Aquí puedes escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas
No es muy distinta de otra camiseta. Es azul marino y vale poco más de 9 mil pesos. ¿La clave? Lleva una H en relieve, la venden bajo la marca francesa Hermès y representa un resumen de cómo se comporta el mercado en 2025. Incluso el de políticos mexicanos.
La atención siempre ha tenido valor, crece ahora rápidamente porque es cada vez más escasa. Los productos escasos son valiosos. ¿Cuánta atención ponen a ese post de Palestina para pasar de inmediato a uno de Christian Castro?
Quien quiera atención debe pagar, y quien controla la atención la vende bien. Hermès vende playeras unas 7 veces más caras que Hugo Boss. Y es su producto menos caro.
Nuevos políticos, jueces, o jóvenes empresarios urgidos por atraer la vista de otros, pagan la cuota de esas y otras marcas de lujo.
¿Pero por qué me meto en esos temas? Porque tienen que ver con lo que se nos viene. El peso de la atención cambia al punto de convertirse, como tal, en un producto en sí mismo.
Revisen un caso.
¿Vieron el polémico anuncio de American Eagle protagonizado por la curvilínea actriz Sydney Sweeney? Una imagen de ella vestida en mezclilla y tendida sobre el suelo fue cubierta con el texto: “Sidney Sweeney has great jeans” En inglés, la palabra “jeans” fonéticamente se puede confundir con “genes”.
En medio de las polémicas persecuciones de inmigrantes con determinadas características raciales en Estados Unidos, muchos se pronunciaron en contra de un mensaje que a su juicio exalta positivamente la genética de la citada rubia.
Hasta ahí, podría tratarse de otra polémica relacionada con una campaña de marketing.
Pero salió a escena el presidente Donald Trump, uno de los mejores controladores de narrativas útiles para llamar la atención. Felicitó la campaña de American Eagle y consecuentemente, las acciones de esta empresa fabricante de pantalones elevaron su precio más de 30 por ciento en unos días.
No hay reportes de que esta organización haya vendido más pantalones o que sus ingresos vayan a crecer súbitamente. Lo que movió el valor de la compañía es ajeno a sus actividades. El dueño de la atención la utilizó (pensemos que no lo hizo con un interés propio o de sus amigos en la bolsa).
No vayan muy lejos, acá la franquicia Bienestar se vende en distintas presentaciones, incluida la del chocolate, promovida desde el templete presidencial. Luego iremos a eso.
El asunto es serio. Hoy, la atención y el dinero se mueve de un lugar a otro muy rápido, lo que sumado a la incertidumbre provocada por políticos de todo el mundo o por guerras, impide hacer escenarios de largo plazo para las empresas, que por lo mismo reducen sus inversiones y las oportunidades de empleo, principalmente para los más jóvenes.
Hoy escribo de moda. Pero podría hablar de GM o de Ford que pagan pérdidas por aranceles o tarifas estadounidenses, declaradas ante analistas.
Lean a una experta en el naciente “mercado de la atención”:
“En todo Estados Unidos, los jóvenes me dicen lo mismo: les preocupa el trabajo, pero lo más importante es que se preguntan si el concepto de ‘carrera’ siquiera existirá dentro de cinco años”, escribió recientemente Kyla Scanlon, autora del libro In this Economy? How Money & Markets Really Work?
Ella advierte que para entender lo que sucede, necesitamos comprender la diferencia entre la economía de la atención y la economía real.
La real es diseñar, tomar cuero o telas y transformarlos en otras piezas dentro de talleres artesanales, sin depender de proveedores ajenos. Invertir en mejorar y esperar con el tiempo una alza en utilidades. Expertos dicen que eso hace Hermès, a diferencia de sus competidores.
Luego ésta y otras suben sus precios inexplicablemente para acelerar ganancias.
La de atención se ejemplifica con crear una criptomoneda de cuestionable seguridad y desde el púlpito llamar a los fieles a comprarla. ¿Recuerdan Trumpcoin?
Para eso, la atención es realmente todo lo que necesitan. Se saltan los otros pasos y van directo a las ganancias.
“La atención se convirtió en el producto, la mejora del negocio, la forma de generar riqueza. Funcionó a una velocidad inmensa, porque Trump controla el posicionamiento político (poder ejecutivo, influencia regulatoria); las plataformas (configuración de narrativas a través de Truth Social); y ahora la riqueza simbólica (creación instantánea de valor mediante narrativa pura). Este fue el nacimiento de la “Singularidad de la Atención”, con la que el poder, la narrativa y la riqueza se fusionaron en un sistema que se refuerza a sí mismo.
“La atención se volvió tan densa que deformó la realidad misma”, sostiene Scanlon. Regresaré al tema.