IA Aplicada

Los factureros 2.0: el nuevo costo invisible del fraude con IA

Hoy los factureros no usan Word. Usan inteligencia artificial.

En una de mis primeras chambas formales, tenía un colega que era un genio. No para escribir, no para editar. Para hacer recibos.

Literal.

“Yo nunca pido comprobantes”, me dijo una vez. “Descargo un logo de internet, lo meto en Word, le invento el folio y listo.” Suena a chiste, pero lo decía en serio. Y, lo peor, le funcionaba.

Años después, cuando uno de mis emprendimientos tronó, me tocó revisar los gastos con lupa. Y ahí estaba de nuevo: notas mal hechas, montos raros, tickets que nadie sabía de dónde habían salido. No era malicia, era sistema. Un sistema informal, paralelo, que todos toleraban porque... “pues así se había hecho siempre”.

El problema es que ahora ese “así se había hecho” evolucionó.

Hoy los factureros no usan Word. Usan inteligencia artificial.

Y el costo ya no es anecdótico. Es brutal.

Comprobar se volvió tan fácil que da miedo

Antes, si alguien quería falsificar un ticket, necesitaba maña. Photoshop, edición básica, tiempo. Hoy, cualquier empleado con acceso a ChatGPT puede escribir:

“Hazme un recibo de restaurante en Mérida por 1,200 pesos, con logo y folio.”

Y en segundos tiene algo que parece real. Tan real que ni el contador más desconfiado lo notaría.

AppZen, que audita gastos con IA, encontró que en 2025 el 14% de los recibos falsos detectados fueron generados con inteligencia artificial. El año anterior: cero. Así, sin escalas.

Otra empresa, Ramp (una fintech master en gestión inteligente de gastos empresariales) detectó más de un millón de dólares en facturas falsas en solo tres meses. ¿Y sabes qué es lo más grave? Que no fue con hackers ni redes criminales. Fue desde adentro. Empleados con software gratuito.

Y sí, muchos de esos gastos fueron hormiga. Pero los hormigueros quiebran empresas. Yo lo viví.

El fraude ya no es trampa. Es estrategia

Hoy puedes generar un recibo con pliegues simulados, manchas de café y fallas de impresión térmica. ¿Por qué? Porque mientras más cotidiano se vea, más fácil pasa.

Y no es exageración. SAP Concur ya les dice a sus clientes: no confíes en tus ojos.

Hay empleados que han logrado colar el mismo recibo dos veces. Otros que inventan viajes. Algunos que, en serio, presentan notas de Bangkok sin haber salido nunca del país.

Y si crees que es un tema menor, ahí te va:

La Asociación de Examinadores de Fraude Certificados de Estados Unidos estima que el fraude ocupacional cuesta 3,100 millones de dólares al año. El 13% de eso viene de gastos inventados. Pérdida promedio por empresa: 50 mil dólares.

Eso es antes de sumar la IA al combo.

¿Y las empresas qué están haciendo?

Están peleando fuego con fuego. O, más bien, IA con IA.

AppZen, Expensify y otras están entrenando modelos para detectar recibos falsos con análisis de metadatos, coincidencias de patrones, geolocalización, comportamiento del usuario… Una especie de antivirus para los viáticos.

Detectan si el recibo fue generado digitalmente. Si el folio ya lo usó otro. Si hay inconsistencias entre viajes y gastos. Todo eso en tiempo real.

Y funciona. Las empresas que los usan analizan el 100% de los reportes. Ya no revisan muestras. Detectan en bloque.

¿El problema? Que los estafadores también están aprendiendo. Hoy hay quienes limpian los metadatos antes de enviar. Quienes agregan “ruido digital” para imitar el calor de una impresora. Quienes usan IA para hacer que el fraude pase como coincidencia.

Esto ya no es un juego. Es una carrera de velocidades.

El enemigo no es la IA. Es lo que no estás viendo

Este no es un tema contable. Es estratégico.

Porque si tu empresa no tiene procesos claros, cultura de control y sistemas que piensen como los tramposos, te van a ganar. Y ni cuenta te vas a dar.

Porque en México, esos recibos de IA no tienen validez legal. Y si los usas, puedes meterte en problemas de verdad. Falsificación de documentos. Defraudación fiscal. No es drama, es Código Penal.

Pero más allá del castigo, lo importante es el síntoma: si alguien en tu equipo puede falsificar un gasto sin que nadie lo note… ¿qué más puede pasar sin que lo notes tú?

El consejo no pedido de hoy

Lo digo siempre en mis talleres.

No delegues criterio en la máquina. La inteligencia artificial es herramienta, no conciencia. La decisión final sigue siendo humana.

Y justo por eso, el reto ya no es tecnológico. Es ético.

Si quieres saber qué tan vulnerable estás tú y tu empresa ante la IA, te invito a responder este cuestionario. Quizá te ayude a tomar decisiones.

Por cierto, el término de Factureros 2.0 no es mío, es de mi querido Enrique Hernández Alcázar, a quien le mando un saludo.

Luis González y González

Luis GyG

LuisGyG es conferencista y consultor en inteligencia artificial. Entrena y capacita equipos directivos para integrar tecnología e innovación de forma práctica. Ofrece talleres sobre I.A. en www.LuisGyG.com

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