Segundo piso

Mamdani: la peor pesadilla de Trump

No apoyar a Zohran Mamdani podría ser para los demócratas quemar la última nave y derribar, una vez más, la construcción de una alternativa progresista ante Trump y la derecha radical populista.

Una elección local estadounidense tiene en vilo a republicanos, demócratas, a Trump y a observadores internacionales. El resultado se decidirá en noviembre y, en función de hacia dónde soplen los vientos del centrismo estadounidense se puede consolidar una nueva alternativa. Se elige alcalde en Nueva York, esa ciudad a la que todo el mundo mira y que es quizás lo más cercano a la capital de Occidente, o al menos del capitalismo financiero actual.

Zohran Mamdani, jovencísimo político de izquierdas —tan joven que nació después de la caída del muro de Berlín— de ascendencia india y nacido en Uganda, venció hace una semana en las primarias demócratas para la alcaldía neoyorquina. Mamdani ya ha hecho historia: nunca antes había habido en la ciudad un candidato del bipartidismo que fuera musulmán. Esto es realmente significativo en un país cultural y políticamente dividido, que es laico únicamente en el papel. Después del 11-S, la islamofobia en el país se detonó. Actualmente, con los conflictos en Oriente Medio, la presencia de Mamdani en la primera línea política se vuelve aún más relevante.

El establishment demócrata está en llamas. Mamdani derrotó a Andrew Cuomo, exgobernador del estado, quien había renunciado a mitad de su mandato por denuncias de acoso sexual. Cuomo representa la política de la vieja escuela y a los capitalistas neoyorquinos. Nueva York se caracteriza por ser completamente demócrata, pero de esos demócratas de centro, mucho más afines a una Hillary Clinton que a un Bernie Sanders. Cuomo era el favorito y el protegido del partido. Aun con todos los escándalos, contaba con trayectoria y experiencia, y eso lo vendía en su campaña.

Bernie Sanders, quien fuera la gran esperanza del socialismo democrático estadounidense, algo avejentado ya pero todavía con gran influencia política (más a nivel de discurso que de estructura), ha instado al partido a abrazar a Mamdani. También lo ha hecho Alexandria Ocasio-Cortez, congresista del Bronx, otra de las principales referentes de la izquierda estadounidense. Hacen este llamado porque no es del todo claro que los demócratas vayan a apoyar a su propio candidato. El actual alcalde, Eric Adams, se presenta a la reelección como independiente y el derrotado Cuomo amenaza con hacer lo mismo. Ambos tienen la capacidad de conseguir mucho apoyo financiero, proveniente de multinacionales y de las super PACS que controlan la política gringa, mientras que Mamdani se apoya en contribuciones ciudadanas pequeñas, como hacía Sanders.

Los demócratas están ante un dilema interesante. Por un lado, si apoyan a Mamdani, se arriesgan a aventurarse por una vía todavía desconocida. Mamdani tiene tanta energía y carisma como poca experiencia. Recuerda, en ese sentido, a las nuevas izquierdas colombianas, chilenas y españolas, algunas mucho más exitosas que otras a la hora de conseguir transformaciones políticas. Recuerda a las exalcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau. La primera no logró reelegirse y muchos de los cambios que implementó fueron echados para atrás por el siguiente alcalde. La segunda fue devorada por el independentismo catalán, pero logró avances importantes en la lucha contra la gentrificación y la turistificación, así como en la construcción de una ciudad habitable y accesible económicamente. Son precisamente estos últimos puntos los que forman parte central de la campaña de Mamdani, pues Nueva York es una ciudad en la que sobrevivir es cada vez más difícil.

No apoyar a Mamdani podría ser para los demócratas quemar la última nave y derribar, una vez más, la construcción de una alternativa progresista ante Trump y la derecha radical populista. Los socialistas democráticos de EU no han tenido grandes oportunidades de gobernar y esto es porque el partido bloquea el avance de los cuadros más izquierdistas, como lo hizo en la derrota de Sanders ante Clinton en las primarias de 2016.

Mamdani representa el surgimiento de nuevas formas de hacer política y ha vuelto a dar esperanza e ilusión a muchas personas desencantadas con la política tradicional. Plantea elevar impuestos en 1% a quienes ganen más de un millón de dólares para financiar transporte público gratuito, mejoras a la educación y salud públicas, alquiler de vivienda asequible y tiendas de abarrotes de barrio.

Como él mismo presume, es la “peor pesadilla de Trump”: es musulmán, nacido en el extranjero, joven, de izquierdas y propalestina. Un movimiento como el de Mamdani, Sanders y Ocasio-Cortez podría consolidar todo el apoyo que candidatas como Clinton y Kamala Harris no lograron. También podría representar el blanco perfecto para Trump, quien no dudaría en hacerle la vida imposible a un alcalde de Nueva York socialista.

Lecturas recomendadas: ¿Por qué se rompió Estados Unidos? Populismo y polarización en la era Trump de Roger Senserrich (Debate) y Sumisión de Michel Houellebecq (Anagrama).

Gracias siempre, LGCH.

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