Parteaguas

¿Deberían vender Labubu en el Oxxo?

Esta cadena de establecimientos propiedad del corporativo FEMSA, que este año batalla para aumentar sus ventas en México, lanzó hace unos meses un producto llamado ‘Llaveroxxo’.

Aquí pueden escuchar a Jonathan Ruiz Torre con esta columna Parteaguas (IOS). También disponible aquí en Spotify.

¿Tienen veinteañeros cerca? Pregúntenles cómo van con sus ahorros. Podemos discutir razones, pero hemos creado un mercado indeseable.

Se basa en un escenario que expone a los más jóvenes ante una realidad: batallan más que sus papás para comprar una casa.

Por eso, tal vez, compran figuras de Labubu para colgar en su mochila. O vasos térmicos Stanley, o un nuevo Iphone, en el mejor de los casos. Gastar mil o miles de pesos de vez en cuando supone una suerte de curioso bálsamo.

Si bien la pobreza se ha reducido en el país, eso no significa que haya sido creada una creciente clase media.

No, cuando el sexenio pasado las autoridades se centraron en crear nuevos diseños de los ‘héroes patrios’, en lugar de poner atención a las habilidades de cada egresado, para detonarlas y hacerlos prósperos.

No, cuando los salarios formales en promedio pagan unos 17 mil pesos mensuales, de acuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum, que es el precio mínimo que encontré ayer en sitios web, por la renta mensual de un departamento en la céntrica pero no lujosa Colonia Narvarte de la Ciudad de México. Ahí los depas no bajan de 5 millones.

La realidad nos deja en un escenario en el que los más jóvenes, incluso con estudios, consuelan en anaqueles su incapacidad de formar un patrimonio.

Unos compran un teléfono, otros productos de consumo o representaciones de personajes ficticios. Y ojo, no es culpa solamente del gobierno.

¿Conocen al personaje? Kasing Lung es el artista hongkonés que creó a Labubu, un elfo travieso de su serie “The Monsters”, inspirado en el folclore nórdico. Apareció por primera vez en 2015 como figura de plástico y a partir de 2019, Pop Mart comenzó a comercializarla de forma exclusiva.

La empresa se montó en el ascenso de la influencia cultural de Asia en Europa y América y en filas de jóvenes en condiciones similares de precariedad en toda esa enorme zona.

Porque lamentablemente no es un asunto solamente de México, aunque este país sirve para ilustrar cómo las sociedades de mayor edad están “aspirando” recursos a un volumen que deja en franca desventaja a quienes vienen llegando:

De los poco más de 9 billones de pesos con los que cuenta el presupuesto gubernamental este año, más de 2 billones de pesos se irán en pensiones para jubilados, y esa cifra solamente crece. Las empresas se adaptan o aprovechan las oportunidades que emergen.

¿Alguien se dio cuenta de que OXXO empezó a vender una versión, digamos, alterna de los personajes de Lung?.

Esta cadena de establecimientos propiedad del corporativo FEMSA, que este año batalla para aumentar sus ventas en México, lanzó hace unos meses un producto llamado ‘Llaveroxxo’.

Son llaveros “adornados” con una figura de plástico que alude distintos personajes: ajolote; lobo mexicano; mono araña; vaquita marina; chihuahua… fue un intento de llevar a la gente a las tiendas en un año que ha sido malo en el país para esta enorme compañía, cuyas acciones acumulan ya una depreciación de 20 por ciento desde mayo.

Y atención, que es de las pocas empresas mexicanas que en verdad fomentan la innovación. Ahora busca competir con su Spin en el ambiente financiero en el que van adelante el brasileño Nu y los argentinos de Mercado Libre.

Pero no hay señales aún de una ola de empresarias y empresarios mexicanos volcados al emprendimiento innovador, que puede proporcionar mejores márgenes de ganancia y mayores salarios.

Hay chispazos como el de Dina, que presume Taruk como el primer camión eléctrico diseñado en México y que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reconoció como un ejemplo de potencial exportación a Estados Unidos. Mejor, si estuvo involucrada Altagracia Gómez, representante de Dina y asesora de la presidenta Sheinbaum, en materia empresarial.

Significaría una señal de que emprendedores pueden conectar con universidades para crear productos, no solo “inventos”. Eso puede mejorar el escenario de salarios en México.

Mientras no se multipliquen esas opciones, esperemos una mayor venta de Yeti, Stanley, Labubu o Llaveroxxo, que sirven de triste consuelo a quienes no pueden comprar una casa.

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