El Globo

La osadía de Ucrania

El heroísmo de Zelenski radica en haber salido al mundo a pedir ayuda y reconocimiento. Recorrió países, la Unión Europea, pidió ayuda y respaldo internacional.

Existen muchas historias heroicas que narran la defensa de Ucrania frente a la criminal invasión rusa. Muchas que describen la valentía de un pueblo, su coraje, su pasión por defender su patria, su tierra y su derecho a existir como nación independiente.

Recordemos que por muchos años, siglos incluso —todo el imperio ruso— y después, durante los años de la Unión Soviética, Ucrania fue una provincia primero, y después una República de la Unión Soviética (URSS).

Con la caída de la Unión entre 1990-1991, las 15 Repúblicas Soviéticas se independizaron y han construído en poco más de 30 años, naciones más o menos independientes de la Federación Rusa.

Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, es el gran héroe en esta historia. No por comprender que su país por sí sólo no sobreviviría a la ofensiva invasora del Kremlin, sino por haber encabezado una defensa titánica al impedir que decaiga el ánimo nacional.

Se convirtió en un líder que dirigió la defensa del país, impulsó la resistencia, habló de agotar todos los recursos para impedir que les arrebataran su tierra, sus riquezas y su identidad.

En las locuras de Putin –que no son pocas– al tomar control del Dombás, la región más oriental de Ucrania que hace frontera con Rusia, decretó que todos los ciudadanos fueran declarados rusos, educados e instruidos en su país, pretendiendo arrancarles su orígenes ucranianos. Secuestró a los niños, los inscribió en escuelas rusas y eliminó toda costumbre, tradición o rasgo cultural ucraniano.

Es decir, la invasión no solo fue territorial y militar, sino además la imposición cultural de un pueblo sobre otro. Gran ironía, puesto que son pueblos hermanos desde la religión hasta la lengua.

El heroísmo de Zelenski radica además en haber salido al mundo a pedir ayuda y reconocimiento. Recorrió países, la Unión Europea, pidió ayuda y respaldo internacional.

Ganó un consistente apoyo que es directamente proporcional a la condena contra Rusia y contra Putin.

La gran batalla han sido las armas. Contar con el suministro suficiente de armamento de alta escala, para combatir el poderío mílitar ruso. Y hasta hoy, han aguantado, con enormes daños a su infraestructura, pero se mantienen sin capitular.

La ayuda estadounidense durante la era Joe Biden y de Europa ahora ha sido fundamental para detener, disminuir y neutralizar el avance ruso.

Los bombardeos invasores han resultado desastrosos para Ucrania, en términos de centrales energéticas, puertos, fábricas, minas y toda instalación industrial. Pareciera que el propósito de Putin es destruir Ucrania una vez que la abandone.

Pero Zelenski ha tenido la osadía de bombardear con drones instalaciones militares rusas. Este fin de semana, fueron atacadas varias centrales militares causando graves daños a las instalaciones del invasor.

Quién hubiera imaginado que más allá de defenderse, se podrían al contraataque como habían demostrado ya con pequeñas incursiones territoriales.

El ataque de este fin de semana replantea los términos del conflicto.

Putin se niega a un acuerdo de paz, como insistentemente ha presionado Washington y Donald Trump, bajo la premisa de mayores concesiones y exigencias, que para Kiev y Zelenski son inadmisibles.

El ataque de este fin de semana a cinco aeródromos rusos, inhabilitando o destruyendo aviones de ataque y bombaderos, puede resultar en la acción ofensiva más eficaz de Ucrania en dos años de conflicto. Las bases más lejanas que resultaron blanco del ataque, se encuentran a más de 4 mil 500 kilómetros de la frontera con Ucrania, algo de verdad impensable por la distancia, la logística, la capacidad para alcanzar esos objetivos sin ser detectados.

La sorpresa para Putin y sus mandos es significativa, porque exhibe al mundo entero, la vulnerabilidad del espacio aéreo ruso.

El ataque fue realizado con drones, operados presumiblemente desde Ucrania, pero con enorme precisión, destreza, y evidentemente con el equipo y la tecnología adecuada para concretarlos.

El Kremlin no se quedará de brazos cruzados. Han pasado las primeras 24 horas sin respuesta, reacción o siquiera una declaración.

El reporte ucraniano habla de 41 naves militares destruidas o semidestruidas, lo que implicaría un grave daño a la fuerza aérea que Rusia ha empleado para destruir Ucrania desde el aire.

Extrema audacia de Zelenski y su mandos militares que atacan al gigante de tú a tú.

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