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Cosas que salieron mal III

En la alianza no todo fue derrota, también hubo quienes ganaron. ¿Quién? Marko y ‘Alito’, serán senadores.

La alianza. No quisiera salir aquí con aquello de que ‘se los dije’, pero sí, sí se los dije. Básicamente, una inconveniencia para el PAN de ir de la mano con el PRI y con el PRD. ¿El PAN debería apostar por sí mismo y tendría mejores resultados que era muy difícil ganar así? Pues claro, pero lo era más aliándose sobre todo con el partido que más rechazo genera entre los ciudadanos.

Claro, el ambiente opositor a AMLO –que, como bien pudimos constatar con los resultados electorales, se trataba más bien de un clima de opinión pública circular– no ayudaba a tomar decisiones sensatas. La pésima imagen pública de los dirigentes del PAN y del PRI era parte de la presión que se ejercía para demandar la alianza y una candidata o candidato de unidad. Como ha sido patente, a Marko y Alito eso les tenía sin cuidado. Entregaron el proceso y la candidatura, se sumaron hipócrita o cínicamente a la ‘expresión ciudadana’, se agandallaron las listas, se pusieron ambos en el primer lugar de la lista al Senado de su partido (o sea, seis años) y a algunos de sus leales en lugares relevantes, y salieron a la calle a manifestar su espíritu rosa ciudadano.

Por otra parte, los aliancistas radicales insistían en aquello de que ‘la unión hace la fuerza’, que si sumábamos los votos de aquí, más lo de allá, el movimiento sería imbatible, a pesar, subrayaban, de Marko y Alito. Una derrota de ocho puntos en el Edomex les pareció ejemplar y una señal de que se estaba muy cerca de derrumbar las murallas lopezobradoristas. Y claro, empezaron los problemas porque varios de los que le exigían a Xóchitl deslindarse de los partidos eran sus propios apoyadores. Al mismo tiempo, los adversarios de Morena la calificaban de ser la candidata del PRIAN. Total, que entre unos y otros atraparon a la candidata y la pusieron en una circunstancia en la que parecía que no quería ser candidata de lo que representaba. Un absurdo. Por el otro lado, Sheinbaum, que era candidata del partido más nauseabundo en el panorama, el Partido Verde, jamás recibió señalamiento alguno por ser la candidata de esa expresión de la inmoralidad y la basura política. Ya en el último tercio de la campaña, Gálvez encontró la forma de no negar a los partidos, básicamente su militancia, que son quienes hacen las campañas, y poner su acento ciudadano.

Si desde hace años el PRI es el partido más rechazado, la peor marca, resulta muy difícil pensar que va a ganar quien representa a ese partido. Eso digamos que se puede entender fácilmente. Si se quiere tumbar a alguien que tiene un liderazgo potente y tu oferta es el pasado más detestado, es complicado, por decirlo de alguna manera. De cualquier forma, al PRI le fue muy mal. En votos presidenciales quedó en cuarto lugar, pues Movimiento Ciudadano tuvo más. Los datos son contundentes: en la competencia presidencial en 2012 tuvieron 28.9 por ciento; en 2018,13.3 por ciento, y en 2024, 9.5 por ciento. En Diputados, en 2012 tuvieron 207; en 2018, 84, y en 2024 se calcula 51. En Senadores, en 2012 fueron 52; en 2018, 13, y en 2024 se calculan 17. El PRI será la quinta fuerza legislativa en la Cámara de Diputados. Con ese aliado estaba difícil llegar lejos.

El otro aliado, el PRD, ha perdido el registro. Murió. Adiós. Bye. Ciao, è morto. Kaput. No alcanzó en esta elección el mínimo de votación para mantenerse como partido político. Ese fue el otro socio en la mesa.

Como se ve, ¿qué podía salir mal?

Sigo sin entender qué creía el PAN que obtendría en esa alianza. Sus votaciones son las más bajas de su historia. En presidenciales en 2012, 25.4 por ciento. En 2018, 17.3 por ciento, y en 2024, 16 por ciento. En diputados y senadores también son los peores resultados.

Aunque no todo fue derrota en la alianza. También hubo quienes ganaron. ¿Quién creen? Marko y Alito. Serán senadores de la República.

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