Sobremesa

Adrián Rubalcava, la culpa nunca es del espejo

Lo que Rubalcava presentó es un recurso legal disfrazado de demanda por “daño moral”, pero cuyo verdadero propósito es uno solo: silenciar a quienes incomodan al poder.

Adrián Rubalcava me denunció por hacer periodismo. Sí, leyó bien. Por documentar -con información pública y notoria- el actuar de un político público durante un proceso electoral.

Esto no es una exageración ni una metáfora. Es una agresión directa a la libertad de expresión. Lo que viví fue una de las tantas formas de violencia institucional que se están normalizando en el país: usar el aparato judicial para hostigar, desgastar y censurar. La estrategia es clara: callar.

Lo que Rubalcava presentó es una SLAPP: Strategic Lawsuit Against Public Participation. Un recurso legal disfrazado de demanda por “daño moral”, pero cuyo verdadero propósito es uno solo: silenciar a quienes incomodamos al poder.

No buscan justicia, buscan venganza. No les interesa limpiar su nombre, sino manchar el nuestro.

Este hombre, que brincó del PRI a Morena sin despeinarse y hoy dirige nada menos que el Metro de la Ciudad de México, me hizo comparecer ante el juzgado civil 45 durante más de tres horas, contestando 150 preguntas absurdas, mientras él se sentaba a comer Sabritas con su séquito, burlándose del sistema judicial, de sus trabajadores y de mí.

La podredumbre es estructural. No exagero cuando digo que el Estado de derecho en México murió. Los empleados del juzgado, mal pagados, saturados, hartos, anunciaron paro al día siguiente. ¿La razón? Aparte de que deben llevar sus propias laptops, ahora van a cargar con el trabajo de tres juzgados en uno, gracias a la brillante “reforma” judicial de venganza de López Obrador.

Así gobiernan. Con amenazas, con miedo y con impunidad. Esa es la izquierda de la que presume Sheinbaum. Una que premia con cargos públicos a quienes usan la ley para aplastar periodistas.

Pregunta al embajador

Aprovecho la visita del embajador Landau, número dos del Departamento de Estado de Estados Unidos, para preguntar:

¿Cuál es la postura del gobierno estadounidense ante el uso del Poder Judicial para perseguir periodistas en México?

¿Están considerando sanciones reales como la revocación de visas a funcionarios represores como Adrián Rubalcava?

Porque si Estados Unidos necesita estabilidad, en México se necesita que exista una prensa libre. Hoy, eso no existe. Esto no va a quedar así.

Rubalcava, si escribir una columna te hizo sentir “violentado”, prepárate para el libro. Porque no sólo no me voy a callar, voy a documentarlo todo, con nombre, apellido y fecha. Y si algo me llega a pasar, te hago responsable a ti, y también a tu amigo Emilio.

Qué bien se llevarían ustedes dos: corruptos, arrogantes y mentirosos profesionales.

La presidenta y su silencio

Claudia Sheinbaum: usted dice cada mañana que su gobierno no censura. Entonces, ¿por qué su funcionario Rubalcava me persigue por hacer mi trabajo?, ¿por qué me bloquea en redes mientras me enfrenta en tribunales?, ¿por qué le permitió usar su tiempo de trabajo para litigar contra una periodista y luego irse de festejo al #Japonez de Oasis Coyoacán con el resto de su comparsa?

¿Eso también se lo va a aplaudir, Clara Brugada?

Esta persecución no es contra mí. Es contra todas las voces que cuestionan al poder. Contra todas las mujeres que no se callan. Contra todos los medios que todavía intentan hacer periodismo.

A ustedes les sobra soberbia. A mí, no me faltan palabras.

Nos vemos en los juzgados. Y en las páginas.

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