Aquí puedes escuchar a Jonathan con esta columna Parteaguas en tu Iphone. También disponible en Spotify, aquí.
A todo pueblo llega su hora. Todos encaran encrucijadas que brindan una oportunidad de definir un nuevo rumbo para su gente. Una opción es dejarla pasar y otra es abrazarla.
Esa coyuntura ha caído a la población de Yucatán y a su capital, Mérida.
A partir de este mes, los yucatecos podrán criar un nuevo tipo de “delfines”, empresas distintas de los sorpresivos unicornios que llenaron las redes sociales al inicio de la década.
Para entrar al tema conviene describir el terreno que están pisando los meridanos.
Los estados vecinos, Campeche y Quintana Roo, enfrentan una crisis económica producto de la caída en la actividad petrolera y del turismo que mueve a esas entidades, respectivamente. Ahí hay menos dinero que el año pasado.
La actividad económica campechana se desplomó 13.4 por ciento y la de Quintana Roo bajó 9.6 por ciento durante 12 meses contados hasta junio de este año, de acuerdo con el INEGI.
Son los dos estados más afectados por la desaceleración económica de México.
Paradójicamente, la misma fuente registra todavía un crecimiento económico de 1.3 por ciento en Yucatán en ese periodo, pero es un número distante del 4.1 por ciento de un año antes.
Ese cambio representa un claro aviso: terminó la construcción del Tren Maya, la venta de inmuebles concluyó un ciclo de bonanza y todo eso ocurre dentro de una ola de incertidumbre provocada por cambios de reglas en México y en Estados Unidos.
No hay a la vista vías importantes de crecimiento económico para los yucatecos, por el momento. Por eso deben construirlas.
Empresarios y emprendedores locales son entrenados a partir de este mes y durante dos años por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), universidad que compite con Harvard en el área metropolitana de Boston.
La institución anunció el arranque del Cohorte 12 de MIT REAP para el cual Yucatán fue seleccionado junto con regiones como Zúrich (Suiza) y Paraná del Norte (Brasil).
Se trata del Regional Entrepreneurship Acceleration Program, que involucra a un equipo con representación de universidades, gobierno, corporativos, inversionistas y emprendedores.
Arrancaron antes, en cohortes previos, estados como Nuevo León y Veracruz; pregunten en el ITESM o a Victor Moctezuma, de Ilab, para fines jarochos. En Yucatán, busquen a Regina Garza, de Área 71.
¿Qué significa esto para la comunidad de startups y fondos de riesgo en Mérida?
El MIT REAP ayuda a ciudades y regiones a diseñar su estrategia de innovación y emprendimiento con datos, metodología y acompañamiento directo de miembros de la institución educativa estadounidense.
El equipo diagnosticará el potencial real del ecosistema; diseñará una estrategia para acelerarlo y lanzará programas y políticas concretas para que haya más emprendedores, más inversión y más impacto.
Esto último es relevante. Persiguen proyectos que generen alta innovación y valor agregado, negocios con potencial de altos márgenes… “delfines”, que a diferencia de los “unicornios”, suelen permanecer sumergidos y fuera de la vista durante años.
Algunos de estos eventualmente saltan al mercado global con un alto valor que puede superar los mil millones de dólares. El MIT espera que muchos alcancen un valor de un billón de dólares (one trillion).
Hay una clave: el REAP insiste en apostar en actividades oriundas de cada región, en sus fortalezas. Vaya, difícilmente surgirá en Yucatán competencia seria para Microsoft o Nvidia.
Pero sí probablemente, una empresa que comercialice fibras naturales en compuestos de última generación para la producción de vehículos o androides ligeros; mexicanos como Joaquín Castillo Lara y Emmanuel Flores Johnson trabajan al respecto.
Otra mexicana, Liliana Alzate Gaviria, fundó Aquox, que vende generadores de energía a partir de fosas que capturan residuos orgánicos de las descargas domésticas, antes de que alcancen los cenotes; tecnología útil en el ambiente aeroespacial.
Son ejemplos, el REAP es agnóstico y no descarta fintech o intentos disruptivos, digamos, como el de Lalo Macías, un emprendedor que ante la baja mundial de lectores permite con una aplicación que ustedes conversen con personajes de historias conocidas como la de Alicia en el País de las Maravillas.
Todos ellos son innovadores locales. Ahora Yucatán comienza un camino de profesionalización que ayudará a detonarlos.