Aquí pueden escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas. (Disponible también en Spotify)
La cita la soltó un famoso empresario estadounidense durante una entrevista para Semafor.
Rápidamente pensé en la pelea boxística entre Alana Flores y Gala Montes, dos mujeres relativamente famosas no dedicadas al deporte, que pelearon el fin de semana en un nuevo espectáculo llamado Supernova.
Fue Mark Cuban, quien en la citada conversación mediática, dijo que la de los medios es ‘La peor industria en la historia de las industrias’.
¿Su argumento? Que son un mal negocio. Que requieren mucha mano de obra, que son sensibles a los cambios culturales y difícilmente ‘escalables’ (la escalabilidad es algo que importa mucho a los millonarios, pues los productos que no pueden multiplicarse con una computadora o una fábrica, difícilmente entregarán mucho dinero).
Dice que también está el asunto de que están notoriamente poblados por ‘divas’ que han sido veneno para los inversionistas. En efecto, el gigante de la industria Disney, que contrata personajes con esas características, apenas ocupa el puesto 46 en la lista Fortune 500. Sus acciones valen un 40 por ciento menos que hace cuatro años.
Televisa, emblema de los medios nacionales, perdió el 80 por ciento de su valor desde 2021 a la fecha, de acuerdo con el precio de sus papeles en la Bolsa Mexicana de Valores.
Pero eso no detiene la creación de contenidos. Menos, en una era en la que cada persona con celular es un potencial productor de video de audiencia masiva.
Cuban ve el asunto como un negocio, lo que es válido. Yo podría completar esta columna defendiendo la relevancia de la difusión del buen periodismo para el bien de la sociedad, con medios de comunicación sólidos y con credibilidad. Pero ese no es el punto de este texto.
Aquí pretendo revisar hacia dónde va el contenido que vemos todos los días y lo que eso puede significar para las y los líderes que, guste o no, dirigen el destino de sus empleados, de los ciudadanos, de las personas.
Está claro que difícilmente regresarán los medios como los conocimos en el pasado, con una combinación de rentabilidad y dominio de la agenda pública.
Creo que existen y existirán medios que atenderán a consumidores que seleccionan lo que ven o leen y que están dispuestos a pagar una suscripción a cambio. Netflix o el creciente público de Youtube Premium son una prueba de lo anterior.
Otros atenderán a nichos específicos interesados, por ejemplo, en información de negocios y política.
Pero todos estamos inmersos desde ahora en el revolcadero. La ola de contenido generado y “escalado” con inteligencia artificial ya llegó a las redes sociales.
Los videos no se duplican sino que se multiplican a un ritmo en el que cada quien terminará viendo una cosa distinta, poniendo en peligro de “muerte” el video viral que llegó a todos.
Creíamos que hoy teníamos poco tiempo para ver un contenido, digamos, de un minuto. Esperen al año próximo para que vean cuánto dedican a eso.
Quienes puedan pagar tendrán más oportunidad de educarse, quienes no, correrán más riesgos de desperdiciar sus días.
¿Qué puede hacer un político para hacerse notar entre toneladas de información?
El millonario Cuban adquirió notoriedad y experiencia en la versión estadounidense de Shark Tank y sabe que “mientras más desagradas a las personas, más visibilidad obtienes”.
Él sugiere a la Oposición de su país huir de las entrevistas fáciles y acudir a medios que no les son afines en donde responderán aquello que disgusta al público. Serán más visibles.
¿Qué debe hacer una empresaria o el líder de una compañía que pretende tener influencia y atraer el mejor talento? Tácitamente, Mark Cuban sugiere salir de la oficina, advierte que no existe la “sobreexposición”.
Quienes tengan la habilidad para comunicar revolcando la sensibilidad de las audiencias podrían convertirse en líderes de su industria o de opinión. ¿Les suena algún mexicano?
¿Qué tipo de exposición adquirió Miguel Ángel Fox, un productor de contenido que generó probablemente un valor millonario en su marca Supernova, en un solo fin de semana?
El video de la “streamer” Alana Flores enfrentando a la actriz Gala Montes en el ring, dentro del contexto de ese show con nombre estelar, acumulaba anoche más de 13 millones de vistas en Youtube en menos de 24 horas.
No recuerdo una etapa previa en la que un mercado masivo fuera tan accesible como hoy. Kyla Scanlon lo llamó economía de la atención, nos involucra a todos y por su impacto social es fascinante.