Como consecuencia de las tensiones generadas por la política arancelaria de Trump, resurgió entre un grupo de funcionarios del gobierno la idea de un nuevo acercamiento al grupo de los BRICS como una alternativa para vender nuestras exportaciones e incluso tener su apoyo en las gestiones que se tuvieran que realizar con Estados Unidos. El argumento tiene sentido desde la perspectiva de generar nuevos mercados y diversificar nuestras exportaciones. Sin embargo, son naciones por demás proteccionistas y que se han posicionado como un bloque opositor a Trump y al dólar, lo que nos pondría en una situación muy difícil.
Los BRICS es un grupo compuesto por diez países que promueve la cooperación política y económica entre ellos y que busca establecerse como una fuente alternativa de crecimiento al G7. No es una organización formal ni cuenta con un tratado que regule su comercio. Originalmente estuvo formado por cinco de las principales economías emergentes —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— a quienes se unieron en los últimos dos años Egipto, los Emiratos Arabes Unidos (EAU), Etiopía, Indonesia e Irán. Arabia Saudita, el segundo productor de crudo en el mundo, ha asistido a las reuniones del grupo desde 2023, pero sigue posponiendo su ingreso, al parecer, para evitar una confrontación con Trump.
Si tomamos las cifras del Banco de México del primer semestre del año, nuestras exportaciones a estos diez países representan el 2.56% del total, las importaciones el 24.2% y el comercio total el 13.4%. Sin embargo, China representa el 1.47% de nuestras exportaciones, 19.96% de las importaciones totales y el 80% del comercio total con este grupo. Si sumamos el comercio total con China (10.69%) al de Brasil (8.89%), India (6.35%), Indonesia (2.17%) y EUA (0.97%) tenemos el 98.4% del comercio total con este bloque. Por su parte, el comercio total en el primer semestre del año con Estados Unidos fue 61.6% y 2.6% con Canadá, a quienes exportamos el 86.7% de nuestra producción e importamos el 41.7% del total, en particular bienes intermedios.
Cualquier acercamiento con los BRICS requiere de una estrategia integral para encarar los problemas que tenemos con la mayoría de estos países. El más importante es el déficit de casi 57,535 millones de dólares con China, el mayor que tiene el país y que no ha dejado de crecer en casi dos décadas. Además, China es el país que representa el mayor número de casos por prácticas ilegales comerciales y de reclamos relacionados con la propiedad intelectual que ha enfrentado la industria mexicana y que además requerirá de un tratamiento especial durante la renegociación del T-MEC.
México tiene déficits comerciales con todos los miembros de los BRICS por un total de 67,351 millones de dólares. Destacan los casos de Brasil (3,472 millones de dólares) y la India (3,483) por las barreras no arancelarias de ambos. México y Brasil han intentado negociar un tratado de libre comercio en varias ocasiones, pero en todas ellas el sector privado carioca se opuso en buena medida porque ambas economías son competidoras y no complementarias. Las relaciones comerciales entre ambos países están reguladas por acuerdos parciales en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración, donde ambos países han tenido enfrentamientos. Ni Lula ni Sheinbaum son líderes que estén comprometidos con el libre funcionamiento del mercado, por lo que las perspectivas de un acercamiento comercial entre ambos países son malas.
Por otro lado, aunque el comercio total con Irán en el primer semestre fue de 1.3 millones de dólares, el menor entre los miembros del grupo, cualquier contacto con este país está sujeto al minucioso escrutinio de Washington. Raymundo Riva Palacio ha detallado en su columna la manera como López Obrador generó un acercamiento con el régimen del ayatola Ali Jamenei, que incluso le inyectó dinero a su campaña en el 2006. Y a este problema podemos agregar el que una mejor relación con los BRICS podría implicar el apoyo a Rusia y a la invasión a Ucrania y el que la mayoría de estos gobiernos no son democráticos, poniendo en entredicho la postura mexicana.
Para que funcione, el comercio tiene que operar en base a las ventajas, tecnología y dotación de recursos de cada país, no de su ideología. No olvidemos que Trump mantiene en curso investigaciones sobre madera, semiconductores, productos farmacéuticos, minerales críticos, camiones pesados, aviones y partes, drones y polisilicio para aplicar nuevos aranceles este año.