Parteaguas

Los ricos del agua

No todo es tecnología hoy en día, pues la escasez de agua podría convertir a quienes le entren a este negocio en los próximos supermillonarios.

Nos azota por todos lados. Aprender algo sobre inteligencia artificial parece hoy la única ruta a una vida próspera o al menos a un trabajo estable. ¿Pero es así?

Tal vez haya otro camino. Los millonarios relacionados con el negocio del agua podrían convertirse pronto en candidatos a los más ricos del mundo.

Más que una industria que pronostique una abundancia de opciones, como la tecnología, la del agua basa su creciente valor en la certeza de un recurso crecientemente escaso.

Quien sepa cómo obtener agua, administrarla o limpiarla cuando está disponible, recibe crecientes recursos de inversionistas.

En México, las fortunas más visibles de este sector están relacionadas con negocios más bien tradicionales.

Claramente, destaca una con forma de tinaco, la de Carlos Rojas Mota Velasco, líder de Grupo Rotoplas. Su compañía mantiene ventas estables que se aproximan a los 50 millones de dólares mensuales, pese al lastre que ha representado su negocio en Argentina, golpeado por los vaivenes en el tipo de cambio.

Hay otra que se relaciona de forma tangencial, vigilada por Juan Pablo Del Valle Perochena, presidente de Orbia, que entre sus productos ofrece tubería y factura más de 500 millones de dólares al mes.

Ambas empresas están en una posición sólida para aprovechar oportunidades que traerá la necesidad de aprovechar mejor el agua, curiosamente, hasta ahora sus acciones no lo reflejan. En el mejor de los casos, su valor se ha estancado durante los últimos 5 años. Al final, operan en México, un mercado afectado por la incertidumbre que genera la guerra de aranceles.

Pero echen un ojo a los titanes globales de este negocio.

¿Conocen la marca Ecolab? Es también el nombre de esta empresa global basada en Minnesota, Estados Unidos, está valorada en 72 mil millones de dólares, que casi duplican el valor de 40 mil millones de dólares de Ford Motor Company, para que tengan una idea del cambio de los tiempos.

La encabeza Christophe Beck, cuya compensación anual superó los 16 millones de dólares anuales en 2024, en una compañía que paga en promedio poco más de 50 mil dólares anuales a sus empleados globales, de acuerdo con sus reportes al mercado de valores.

Esta compañía que cuenta entre sus accionistas a los grandes fondos de inversión de Vanguard y Blackrock, hoy tiene 119 posiciones abiertas en Linkedin en México, que van desde ejecutivo de cuenta, al análisis de datos para trabajar en lugares tan distantes como Mérida y la alcaldía Venustiano Carranza, de la Ciudad de México.

Otro más, Robert F Friel, preside Xylem, una compañía con sede en Washington D. C., Estados Unidos, dedicada a desarrollar tecnología hídrica para servicios públicos, industriales, comerciales y residenciales en todo el mundo. Su valor aumentó 77 por ciento en cinco años hasta acercarse a los 30 mil millones de dólares, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg.

De acuerdo con el perfil oficial de la compañía en Linkedin, también necesita personal en México, 21 personas hábiles principalmente en ingeniería.

Veralto y Pentair son otros nombres que figuran entre las empresas con un valor de miles de millones de dólares que ofrecen servicios tecnológicos para la administración de agua.

Hace cinco años comencé a escribir sobre la necesidad de invertir en este tipo de productos.

Advertí aquí en esos días de 2020 de la existencia de FIW, un ‘combo’ de acciones o un exchange traded fund, que hasta entonces había aumentado su valor 221 por ciento en 10 años.

¿Qué contiene este instrumento financiero? Acciones de empresas relacionadas con soluciones para problemas de agua.

Desde 2020 hasta hoy, el valor de las compañías contenidas en este fondo ya aumentó otro 82 por ciento; esa es una cifra sensiblemente superior al 25 por ciento de inflación que enfrentaron los estadounidenses o del 28 por ciento que encararon los mexicanos en ese periodo.

Va más claro. No es una apuesta segura y cada quien debe asumir su riesgo, pero apostar algo de recursos o incluso la carrera profesional a atacar el reto de una creciente escasez de agua parece una opción razonable que difícilmente va a resolver la inteligencia artificial por sí misma.

Los millonarios que ya hacen negocio con el agua pueden darles una pista, o trabajo.

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