Geoeconomía

De regreso a los 80s

El Representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, declaró ante el Club Económico de Nueva York que el nuevo tratado tendrá algunos capítulos trilaterales, pero que en su mayoría será de carácter bilateral.

Se dice que George H. W. Bush propuso a Carlos Salinas la negociación de un tratado bilateral durante la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en enero de 1990, similar al que Estados Unidos firmó con Canadá en 1988 y que entró en vigor un año después. Otras fuentes indican que Salinas hizo la propuesta en una llamada telefónica a mediados de ese año. Cuando ambos países estuvieron de acuerdo en llevar a cabo la negociación, el gobierno de Brian Mulroney solicitó formalmente, el 5 de febrero de 1991, incorporarse al proceso y así evitar ver mermadas las ventajas que había logrado con el gobierno de Ronald Reagan.

Aunque Canadá, Estados Unidos y México iniciaron consultas públicas de cara a la renegociación del TMEC, hay señales que no se pueden ignorar que apuntan a que el tratado dejará de ser un documento trilateral y se convertirá en dos acuerdos bilaterales con el gobierno de Trump, con lo que los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Mark Carney tendrán que negociar un nuevo instrumento que rija la relación entre ambos países, la que este año puede superar los 33,375 millones de dólares, esto es, un incremento del 4.5% respecto al año pasado. Aún así, Canadá no representa para México ni el 3% de su comercio total, de la misma manera que México no supera esa cifra para Canadá, a pesar de que Carney definió a México como un socio prioritario.

La semana pasada, el Representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, declaró ante el Club Económico de Nueva York que el nuevo tratado tendrá algunos capítulos trilaterales, pero que en su mayoría será de carácter bilateral debido a que la relación con Canadá es muy diferente de la relación con México, haciendo eco de la postura de varios líderes conservadores en Canadá, como el premier de Ontario Doug Ford. En el caso de Canadá, Trump quiere incluir seguridad energética, la provisión de minerales estratégicos canadienses, el gasto en defensa, la participación en el proyecto del Domo Dorado, la eliminación de barreras a las exportaciones de lácteos y el acceso de bancos estadounidenses a territorio canadiense.

Mañana Carney se reunirá con Trump en la Casa Blanca para continuar discutiendo la relación comercial entre ambos países, conversación que incluirá temas comerciales y de seguridad. Esta será la segunda visita a Washington del primer ministro canadiense desde que ganó las elecciones en abril y la tercera entrevista personal con Trump. La reunión se llevará a cabo luego que Estados Unidos tiene estancadas desde julio las conversaciones arancelarias que se venían realizando con el equipo de Dominc LeBlanc, quien declaró la semana pasada ante dos comités del parlamento canadiense que la relación comercial con Estados Unidos ha cambiado fundamentalmente y que no se debe esperar un regreso a las condiciones anteriores.

En poco más de tres semanas se cumple el plazo para que Trump anuncie si incrementará a México el arancel por fentanilo al 30%, mientras que la suprema corte no fallará sobre la legalidad de este gravamen hasta después del Thanksgiving. México tiene que atender varios frentes antes de renegociar el TMEC, que afectan su postura ante Estados Unidos: el arancel por fentanilo, los aranceles sectoriales al aluminio, acero, autos, cobre y ahora a los camiones pesados y las barreras no arancelarias, que son responsables en buena parte de que el Plan México no despegue, los temas fronterizos y de seguridad. Sin olvidar la falta de presencia en el Capitolio, que lo hace más vulnerable a los ataques de los republicanos.

Sheinbaum tiene que considerar que la diversificación de mercados es una tarea complicada y que lleva tiempo, pues el comercio está determinado en buena parte por la cercanía de los socios. Sobre todo para países como México, cuyas exportaciones son en su mayoría bienes intermedios, productos agrícolas perecederos y otros insumos para la producción. La solución a las fricciones con Trump no es alinearse con los BRICS, u otros países similares, porque son naciones con cuya producción competimos.

Estados Unidos representa el 62% de nuestro comercio total y la principal fuente de inversión extranjera, mientras que la inseguridad y la reforma judicial continúan evitando que lleguen nuevos proyectos de inversión al país. Si el TMEC se convierte en un acuerdo bilateral, México se encontrará en una posición más vulnerable al estar a merced de los caprichos de Trump, para lo que Sheinbaum tiene que empezar a generar un plan de contingencia acorde.

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