Luis Wertman Zaslav

Emprender, en lugar de migrar o delinquir

Si eres joven: cree en ti. Observa lo que sabes hacer, lo que te apasiona, lo que puedes resolver en tu entorno. Aprende, busca aliados, empieza con lo que tienes.

En México, cada año miles de jóvenes enfrentan una decisión silenciosa pero decisiva: ¿quedarse a luchar por su futuro aquí o buscar oportunidades en otro país? ¿Emprender, resistir o resignarse? ¿Aprovechar su talento o dejarlo perder en caminos que no llevan a nada bueno?

Esta disyuntiva no es nueva, pero sí más urgente. Cuando el empleo es escaso, la educación no es suficiente y la inseguridad pesa, parece que las opciones se reducen. Y ahí es donde el emprendimiento puede ser mucho más que una salida económica: puede ser un camino de vida, una alternativa digna, legal y posible.

La juventud no es el problema, es la oportunidad

Durante años, he trabajado con jóvenes en distintas comunidades y contextos. Lo que he visto es que el talento abunda, pero las oportunidades no. No faltan ideas; lo que falta es quien las escuche, quien les dé herramientas, confianza y un entorno donde se pueda construir.

Un joven que vende comida desde su casa, que repara celulares o que ofrece servicios en línea ya está emprendiendo. No necesita un título universitario o grandes capitales: necesita estructura, orientación y acceso. Emprender no es un lujo, es una necesidad que, bien acompañada, se convierte en motor de transformación.

Entre migrar y delinquir, hay una tercera vía

Cuando las condiciones son adversas, es fácil que alguien piense en cruzar la frontera o aceptar dinero fácil en actividades ilícitas. Pero ni una ni otra garantizan el futuro. La migración sin preparación suele llevar a la explotación, y el crimen, aunque aparentemente rentable, termina por destruir vidas.

Un ejemplo real: en una comunidad del sur del país, varios jóvenes abandonaron la escuela. Algunos intentaron migrar y fueron deportados. Otros fueron reclutados por grupos delictivos. Pero también hubo quienes, con un pequeño apoyo, abrieron un taller mecánico, una estética o un negocio de bordados en redes sociales. Hoy, esos mismos jóvenes dan empleo a otros. Lo que cambió no fue el lugar, sino la perspectiva.

El emprendimiento como política de prevención

Hablar de seguridad no es solo hablar de policías o cámaras. Es también crear condiciones para que nadie tenga que delinquir por necesidad. Emprender da sentido, ocupa el tiempo, fortalece la autoestima y genera ingresos. Es, en sí mismo, un escudo contra la violencia y la marginación.

Imaginen el impacto de invertir en centros comunitarios donde los jóvenes aprendan a emprender, con mentores, tecnología y redes de apoyo. Y cuando se hacen bien, los resultados son contundentes.

¿Qué podemos hacer hoy?

Si eres joven: cree en ti. Observa lo que sabes hacer, lo que te apasiona, lo que puedes resolver en tu entorno. Aprende, busca aliados, empieza con lo que tienes. El camino no será fácil, pero sí posible. No esperes el permiso de nadie para avanzar.

Si eres empresario, docente o servidor público, voltea a ver a los jóvenes no como un problema, sino como aliados. Invierte en su formación, abre espacios, comparte tu experiencia. Cada historia de éxito empieza cuando alguien decide acompañar en lugar de juzgar.

Y si eres padre, madre o ciudadano común: escucha, apoya, cree. A veces, una palabra de aliento es lo que marca la diferencia entre rendirse o intentarlo de nuevo.

Construir el futuro es tarea de todos

No todos quieren emigrar. No todos quieren delinquir. Muchos, muchísimos, quieren simplemente una oportunidad. Emprender no resuelve todo, pero es un camino real hacia la libertad, la dignidad y la paz.

Apostar por los jóvenes emprendedores no es caridad, es inteligencia colectiva. Es decidir como país qué futuro queremos, aquí y para todos. ¡El llamado a la acción es para cámaras y asociaciones empresariales, grandes y medianas empresas, organizaciones civiles y académicas!

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