La situación en Gaza es insostenible. Lo lleva siendo meses. Las expresiones de condena se quedan cortas. Falta lenguaje. Faltan acciones. Las palabras nos traicionan, pues no nos permiten expresar algo tan obvio. Uno de los problemas con la violencia más atroz es ese precisamente: es tan crudamente evidente como profundamente compleja, casi inenarrable. Decir o escribir cualquier cosa sobre Palestina e Israel se vuelve casi cacofónico. Aunque al final todos lo estemos viendo, pues el genocidio se retransmite en directo, nombrar lo evidente, en tiempos de posverdad, es crucial.
Presenciamos la era del quiebre del multilateralismo. Lo atestiguamos en distintos ámbitos, como en las guerras comerciales o en la incapacidad internacional para frenar la guerra en Ucrania. Trump se corona como verdugo y la actitud de los países europeos no ayuda. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, va cimentando un desprestigio importante. Ha mostrado una actitud débil ante el presidente estadounidense y sus guiños a la ultraderecha europea enfadan a las fuerzas centristas y progresistas. Además, su falta de compromiso con la situación en Gaza genera suspicacias.
En el caso de Palestina, la inacción internacional no hace sino desprestigiar el sistema de derechos humanos y el andamiaje de la cooperación internacional. Es verdad que, por su diseño de fábrica, la ONU está incapacitada para involucrarse, pues los vetos recurrentes de Estados Unidos imposibilitan cualquier medida contundente contra Israel. Apenas el año pasado, los gringos fueron los únicos en oponerse a la resolución en el Consejo de Seguridad que hubiera otorgado estatus de miembro pleno a Palestina en Naciones Unidas.
Pero otros organismos internacionales, en especial la Unión Europea, también tienen la responsabilidad de actuar. Es imprescindible que las potencias mundiales que todavía defiendan los derechos humanos impongan sanciones económicas a Israel y que impidan, o al menos dificulten, la llegada de nuevo armamento.
España, con el gobierno de Pedro Sánchez (PSOE), ha sido de los países europeos con más énfasis en su apoyo a la causa palestina. Reconoció al Estado palestino en mayo de 2024, junto con Irlanda y Noruega. Hoy, presiona para la apertura de vías terrestres para la llegada de ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, España continúa siendo socio comercial clave para una variedad de empresas armamentísticas israelís. No le vende armas a Israel (por presión de sus aliados de coalición), pero se las compra: empresas privadas y públicas israelís han ganado al menos 46 contratos públicos españoles por un total de mil 44 millones de euros. Esto ejemplifica la situación de otras potencias; los negocios con Israel complican mucho su posición diplomática en el conflicto.
Portugal, Francia, Reino Unido y Canadá amagan a Estados Unidos e Israel con otorgar reconocimiento diplomático al Estado palestino. Las amenazas llegan tarde y son demasiado tibias si las comparamos con la reacción que tuvieron los mismos países ante el conflicto ucraniano.
Desde este lado del Atlántico, Colombia auspició la primera cumbre ministerial del denominado Grupo de La Haya, coalición de países para la defensa del derecho internacional y la justicia en relación con el conflicto israelí-palestino, en la que participó Francesca Albanese, relatora especial de Naciones Unidas y autora de los informes El genocidio como borrado colonial y De la economía de la ocupación a la economía del genocidio. En el primero, Albanese describe los ataques israelíes a sitios de distribución de ayuda, hospitales, escuelas, mercados… los ataques aéreos y de francotiradores, las víctimas: (a fines de 2024) “al menos 13 mil niños, incluidos más de 700 bebés, han muerto, muchos de ellos con disparos en la cabeza y el pecho”. Hoy se cuentan 59 mil palestinos civiles asesinados. En el segundo reporte, se identifican corporaciones que hacen negocios con las acciones en Gaza de Netanyahu y no son solo las grandes informáticas (IBM, Microsoft…); aparecen también empresas como Allianz, Axa, Airbnb o Booking.
México mantuvo relaciones políticas con la autoridad palestina desde tiempos de Yasir Arafat. El Senado formalizó el reconocimiento de las relaciones con el Estado palestino en 2021. Héctor Vasconcelos, representante ante la ONU, se expresó a favor de su ingreso a la ONU. En marzo, Claudia Sheinbaum recibió las cartas credenciales de la embajadora palestina Nadya Rasheed. Sheinbaum ha ratificado su posición sobre una solución al conflicto basada en los dos estados y ha expresado una posición a favor de la paz. Detener el genocidio y combatir a Netanyahu es defender los derechos de los dos pueblos, israelí y palestino.
Lectura recomendada: El cielo está incompleto. Cuadernos de viaje en Palestina de Irmgard (Gardi) Emmelhainz (Siglo XXI).