Hay quienes creen que Walmart es una sola criatura que respira al mismo ritmo en Arkansas y en Ciudad de México.
Pero basta revisar un par de gráficas para descubrir que la historia es otra.
Mientras la acción de Walmart Inc. en Estados Unidos vive un ascenso casi pedagógico —de esos que se enseñan en una clase de inversiones para explicar lo que significa “momentum”— su hermana mexicana, Walmex, avanza con una mezcla de trote, pausa y cansancio ocasional.
El contraste es tan evidente que obliga al menos un par de preguntas incómodas: ¿qué está frenando a Walmex? ¿Va a reponerse el gigante de los supermercados mexicanos?
Bloomberg lo muestra sin maquillaje: en cinco años, Walmart Inc. pasó de unos 50 dólares a tocar 109, duplicando su valor con una pendiente que solo se ve cuando una empresa ejecuta bien en un entorno que la necesita.
La economía estadounidense colocó a Walmart en el centro del consumo de bajo precio justo cuando la inflación asfixiaba a las familias.
La compañía respondió con tecnología, logística, e-commerce y un liderazgo que —según los analistas del grupo financiero inglés Barclays— dejó al director de Walmart, Doug McMillon, “saliendo en su punto más fuerte”.
Esa transición, dice Barclays, será suave. Walmart Inc. está “en buenas manos”. Y el mercado se lo cree.
En México, la historia es más terrenal. El gráfico de Walmex parece un electrocardiograma: picos, caídas, recuperaciones tímidas.
La acción hoy vale prácticamente lo mismo que hace cinco años. Para una empresa dominante, eso no es precisamente música épica.
Barclays también tiene opinión. Reconoce que los resultados recientes estuvieron “en línea”, y que Walmex crece —sí— pero apenas alrededor de 4 por ciento.
En Centroamérica incluso un poco mejor. Pero la foto completa revela presiones: márgenes que no expanden, gastos operativos que aprietan, aperturas por debajo del modelo y un consumidor mexicano que no corre, camina.
La lectura es clara: Walmex está sana, pero no despegando. Opera bien, pero sin el viento a favor que impulsa a su matriz.
Mientras en Estados Unidos Walmart recibe un premio por ejecutar en un mercado obsesionado con la eficiencia y la escala, en México la empresa enfrenta un entorno menos vibrante, más sensible al crédito caro, al consumo prudente y a la inflación que pesa en los bolsillos.
El consumo privado en México avanza, sí… pero a cuentagotas. Septiembre y octubre mostraron dos meses avanzando en cámara lenta: apenas 0.1 por ciento de crecimiento, según datos oficiales.
En la comparación anual hay un pequeño respiro —2.2 por ciento en octubre— pero nada que permita presumir una recuperación.
Congruentemente, las ventas de la ANTAD subieron 2.6 por ciento en octubre, nominalmente, insuficiente para llamar a fiesta.
¿Puede reponerse Walmart en México? Sí. Walmex tiene lo que otras empresas desearían: tamaño, capilaridad, marcas fuertes, e-commerce funcionando y un mercado que, aunque lento, no está roto. Además, ejecuta cambios, incluso una estrategia para ofrecer servicios financieros, ahora bajo el mando del nuevo director Cristian Barrientos, que aplica “inversiones en precios en México”, de acuerdo con el director de finanzas de la compañía global, John David Rainey.
Pero para recuperar vuelo necesita más de lo que hoy vemos: expansión real de márgenes, una historia creíble de crecimiento en digital y, sobre todo, un consumidor dispuesto a gastar.
Por ahora, mientras la matriz brilla, Walmex simplemente resiste.
Y quizá esa sea la historia que se ve poco: dos empresas hermanas, viviendo realidades distintas.