Aquí puedes escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas
Nos pagan poco las Afore. A los estadounidenses les dan un poco más de intereses por lo que tienen ahorrado para su retiro, en buena medida porque pueden invertir más dinero en empresas como Nvidia. Qué envidia.
La razón está en las reglas. A las Afore mexicanas no las dejan invertir mucho en aquello que representa más riesgo… pero también ganancias.
Si leen esto en su celular, es probable que estén usando un producto Nvidia cuyos chips y procesadores guardan mucha de nuestra información, incluso la que publican los medios de comunicación.
Esa empresa alcanzó ayer un valor de 4 billones de dólares (trillions). Ni Apple, ni Microsoft; ninguna empresa había alcanzado esa cotización en el mercado.
En algún tiempo, Nvidia fue una idea y su valor fue cercano a cero. ¿Por qué vale tanto ahora? Porque hace posible el uso de la inteligencia artificial generativa y cuando parecía que se estabilizaba el uso de esa tecnología con Chat GPT y Llama, los humanos entraron a Sora, a Veo 3 de Google, a Kling… las ventas de Nvidia se disparan.
El equipo de Liberty Networks –inversionistas en cables submarinos internacionales de internet que conectan a ustedes y a empresas de los Slim con el mundo– me dicen que sintieron un disparo este año en el tráfico de datos precisamente por la edición de video con inteligencia artificial.
Pero regresemos a Nvidia que hace posible lo anterior. Hay que dimensionar su valor actual. Para comprarla a 4 billones de dólares, los alemanes tendrían que entregar todo el dinero que generan en un año; los mexicanos, lo de dos años y medio.
En mayo de 2023 publiqué una columna bajo el título ”Un negocio que va a provocarles Nvidia”, en el que referí el ascenso posible que vi para esta empresa. En esos días, su acción valía unos 25 dólares; ayer su precio cerró en casi 163 dólares, una ganancia de 537 por ciento para quienes compraron entonces. Yo no, por cierto. ¿Mi Afore? Quién sabe.
Nvidia puede explicar a los más críticos de la nación vecina al norte la razón de su poder económico.
Va un resumen: mejores escuelas; universidades que premian la creatividad y una sociedad dispuesta a arriesgar dinero en ánimo de obtener más capital.
Jeff Bezos, fundador de Amazon, ha dicho que en Estados Unidos un proyecto bien planteado en una presentación puede obtener 50 millones de dólares como financiamiento o inversión, de golpe, en una sentada.
Es más o menos el monto que recibió Jensen Huang, hijo del empleado de una refinería y de una profesora, cuando fundó Nvidia en 1993 con la idea original de fabricar procesadores (GPUs) útiles para ver mejores gráficas en los juegos de video, en sustitución de los viejos CPUs.
Podemos criticar los resultados sociales de esa dinámica estadounidense capitalista, pero en lo económico ese país no tiene competencia. China intenta asomarse, a la distancia.
Los beneficios allá suelen repartirse. Los vecinos que voluntariamente guardan dinero para su retiro invierten en un “401K”, en referencia al código fiscal de ese país (Sección 401, subsección K), que les permite ahorrar pagando menos impuestos.
A los mexicanos que trabajamos en la formalidad, nos inscriben en el sistema de las Afore, cada quien elige la suya.
La historia reciente muestra que nuestros rendimientos pueden superar el 6 por ciento anual; del otro lado de la frontera, pueden girar en torno a un 8 por ciento. Parece poca diferencia, pero revisemos.
Si tienen 100 mil pesos y los guardan 20 años a una tasa del 6 por ciento, obtendrán 320 mil pesos en ese plazo; a una del 8 por ciento, recogerán 466 mil.
Las Afores, por regulación y cultura nacional son conservadoras. Mantienen una parte considerable de sus portafolios en renta fija, prestan dinero al gobierno en buena medida, Cetes, por ejemplo. Es estable, pero entrega rendimientos bajos. Dejan poco para invertir en compañías.
En contraste, los participantes de 401(k) suelen destinar porcentajes mucho mayores a acciones, como las de Nvidia, digamos. Por eso pueden aprovechar más el ascenso que tuvo en su momento la valuación de esa y otras empresas de tecnología.
Aprender, crear, invertir, arriesgar y repartir son verbos que no tienen mucho arraigo nacional. Debemos perseguir un cambio o dejar de quejarnos y asumir que todos los mexicanos somos la razón de nuestra circunstancia.