El banderazo de salida para la revisión del T-MEC en 2026 se dio cuando el pasado 17 de septiembre los gobiernos de México y Estados Unidos (EU) publicaron sus respectivos avisos de inicio de consultas públicas. Canadá ya había empezado su proceso de consultas y lanzó una segunda ronda días después, así que la mesa está puesta para que los sectores privados, así como la sociedad en general, puedan pronunciarse sobre la operación del Tratado de Libre Comercio más importante para México.
A través de las consultas del T-MEC, decenas de miles de empresas, asociaciones, sindicatos, instituciones académicas y emprendedores en nuestra región tienen la oportunidad de opinar acerca de los beneficios que les brinda el T-MEC, y sobre todo, abogar por una revisión exitosa del Tratado y lograr que este se extienda por otros 16 años más como lo establece el texto del acuerdo.
Es importante entender lo que está en juego: se trata de un TLC con un valor de casi $2 billones de dólares para los tres países norteamericanos. El comercio entre México y Estados Unidos alcanzará probablemente los $900 mil millones de dólares este año, y el 83% de las exportaciones mexicanas tienen como destino el mercado estadounidense. Para entender la contribución del comercio internacional a la economía mexicana basta con señalar que nuestras exportaciones representan casi el 35% de nuestro Producto Interno Bruto.
En los poco más de cinco años que lleva en vigor el T-MEC, nuestro comercio con Canadá y con Estados Unidos no ha dejado de crecer. Inclusive ante la incertidumbre provocada por los aranceles que la Administración Trump le ha impuesto a México, las exportaciones manufactureras de nuestro país a EU siguen aumentando. Esto se debe en gran parte a la presión ejercida por las propias empresas estadounidenses, quienes a través de un cabildeo intenso lograron que la Casa Blanca aplique ciertas exclusiones de los aranceles para las exportaciones mexicanas que cumplan con las reglas de origen del T-MEC. Este es un beneficio que EU no le otorgó a otros países con los que también tiene en vigor TLCs, tales como Colombia, Perú o Corea del Sur.
Desde la negociación original del TLCAN a principios de la década de los años 90 quedó claro que el sector privado juega un papel fundamental en las negociaciones comerciales en América del Norte. En paralelo a las negociaciones entre gobiernos, el sector privado ha sido esencial para promover los beneficios del libre comercio y generar el apoyo político necesario para concretar y aprobar los tratados en México, Canadá, y Estados Unidos.
Recordemos que en 2017-18, el presidente Trump amenazó en repetidas ocasiones con salirse del TLCAN, y esto se logró evitar gracias a los esfuerzos de la IP estadounidense, que a lo largo de la negociación luchó para convencer a Trump de que la integración económica en América del Norte contribuye enormemente a la generación de riqueza y generación de empleo en Estados Unidos.
Hoy, más que nunca, se requiere de un esfuerzo conjunto de los sectores privados de Canadá, México y Estados Unidos para presentar evidencia contundente sobre los beneficios que brinda el T-MEC, y generar una masa crítica de sectores productivos a favor del Tratado.
¿Cómo podemos contribuir a esta labor desde el sector privado en México? De entrada, debemos presentar comentarios a las consultas públicas que ha abierto la Secretaría de Economía. Asimismo, tenemos que aprovechar los enormes lazos que las empresas mexicanas han desarrollado a lo largo de las décadas con sus clientes, proveedores, y socios estadounidenses, para convencerlos de que levanten la voz ante su gobierno y defiendan al T-MEC. Sobre todo, hay que entender que en Estados Unidos la discusión sobre el libre comercio siempre ha sido una batalla que se gana o se pierde a nivel local. Es por ello que debemos trabajar de la mano con las empresas estadounidenses para generar datos duros que demuestren, por ejemplo, los enormes beneficios para los estados del centro rural de Estados Unidos que dependen del mercado mexicano para sus exportaciones agrícolas; el empleo que se crea en la región del Midwest gracias a la integración de los clústeres automotrices de Ontario, Michigan, y el Bajío mexicano; o el potencial que existe para que el noroeste mexicano contribuya directamente al desarrollo de los semiconductores del futuro en el suroeste de Estados Unidos.
En la medida en que logremos que los empresarios estadounidenses se pronuncien a favor de la extensión del T-MEC ante sus diputados, senadores y gobernadores, será posible empezar a cambiar la narrativa proteccionista que ha dominado el discurso político en Washington en el segundo mandato del presidente Trump.
El T-MEC es absolutamente esencial para la competitividad de América del Norte. Una Norteamérica unida es una Norteamérica fuerte, y uno de los principales retos para el Gobierno de México y su sector privado será convencer a los tomadores de decisiones en EU de que la profundización de la integración económica en nuestra región es lo único que le permitirá a Estados unidos competir con éxito con China en lo que resta del siglo XXI.
Para contribuir a estos esfuerzos, los despachos de Agon en México, Akin Gump en EU, y GT en Canadá, hemos creado la Coalición para el Comercio de América del Norte (CNAT), una iniciativa trilateral cuyo objetivo es reunir a empresas, asociaciones, e instituciones académicas en los tres países para promover los beneficios del comercio en América del Norte y abogar por la extensión del Tratado. El CNAT no busca duplicar o competir con las grandes iniciativas que están desplegando organismos como el CCE, el COMCE, la US Chamber of Commerce, o el Business Council of Canada. Nuestra meta es sumar, con el fin de facilitar la construcción de una plataforma trilateral que permita desarrollar acciones coordinadas en los tres países y generar aliados que defiendan a capa y espada lo que hemos construido en América del Norte en las últimas tres décadas. www.coaltionfornorthamericantrade.com
Hoy en día, poca gente sabe que la economía del estado de Iowa depende enormemente de las exportaciones a México, o que las exportaciones de Illinois a México han crecido en 39% desde la entrada en vigor del T-MEC y ahora rebasan los $13 mil millones de dólares, convirtiendo a Illinois en el cuarto estado que más exporta a México. Justamente por eso necesitamos desplegar una campaña educativa a lo largo y ancho de la Unión Americana, que genere y difunda datos como estos para cada comunidad de Estados Unidos. Es un gran reto, pero ante la revisión del T-MEC, se trata de un reto en el que no podemos fracasar.