Fuera de la Caja

No hay crisis

Muchos especialistas, sobre todo financieros, aseguran que la destrucción del Poder Judicial no es un tema para la inversión extranjera. Si tuviesen razón, entonces nos mantendríamos en el deterioro de los últimos años.

El próximo viernes tendremos el dato oportuno del PIB al tercer trimestre. Creo que ya hay consenso de que el dato puede ser ligeramente negativo. Esto hace difícil pensar que el crecimiento económico durante este año supere medio punto. Más o menos ahí anda el promedio de los especialistas, que para el próximo año esperan una ligera recuperación que nos llevaría a uno y medio. Como sabe, esto sigue siendo menor que lo que Hacienda estima.

Ya hemos comentado que no estamos en una crisis económica, al menos como la imaginamos en México después de los grandes impactos en los 70, 80 y 90, por culpa nuestra, y en lo que va de este siglo por golpes externos. Sin embargo, este mal desempeño se suma a lo ocurrido durante ya siete años, como decíamos el miércoles, que han sido bastante tristes.

Lo que todavía no puedo imaginar es cómo vamos a cambiar la tendencia. Si uno sigue haciendo lo mismo, lo natural es esperar resultados similares. Lo poco que ha cambiado, además, ha sido en dirección negativa. La destrucción del Poder Judicial, incluyendo el amparo, no puede ayudar a la confianza. Muchos especialistas, sobre todo financieros, aseguran que ese no es un tema para la inversión extranjera. Si tuviesen razón, entonces nos mantendríamos en el deterioro de los últimos años. Si se equivocan, estaremos peor.

Tuvimos otro cambio relevante, que fue reestatizar el sector energético. Eso sin duda es negativo para el crecimiento y, tal vez por eso, el mismo gobierno está intentando darle la vuelta a las leyes que ellos promovieron. Así ocurre en el sector eléctrico, donde ahora quieren impulsar lo que antes prohibieron, con lo que la certeza jurídica es menor. Ya veremos cuánto logran, pero de eso depende que pueda invertirse en todo lo demás. No olvide que ya no tenemos electricidad suficiente.

En el caso de Pemex, lo del abasto es lo de menos; el problema es la grave situación financiera de la empresa. Ayer nos enteramos de que México fue el país emergente que más recursos levantó en el año: 41 mil millones de dólares. Al parecer, es dinero para que Pemex medio ordene su deuda, pero seguimos sin saber cómo piensa pagar a sus proveedores, a los que debe aún más, aunque hasta ahora sólo reconocen poco más de 20 mil millones de dólares. Ya sabe usted que para 2026 Pemex nos costará: no habrá renta petrolera.

Finalmente, hay algunas tendencias internacionales que juegan en nuestra contra. Una es la volatilidad de Trump, que, aunque nos ha dejado en uno de los mejores lugares en términos de aranceles, de cualquier manera son mucho mayores que lo anterior. En 2026 estaremos en plena renegociación del T-MEC, aunque le digan distinto. Una segunda tendencia que no parece que estemos atendiendo es el cambio en la industria automotriz. La rapidez con la que ha crecido el mercado de vehículos eléctricos parece que no la esperaban las armadoras instaladas en nuestro país. Aunque hemos regresado a una producción de 4 millones de vehículos ligeros al año, en los últimos meses algo está pasando. De hecho, el crecimiento de la industria durante los primeros nueve meses de 2025 es de apenas 0.4%, en unidades producidas.

Hace algún tiempo comentaba que podíamos esperar un crecimiento de alrededor de medio punto anual desde la segunda mitad de 2024 hasta 2027. Por el momento, ahí estamos, pero además, con base en todo lo anterior, incluyendo la escasez de recursos públicos, parece muy probable que ahí nos quedemos. Como también ya comentamos, es como regresar a la década perdida, a los años 80, cuando se nos vino abajo la infraestructura y se disparó la informalidad. No es una crisis, es simple deterioro.

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