Hoy, como lo he venido haciendo desde hace más de dos décadas, les traigo todos los pormenores de la Convención Bancaria.

Esta fue una convención muy diferente, de entrada porque fue por primera y última vez en el “lavadero” llamado Vidanta, del compadre del expresidente, pues como el anuncio de la Cherokee: “hijo todo lo que ves es nuestro y más allá”, porque no dio el ancho. No sólo por las largas distancias, personal rebasado y el gran tráfico de los carritos de golf para el traslado de convencionistas, que marcaron el disgusto de propios y extraños.
En la ABM estrenaron equipo de prensa y, oh mi Dios, un desastre.
La apuesta era si Sheinbaum, entre puro fifí, mantendría su crítica a Ernesto Zedillo y al Fobaproa, llevando a la señorita Fobaproa, léase Altagracia Gómez. Para comenzar a generar morbo les pregunto:
¿Quién fue el apestado de la convención?
¿Quién fungió como chambelán?
¿Quién fue abucheado?
La buena noticia es que los banqueros sí vieron y sintieron con una nueva y buena actitud tanto a Edgar Amador, secretario de Hacienda, como a la presidenta. De entrada, llegaron de nuevo con garantías de Nafin, que AMLO había quitado, y hasta con mejores tasas para las MiPymes. Ante lo cual, la ABM y la Secretaría de Hacienda firmaron un acuerdo para lograr que 30 por ciento de las pequeñas y medianas empresas tenga acceso a crédito.
Y aunque propios y extraños saludaban al morenista Sergio Gutiérrez Luna, quien fue al turismo legislativo, por atrás de él, hablaban mal, bueno, no, sólo hablaban realidades. De que personajes como él son despreciables por cómo han acabado con instituciones que tanto trabajo nos costaron construir y con la democracia y la transparencia.
Gerardo Fernández Noroña, haciendo gala de su nula educación, pues a pesar de que se lo pedían durante la inauguración esperando la llegada de la presidenta, no dejaba de cotorrear, con la srita. Fobaproa, Altagracia Gómez, y con Pablo Lemus, gobernador de Jalisco, quien llegó con lentes oscuros al evento ya nocturno. A la chorcha, obvio se sumó Francisco Cervantes, del CCE, quien repartió abrazos y palmadas como si él fuera el anfitrión, y sí, acertaron, él fue al chambelán de Altagracia. Como quinceañera sin chambelanes. Todo esto ante la mirada sorprendida de Raúl Martínez Ostos, de Barclays, el mismo que pudo ser el nuevo presidente de los banqueros, pero que fue vetado en Palacio Nacional.

En el otro extremo de la larguísima mesa del presídium -por cierto con sólo ¡tres! mujeres- estaba, solitario, más bien apestado, Jesús de la Fuente, presidente de la CNBV. Algunos dicen que finalmente estaba escribiendo su renuncia, otros menos optimistas que sólo estaba jugando gato. Porque una vez más, como el año pasado, lo sacaron del programa inaugural. ¡Ouch! Las imágenes dicen más que mil palabras, y vean cómo jaló a la presidenta para obligarla a saludarlo. Ah, su discurso fue de pena ajena.



Vendiéndole chiles a Clemente Jacques
Sheinbaum y su secretario de Hacienda, como acostumbran, dieron sus otros datos y aunque juraron y perjuraron que la economía de México está bien, se pueden imaginar lo que todos los presentes estaban pensando de ellos.
La gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez, arrulló al “respetable” con 40 minutos del mensaje más aburrido que ha dado en su vida. ¡Y eso que advirtió que no hablaría mucho por el periodo de silencio previo a su reunión de política monetaria! Sin embargo, hay que reconocerle que, a pesar de que nadie, ni el presídium, le ponía atención, ella se mantuvo firme. Ojalá que así sea también para controlar la inflación, el tipo de cambio y el incremento de las reservas internacionales.

El secretario de Hacienda, Edgar Amador, despertó a todos con ira y un ¡íralo!, al asegurar -inhalen y exhalen- que los ingresos han subido gracias a que ha aumentado la recaudación… y todos comentaron al unísono y con ira: pues sí, si el SAT no ha devuelto un solo centavo a los contribuyentes.
En su discurso, Julio Carranza se despidió de la ABM, no sin antes presumir los logros de la banca en los últimos años, que presumía el mismísimo AMLO (no es broma). En el coctel de Banorte, algunos de los banqueros criticaron que Carranza no enfatizó los pendientes del gobierno con la banca, que no son pocos. Bueno -vaya por un fuerte doble-, y cómo no mencionar el agradecimiento a su esposa y familia, que leyó ¡en el teleprompter!
La presidenta pidió recordar que es científica y se aventó un refrito del Plan México, con un mensajito de que los banqueros también comparten la visión de prosperidad compartida y, ojo, admitió el papel que tiene que jugar el sector privado para financiar los proyectos carreteros, portuarios y hasta petroleros.
La apuesta de la convención era si Sheinbaum hablaría sobre el Fobaproa. Y aunque no lo hizo en la inauguración el jueves, sí lo hizo en la mañanera del viernes, ya frente a sus incondicionales youtuberos y -recuérdenlo bien- sin la presencia de su asesora estrella, Altagracia Gómez, cuyo padre y familia se beneficiaron del rescate bancario con cuatro empresas. Les digo, ¡macrocongruentes en su decir y hacer!

La ABM regaló sombreros a los asistentes, aunque ni con eso Regina García Cuéllar logró contentarlos; José Miguel Domínguez todo el mundo te extraño.
Ahora bien, y aunque al traidor de Miguel Ángel Yunes lo abuchearon, confirmando en carne propia que su traición no se nos olvidó en 15 días, la nota se la llevó Emilio Romano, ¡así como lo están leyendo!

Ah, y les cuento que Marcelo Ebrard quería asistir con condiciones de lugar en el estrado y discurso, porque él es el runner un para la grande, pero el formato no lo dejaba porque es un evento de Hacienda y al final canceló de última hora.
El concierto de Matute, hijo de Lupita D’Alessio, ¡wow!
Ya como nuevo presidente del gremio bancario, no dudó en decir lo que otros callaron durante dos días en público: “sin un sistema judicial independiente no hay garantía para el cumplimiento del Estado de derecho”. Quihúboles: sin certeza jurídica jamás aumentará el crédito.
¡Así como lo están leyendo! lo que nadie se había atrevido a decir, en vísperas de la farsa de la elección judicial. Romano, el recién llegado mandamás de los banqueros, alzó la voz sin groserías, sin estridencias, sólo reflejando la realidad de este país, al contrario de la complacencia de otros representantes empresariales y de vaaaaaarios de sus antecesores, quienes hasta la hacían de ciegos, mudos, sordos, tapetes y cantantes y se emocionaban por el reconocimiento de AMLO!
Cada quien sus cubas.