La inteligencia artificial (IA) se percibe en forma generalizada como una alternativa de valor al servicio de distintas actividades. En un escenario pesimista, la IA se entiende como una amenaza a la subsistencia de actividades y ocupaciones en diferentes sectores.
Pero ¿qué hay en relación con los consejos de administración de las empresas?, ¿cómo se están preparando los consejeros en lo individual?, ¿qué están analizando los consejos en relación con la posibilidad de contar con herramientas para la preparación óptima de los temas a tratarse y la toma de decisiones informadas?
Recientemente fue publicado un artículo acerca de la utilización de herramientas de IA en los consejos de administración (How Pioneering Boards Are Using AI, Stanislav Shekshnia y Valery Yakubovich, Harvard Business Review, julio-agosto 2025).
Los autores organizaron grupos focales con más de 50 presidentes de consejos, presidentes y vicepresidentes de comités de empresas públicas y privadas en Europa, Asia y Norteamérica.
La mayoría de los consejeros reconocen el valor de la IA como herramienta de productividad personal y su papel en operaciones corporativas, pero evitan utilizarla para mejorar el rendimiento del propio consejo.
Hace poco más de una década se implementó un truco al hacer participar a un bot de IA en una sala de consejo. Al paso de los años y la evolución de la IA estamos cerca de que esto se convierta en realidad.
En el mejor de los casos, los consejos se reúnen cuatro veces al año. Los consejeros normalmente forman parte de más de un consejo y están llamados a tomar decisiones relevantes para las organizaciones en cuyos consejos participan.
Un estudio en 17 países en Europa arroja que la brecha de información entre consejeros y ejecutivos de la empresa es un desafío constante en los consejos de administración.
El reto para los consejeros consiste en absorber grandes cantidades de información con la que no cuentan, a diferencia de los ejecutivos que se desempeñan diariamente en la empresa. La IA puede ayudar analizando datos y descubriendo patrones y tendencias relevantes.
Pocos consejos de administración practican la planificación y el análisis de escenarios reales, dado que dicho ejercicio podría resultar complejo ante recursos limitados del propio consejo. La IA puede identificar y evaluar rápida y eficazmente cambios en variables subyacentes y estimar su efecto probable en el valor de la empresa.
Otros casos de análisis a cargo de Shekshnia y Yakubovich se refieren a la IA como apoyo en mejorar la dinámica seguida en las reuniones del consejo (sugiriendo que tal o cual consejero se administre en el uso de la voz, que se eficientice llegar a conclusiones estructuradas y concretas, y se evite el uso de expresiones redundantes o que fracturen la dinámica de la reunión).
La participación de un robot de IA en el consejo es el siguiente paso y de hecho ha comenzado a suceder, por ejemplo, en Medio Oriente. Una empresa pública nombró recientemente a un bot como observador de la sesión, con voz, pero sin voto, registrando incluso sus participaciones en el acta de la reunión.
Las preocupaciones citadas con mayor frecuencia en los grupos focales analizados tienen que ver con fugas de información, sesgos en las muestras (con base en información de moldeo de la herramienta) y riesgos de anclajes en el pasado (confiar en recomendaciones de IA basadas en datos anteriores, lo que podría condenar al consejo a repetir errores históricos de la empresa).
Son pocos todavía los consejeros capacitados en el uso de IA y consecuentemente muchos se sienten frustrados al involucrarse con esta tecnología.
Esto requerirá de un proceso de alfabetización digital y, seguramente, de evolución en las competencias de los consejeros del futuro.
Cada riesgo tiene mitigantes que irán depurándose conforme el mercado evolucione, pero es un hecho que la IA ofrecerá cada vez más la posibilidad de tomar decisiones inteligentes y rápidas, permitiendo a las empresas adelantarse a la competencia.
Este es uno más de los fascinantes desafíos en la relación entre IA y empresa, incluyendo la evolución y la perfección de las herramientas de gobernanza.
En este, como en otros temas, el derecho está llamado a evolucionar y fomentar la innovación y el desarrollo de herramientas eficientes para la toma de decisiones, amortiguando su impacto en principios fundamentales que deben seguir acompañando a las empresas como entes de interés general.