Geoeconomía

El TMEC como elemento de seguridad nacional

El plan de Donald Trump coloca la seguridad económica al centro y anticipa una renegociación del TMEC con posibles acuerdos bilaterales ante diferencias con México.

Desde la campaña presidencial, Trump dejó en claro que la política comercial de su gobierno sería un elemento clave de su política de seguridad nacional, la que a su vez sería uno de los principales filtros para tomar decisiones durante su administración. La Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), publicada este jueves, destaca que la solidez de la seguridad económica es fundamental para la seguridad del país y el logro de los objetivos del gobierno, por lo que la renegociación del TMEC, que regula la relación con los dos principales proveedores de la economía estadounidense -y quienes representan el 26.5% de las importaciones totales de ese país- tendrá que apegarse a los principios de este documento.

El concepto de seguridad nacional es más amplio para Estados Unidos que para el gobierno mexicano, destacando el papel que juegan la economía, el comercio internacional, la inversión, los mercados financieros, la energía y el ciberespacio. La Ley de Seguridad Nacional define el concepto como las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano que conlleven a la protección de la nación frente a las amenazas y riesgos que enfrente el país, la preservación de la soberanía y de la democracia. Sin embargo, entre las amenazas que pudieran atentar en contra de dicha seguridad no se incluye ninguna de carácter económico, como la disrupción a las cadenas de suministro, cuando el 75% de los bienes que importa México son insumos y bienes intermedios; ataques en contra del peso; o una drástica caída en la captación de nuevos proyectos de inversión.

La ESN establece que Estados Unidos, una vez tomado control de sus fronteras y reducido el flujo de migrantes ilegales, deberá hacer todo lo necesario para preservar su economía como la más fuerte del mundo; desarrollar la base industrial más robusta; aumentar la producción de energía; preservar el dominio del dólar y de su sector financiero a nivel mundial; contar con el sector energético más productivo e innovador; y tomar las medidas para asegurar seguir siendo el país más avanzado en ciencia y tecnología.

En este sentido, resulta indispensable balancear nuevamente el comercio con el resto del mundo, para lo que se requiere la aplicación de aranceles; asegurar el acceso a cadenas de suministro e insumos considerados estratégicos, como los 52 minerales denominados “críticos”; reindustrializar al país atrayendo inversión para la creación de empresas, a pesar de que ello genere roces políticos con otras naciones; restablecer el liderazgo mundial en la producción de energía y el control sobre los mercados energéticos; enfrentar las amenazas de los países que atenten contra el dólar; promover la producción a nivel internacional utilizando las normas y la tecnología estadounidense y no la de la Unión Europea o de China; e invertir en tecnologías emergentes para asegurar el liderazgo de Estados Unidos en el desarrollo de la inteligencia artificial, la biotecnología y la computación cuántica.

Para alcanzar todos estos objetivos, resulta necesario renegociar varios de los 14 tratados de libre comercio con que cuenta el país, especialmente el TMEC, de manera de revertir el déficit comercial, en especial con México y Canadá, y negociar acuerdos que permitan el acceso a los minerales críticos de otras naciones y que generen compromisos de inversión directa en el corto plazo. A su vez, estos acuerdos jugarán un papel muy importante en el desarrollo y fortalecimiento de canales de influencia con otros países.

En este entorno, el gobierno mexicano tiene que tener presente que, a pesar de que México y Canadá sean los principales proveedores de la economía estadounidense, la intención del gobierno de Trump de fortalecer su dominio en todo el hemisferio y la enorme diferencia en la agenda de seguridad nacional de ambos países con Estados Unidos, aumenta la posibilidad de que el TMEC se convierta en tres acuerdos bilaterales, o que al menos, como lo he comentado en este espacio en otras entregas, el nuevo acuerdo tenga una sección trilateral donde estarán las reglas de comercio, los procesos aduaneros y las políticas que los tres países habrán de seguir en común, como por ejemplo ante China, y que el resto sea negociado de manera bilateral. Y buena parte de ello dependerá de que el gobierno mexicano pretenda mantener vigentes las políticas que generaron más de 50 barreras no arancelarias que han restringido el comercio y la inversión.

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