeladas van a hacer el problema mucho peor.

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