De culatas, primicias, lobos y ovejas
Pocos seres humanos existen sobre el territorio mexicano y el mundo mundial, que no sepan o hayan visto, escuchado o sabido del siniestro evento realizado el pasado lunes 19 de mayo en el Senado de la República. Sí, cuando changoleón Fernández Noroña usó instalaciones de una institución de la República, como si fueran la sala de su casa o el cadalso de su terruño, para humillar, doblar y sobajar a un ciudadano.
Dicho lo anterior, aquí le cuento la verdadera historia, que, a manera de primicia, publiqué en un post en X.
Aunque primero un güisquito
Contexto: Hace aproximadamente siete meses, en septiembre de 2024, un abogado privado increpó al senador (así en minúsculas) Gerardo Fernández Noroña en uno de los salones VIP de American Express en la T2 del AICM. Este ciudadano básicamente insultó y criticó al senador por sus incongruencias y el evento se volvió viral. Changoleón, Fernández Noroña, sintiéndose dueño de su puesto y de los recursos del Senado, instruyó para que el departamento jurídico de esa cámara desviara recursos materiales y humanos, presentara una denuncia contra el abogado en la FGR, aun y cuando no fue un hecho sucedido en ejercicio de sus funciones. Nacho Mier no nos dejará mentir, pues lo mismo dijo para defender a su diputado morenista cuando éste violó a un menor de edad.
El delito de Noroña es peculado, al usar al jurídico del Senado como su despacho personal y las instalaciones como su guillotina.
Tres doritos después
El 15 de octubre de 2024, Noroña se vanaglorió en sus redes sociales de que el abogado le mandó una carta de disculpa por lo sucedido y, sinceramente, creo que todo México creyó que ahí quedaría la cosa… pero no.
El resentimiento no tiene límite y menos aún pudor.
Para muestra, el lunes pasado, usando toda la maquinaria gubernamental, este ciudadano apareció acompañado de un abogado de paja y leyó una carta de disculpa ante el Señor de los Suelos (así le decían a Noroña en los 90 cuando se aventaba al piso para protestar, insultar e injuriar). Posteriormente, firmaron unos extraños documentos y trascendió que se encontraban ahí unos “facilitadores” de la FGR, haciéndole como aquellos interventores de la Secretaría de Gobernación que daban “fe y legalidad” a los concursos de Chabelo.
Dicho esto, acomódese bien, abróchese los cinturones, porque vamos a despegar hablando de culatas, primicias, lobos y ovejas. La actitud socarrona, satisfecha, perversa, soberbia y humillante de Noroña llamó la atención de todo México y generó un rechazo general de asco y repudio. O sea, el tiro le salió por la culata, ya que en vez de respeto, Noroña es hoy por hoy el servidor público más deleznable y despreciable de este segundo piso de la ‘4T’.
La opinión general fue de condena al exceso y se centró en la exhibición de un ciudadano arrodillado ante el poder de un servidor público que, en teoría, como legislador, ningún daño podría causarle.
Es aquí donde viene la primicia…
Mis fuentes del Senado, igual de asqueadas que yo, me dijeron algo que no pude creer y que nadie ha desmentido, siendo su servilleta la única que lo ha publicado.
Agárrese.
Todo el respetable se quedó con la imagen de que la disculpa y la firma del documento fueron por las injurias y reclamos que este abogado le hizo a su alteza cochinísima. Pero, ¡cómo la ve que no! Bueno, hasta yo sé que la injuria dejó de ser delito federal desde 1985… ¿Y entonces? ¿Qué hacía la FGR ahí?
Fuerte a pico de botella
¡¡¡Pues resulta que al señor este, Noroña le inventó una acusación de robo de celular en el aeropuerto, que es un delito que se castiga con una pena de dos a siete años de prisión!!!!
En otras palabras, la primicia es que Noroña no es una víctima a la que le pidieron disculpas, sino un senador gánster y extorsionador que usa las instalaciones del Senado para sus eventos calígulescos y que la FGR le hizo la segunda, como siempre lo hace cuando de pedidos ‘4T’ se trata. (Gertz Manero y Lozoya)
Carpetas y apretones a la carta.
¡Este es el México de hoy! ¿Estamos condenados a vivir entre lobos? ¿Eso nos hace ovejas?
A mí, no, y espero que a usted tampoco. ¿Qué persona, en su sano juicio, va a consultar a este abogado que se dobló con un infundio? ¿Al abogado de paja que no abrió la boca y sólo veía cómo trapeaban el Senado con su cliente?
Siga con el pico de botella
¿Qué hubiera pasado si este ciudadano, que juró al recibirse guardar y hacer guardar la Constitución, hubiera llegado a esa tribuna y hubiera exhibido toda esta trama de corrupción y extorsión?
Yo le voy a decir qué: Le hubiera hecho un enorme favor a la presidenta Sheinbaum y a México, y hoy contaría con su protección y la admiración de clientes y socios.
Baste decir, que el miércoles Claudia Sheinbaum pidió a Noroña que explicara cómo estuvo. Presidenta, le propongo algo mejor: por qué no invita al abogado a que le cuente a usted o a su consejera jurídica. Este hecho amerita una garantía de audiencia excepcional, por haber sido una vejación excepcional.
Con la frente en alto, como diría el papá ya bueno de mi abogado y abogada, Coello Trejo y Jovita Coello Zuarth, antes muerto que indigno.
Esto que digo, lo digo con la credencial de haber sido falsamente acusada por Emilio Lozoya Austin, hijo de Gilda y su impresentable padre, Lozoya Thalmann, e injuria da en la mañanera por López Obrador, y haberme plantado ante el poder y obstáculos de fiscalías y juzgados, así como de haber sacado la fotografía en el Hunan, que hizo que se cayera ese teatro dantesco de mentiras y simulaciones; vamos, tras haber demostrado el pacto de impunidad entre la FGR, el delincuente y la ‘4T’. Lo mismo que se nos pide a los periodistas, deberíamos pedirlo, de jodido, a los juristas. Y eso no nos vuelve lobos, nos vuelve perros pastores que cuidan a la gente que sólo busca vivir sin miedo, con paz.
No tenemos Inai, pero vamos a ver qué pasa. Voy a pedir por transparencia a Noroña y a la FGR los documentos que se firmaron en público, anunciados en público, en una oficina pública.
Le cuento pronto cómo me va… Y a ver qué hace Morena y la presidenta cuando se sepa de esta denuncia falsa para incriminar y coaccionar a un ciudadano del cual terminaron su honor, credibilidad y vida profesional.