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¿Elon Musk quiere zafarse de los coches?

Ustedes que saben de negocios, hagan números. Por cada 100 dólares que cobró, GM entregó 5.50 dólares a sus accionistas; Ford, 3 dólares y Tesla, 4 dólares de utilidades netas.

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Algo que a veces pasa de largo es el mal negocio que representa fabricar coches y pese a ello, muchos gobernadores pelean por traer una planta a México, aunque vengan a pagar poco.

Esta semana Wall Street tuvo la confirmación del rumbo que toman las cosas, a partir de las cuentas que entregaron las tres empresas automotrices más importantes de Estados Unidos: Ford, GM y Tesla. Todas dejan ganancias, claro.

Pero ustedes que saben de negocios, hagan números.

Por cada 100 dólares que cobró, GM entregó 5.50 dólares a sus accionistas; Ford, 3 dólares y Tesla, 4 dólares de utilidades netas.

Claro, venden miles de millones de dólares y es el volumen el que satisface a los dueños de sus acciones, repartidos por todo el mundo gracias al mercado de valores.

Incluso vender tortillas puede ser relativamente más rentable; la mexicana Gruma entregó 8 dólares por cada 100 facturados. Una empresa verdaderamente rica como Microsoft entrega 36 dólares libres de polvo y paja a sus dueños, por cada 100 que cobró.

¿La razón de las bajas utilidades automotrices? Ustedes pueden verla en la calle. Hace tiempo que los coreanos y los chinos entraron al mercado con una eficiencia militar en su producción y tiraron los precios de los coches.

Hyundai, KIA, BYD… todos compiten por entregar alta calidad a cambio de bajas tarifas.

¿Qué les queda a los estadounidenses? En algunos casos, algo que se aproxima a la humillación. Esta semana, el director de Ford, Jim Farley, agradeció al presidente Donald Trump que estableciera tarifas a extranjeros, para que él pueda vender camionetas en su país.

Con ventajas para Ford y otros estadounidenses, claro, independientemente de la suerte de sus clientes que probablemente terminan pagando más por una pickup.

Pero, atención México. El equipo de Farley también se enfoca en la eficiencia.

Su director de operaciones, Kumar Galhotra, presumió nuevas negociaciones con sus proveedores para reducir costos y también el uso de la inteligencia artificial.

¿Para qué la usa? Compartió un par de ejemplos: cambiar rápidamente el formato de sus máquinas a fin de producir distintos vehículos de un momento a otro. Es un proceso llamado Computer-Aided Design (CAD), que fue riesgoso y tardado en el pasado, lo que impactaba el volumen de producción.

Además, 900 cámaras vigilan todo el tiempo las líneas productivas para detectar automáticamente fallas de calidad.

Estas nuevas herramientas le brindaron otro trimestre de mejora en costos a Ford, que apunta a ahorros por mil millones de dólares este año, de acuerdo con Galhotra.

Es el nombre del juego: eficiencia permanente y tan inmediata como sea posible.

En otros tiempos los gerentes tuvieron un trimestre para mejorar procesos. La llegada de la IA cambia esos tiempos a días, o semanas. Esas reglas aplican para México.

¿Si ustedes van a entrar en esa dinámica, apostarán a productos de bajas ganancias, como las autopartes?

Pueden tomar a Elon Musk como ejemplo del rumbo que toman las cosas.

El coche del que más habla es en efecto un robot con ruedas llamado Robotaxi, que viene presumiendo desde hace años. El producto que más le entusiasma es un androide, que asegura, será fácil de confundir con un humano y que podría salir al mercado el año próximo.

“Estamos a punto de lograr algo realmente extraordinario con Optimus, que creo que probablemente será, o tiene potencial de ser, el producto más grande de todos los tiempos”, dijo a analistas financieros en torno a su humanoide.

“No conozco ningún programa robótico de Ford, GM ni de ninguna de nuestras compañías automotrices estadounidenses”, agregó, para luego advertir que sus plantas pueden virar hacia la producción de robots.

Musk enlistó sus ventajas para ese efecto que incluyen su “IA del mundo real”, capacidades excepcionales de ingeniería eléctrica y mecánica, y la posibilidad de escalar la producción.

Norteamérica, con todo y México, entra en una nueva dinámica de cambio acelerado, en donde los nuevos productos y la flexibilidad deben ser considerados parte de una actividad diaria, no de “proyectos anuales”.

Ahí es en donde están los ahorros y las verdaderas ganancias, y para allá no vamos… ya estamos.

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