Parteaguas

‘De ser un país ensamblador, a ser un país creador’

Altagracia Gómez entiende que para generar dinero, el camino es la propiedad intelectual, es producir valor y para eso los mexicanos deben enfocarse en servicios y cosas propias, nuevas, que puedan cobrarse bien y entregar más utilidades.

Aquí puedes escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas. También disponible en Spotify.

La frase es de Altagracia Gómez, la principal asesora de la presidenta Claudia Sheinbaum, en materia de negocios:

“(El objetivo es) pasar de ser un país ensamblador a ser un país creador de propiedad intelectual”. Eso dijo ayer en México ante un foro de potentes inversionistas que en algunos casos tienen 100 mil millones de dólares en activos. Ya iremos a eso.

El punto importante aquí: Gómez sabe dónde está el dinero, y ya no está donde lo encontramos antes.

Entiendo que a algunos pueda chocarles la idea de menospreciar la manufactura mexicana, muy basada en doblar, soldar y atornillar fierros. Al final, nos puso en una mejor posición que al resto de Latinoamérica que sigue dependiendo del precio del petróleo, el gas o el cobre.

Pero ese negocio viejo es muy difícil ante la situación de empresas automotrices cada vez más pobres, debido a la creciente competencia. Ford apenas obtuvo una ganancia de cinco dólares por cada 100 que cobró hasta junio.

Dada esa tristeza no puede irle mejor a sus proveedores, a los que les pelea el precio.

La regiomontana Nemak, proveedora de ensambladoras, batalla con pérdidas netas desde el arranque del año. Y hablamos de una de las más importantes empresas de la pujante Monterrey, en donde crece la inconformidad por los bajos salarios en las fábricas.

Lo vieron venir en el regiomontano Grupo Alfa, que hace tiempo separó ese negocio de piezas para coches, del otro, Sigma Alimentos, que ustedes conocen bien por sus marcas Oscar Mayer, San Rafael o Fud, y que sí reporta utilidades.

Altagracia Gómez entiende que para generar dinero, el camino es la propiedad intelectual, es producir valor y para eso los mexicanos deben enfocarse en servicios y cosas propias, nuevas, que puedan cobrarse bien y entregar más utilidades. Lo sabe bien, por ejemplos como el de “Taruk”.

¿Se acuerdan? Hace dos meses, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, salió a presumir que su oficina recibió una llamada:

“Ya nos hablaron el otro día de Los Ángeles, para decir: ‘Oiga, vimos el anuncio de su vehículo de México. ¿Ustedes están haciendo los motores también?’ Sí (...) nos interesa el autobús, tenemos un programa pequeño (...) solamente vamos a necesitar del orden de 10 mil a 20 mil”.

Los fabricantes de Taruk lo presumen como el primer autobús 100 por ciento eléctrico diseñado y no solo ensamblado en México.

Involucró a la empresa Megaflux, al Conahcyt y a la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

Entre sus ventajas está su autonomía de hasta 350 kilómetros tras dos horas de carga.

¿Quién lo fabrica? Dina, empresa que forma parte del conglomerado bajo el control de Gómez. En el ámbito del diseño, fabricación y propiedad intelectual de autobuses eléctricos compite con la china Yutong, que reporta utilidades netas del 10 por ciento y como compañía ya vale casi 7 mil 700 millones de dólares, el triple respecto a hace tres años.

El secretario Ebrard defiende este proyecto de Dina, pero también el de Halcón 2.1 de Horizontec, una aeronave ligera deportiva diseñada y producida en Guanajuato, o el de Incell TX, una pequeña empresa mexicana que creó un tratamiento a nivel celular para impedir que el cuerpo rechace órganos donados. Eso es propiedad intelectual.

Pero claro. ¿Qué van a decir los gobernantes? Que todo va bien.

Lean lo que expresó ayer alguien que ni mexicano es: que México está frente a una oportunidad histórica para convertirse en un líder global en inteligencia artificial, digitalización y relocalización de inversiones, dijo el fundador de Vista Equity Partners, Robert F Smith.

“México tiene uno de los mejores ecosistemas de talento e ingeniería del mundo”, agregó en el contexto del North Capital Forum, organizado por la US Mexico Foundation.

No se trata de echar porras, sino de ver las oportunidades a la par de los problemas que abundan.

¿Cómo ayudar? Otro buen ejemplo se relaciona con Alfa. El hijo de uno de los directivos históricos del grupo también participó en el citado foro.

Dionisio Garza Sada usó su capital y el de otros inversionistas precisamente para formar un modelo de negocio que genera ingenieras, ingenieros y otro talento: Talisis, una red de escuelas como la U-Erre, la Unid, Harmon Hall. De eso escribiré pronto.

Hoy conviene discutir sobre el valor de ser un país creador, en vez de ensamblador.

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