Parteaguas

‘¿No saben que también en el espacio se toma café?’

Es una industria que fue eclipsada por el desastre de la guerra comercial que hoy domina las conversaciones; es un negocio que eventualmente llevará a algunos a otros cuerpos celestiales, y a donde va la gente, va el café. Ojalá que éste sea jarocho.

Aquí pueden escuchar a Jonathan Ruiz Torre con esta columna Parteaguas. También disponible en Spotify.

Nuestro nivel educativo es de secundaria, dice el INEGI, en promedio estudiamos 9.7 años. Eso puede explicar las prontas e infantiles reacciones surgidas ayer hacia una diputada jarocha a la que le cayó encima el juicio intelectual nacional.

Somos como un salón lleno de niños y nuestras bromas y chacoteo brindan señales sobre el futuro de la industria mexicana en el contexto global, en el que, como el tema nos da risa, ya hasta desaparecimos la Agencia Espacial Mexicana.

¿Qué más da? La industria espacial solo representa un negocio de 630 mil millones de dólares, cifra que de acuerdo con la consultora McKinsey, va a triplicarse en 10 años.

Yo no la conozco y sí, doña Victoria Gutiérrez Pérez puso mucho de su parte al no acomodar las palabras de un discurso que, bien ordenado, puede cobrar sentido. Esto dijo públicamente en el estrado la morenista perteneciente al Congreso del Estado de Veracruz:

¿Qué no saben qué significa la ciencia? ¿Qué no saben que también en el espacio se toma café? ¿Qué no saben que en toda la vida del ser humano se toma café? Y se ríen de la ciencia, se ríen de jóvenes que deberían de estar orgullosos porque aquí tenemos en Veracruz grandes científicos que tienen un proyecto, han hecho una nave espacial con manos veracruzanas para el espacio, para Marte y a ellos también yo les pedí que nos apoyen para demostrar que también en la ciencia y en el espacio también tiene que estar el aroma de nuestro café”.

Empecemos. Ella es una persona madura que creció en un México en el que ver a una mujer en actividades científicas fue una rareza. Lo suyo es el café.

Gutiérrez es presidenta de la Comisión Especial para la Atención, Seguimiento y Desarrollo de la Cafeticultura en Veracruz. Creo que ella quiere que astronautas beban café veracruzano porque le serviría para su promoción global. Por ahí va la cosa.

Ustedes tienen razón, no hay noticias acerca de la existencia de una nave espacial mexicana en este país que se concentra en construir un mini coche eléctrico.

Pero eso no significa que no existan distintos proyectos para llegar a Marte en otros países y que en estos sí haya mexicanos involucrados. No sé si son jarochos, pero mexicanos, sí.

Uno de los más destacados es Andrés Martínez, quien está dentro del Programa de la Luna a Marte de la NASA de los Estados Unidos. ¿Su cargo? Jefe de Dominio de Operaciones Independientes en la Tierra (EIO) en la Oficina de la Campaña de Marte de la NASA.

Otros son decenas de estudiantes de la UNAM involucrados en el Proyecto Colmena, a cargo de Gustavo Medina Tanco, consistente en la producción de un sistema de minería espacial que ya orbitó la Luna dentro de la nave Peregrine, haciendo algunas pruebas.

Me consta que hay cientos de jóvenes metidos en concursos de proyectos de diseño de dispositivos de habitabilidad en el espacio para humanos que ocupen la Estación Espacial Internacional que está en proceso de ampliación.

Unos prueban nuevos materiales, otros incluso diseñan una pelota que “reproduce” la gravedad, en ausencia de esta. Piensen en los ratos de aburrimiento que deben romper allá.

En esa incomodidad en la que hasta ir al baño es un reto, en efecto beben café con ayuda de dispositivos ideados precisamente por gente creativa que vende bien sus productos.

Lo preparan en una máquina llamada ISSpresso desarrollada por Lavazza y la empresa aeroespacial italiana Argotec, con apoyo de la Agencia Espacial Italiana. Ignoro de dónde son los granos que ellos llevan al espacio.

Lo que sí sé es que hay pocas compañías mexicanas que hacen negocio vendiendo partes para naves espaciales, como la regiomontana Frisa, fundada por Eduardo Garza T.

Chinos, estadounidenses y europeos están en una carrera frenética por llegar a la Luna, dominar sus recursos y usarlos para de ahí salir a Marte.

Es una industria que fue eclipsada por el desastre de la guerra comercial que hoy domina las conversaciones; es un negocio que eventualmente llevará a algunos a otros cuerpos celestiales, y a donde va la gente, va el café. Ojalá que éste sea jarocho.

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