Parteaguas

Walmart y OXXO: los nuevos ‘banqueros’ del barrio

Esas empresas afinan su estrategia para aprovechar la máxima tecnología de la inteligencia artificial para cambiar el comportamiento de sus clientes y también tomar un pedazo del negocio a los banqueros. 

Aquí pueden escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas. También disponible en Spotify.

Seamos francos. Este año las cosas se mueven lento. Gracias a la incertidumbre creada por políticos locales e internacionales, hay pocas inversiones y coqueteamos con el estancamiento.

Pero esta calma podría confundir a banqueros que gozan de una estabilidad laboral incluso en años de crisis; también a proveedores de Walmart y otros minoristas que serán directamente impactados por una desesperada lucha de estos negocios por elevar sus ganancias.

Esa empresa estadounidense y otras mexicanas, como el Grupo FEMSA, dueño de OXXO, afinan su estrategia para aprovechar la máxima tecnología de la inteligencia artificial para cambiar el comportamiento de sus clientes y también tomar un pedazo del negocio a los banqueros.

Si estos viven de prestar y cobrar comisiones para las compras de la gente, ¿por qué no quitarlos de en medio y quedarse con esas ganancias?

Cada vez que ustedes pagan en caja con tarjeta, hay una cadena de intermediarios que se queda con entre uno por ciento y 3 por ciento del ticket: bancos, procesadores, redes de tarjetas. En un negocio de márgenes tan apretados como el de Walmart, eso es un lujo. Y esta empresa no suele dejar dinero sobre la mesa.

La compañía apenas entrega a sus accionistas tres dólares de cada 100 que cobra en caja en globalmente; sus negocios de México y Centroamérica les dan un cinco por ciento.

En este escenario nació Cashi, una app de pagos de Walmart. Permite pagar servicios, hacer recargas, comprar dentro de la propia tienda, y es previsible que ofrezca pronto tarjeta de débito y crédito digital. Es la semilla de una cuenta bancaria con otro nombre.

En otro mostrador, FEMSA avanza con Spin by OXXO, su billetera electrónica que ya tiene CLABE, tarjeta Mastercard y acceso a más de 20 mil tiendas para depósitos y retiros. Lo más relevante: este grupo reveló este año su nueva intención: conseguir la licencia bancaria.

Ambas compañías comparten un objetivo: quedarse con el negocio de consumo que antes pertenecía a los bancos. Ese segmento incluye tarjetas, créditos personales, nómina y depósitos.

Representa cerca del 40 por ciento de los ingresos totales de la banca mexicana y más del 60 por ciento de su rentabilidad. Es el dinero cotidiano de millones de personas: el sueldo, la tarjeta del súper, la transferencia del día.

Lo anterior ya representa una revolución. ¿Cómo llamarían lo que se supo ayer?

Walmart se asocia con OpenAI para que los compradores puedan adquirir sus productos directamente en ChatGPT, el chatbot.

No fue uno de los expertos en comercio electrónico como Amazon o Mercado Libre el que llegó primero a esa plataforma. Se atravesó un elefante.

Pronto los usuarios de ChatGPT en Estados Unidos podrán comprar productos de Walmart al instante y directamente. Los productos incluirán casi todos los disponibles en el sitio web de Walmart, excepto alimentos frescos.

Si Walmart conversa con sus clientes, detecta oportunidades e integra su propio medio de pago –Cashi en México, o Walmart Pay en Estados Unidos–, cada compra podría cerrarse dentro de su ecosistema, sin pasar por un banco.

No se trata solo de vender más, sino de poseer la transacción completa: la recomendación, el cobro y el crédito. En esa ecuación, los bancos quedan fuera del flujo.

El aviso no es solamente para banqueros. ¿Qué harán ahora los proveedores para promover sus marcas? Tendrán que adaptarse rápido.

Sus sistemas deben integrarse a plataformas conversacionales, actualizar inventarios en tiempo real y manejar pedidos más pequeños y frecuentes. Las devoluciones se volverán críticas: un error en una orden hecha por IA puede amplificarse en segundos.Y por primera vez, los algoritmos decidirán qué producto recomendar y cuál ocultar.

Los bancos, en cambio, enfrentan una amenaza silenciosa. Si las grandes cadenas capturan el flujo diario de pagos, microcréditos y depósitos, perderán justo la parte más rentable de su negocio. Deberán elegir entre competir o convertirse en la infraestructura que respalde a los nuevos banqueros del retail. El orgullo financiero podría volverse irrelevante frente a quien controla la conversación con el consumidor.

La frontera se está borrando. Walmart y FEMSA no fundan bancos, funden las fronteras entre comprar y pagar.

Durante años,los bancos vieron a las ‘fintech’ como la competencia. Tal vez miraban al lugar equivocado.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Quieren trabajo? Un momento, por favor, todas nuestras líneas están ocupadas
‘¿Hay preocupación en Europa sobre el Estado de Derecho mexicano? La respuesta es no’

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.