Aquí puedes escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas
Pocas marcas de lujo conectan tanto con los mexicanos. Ustedes han visto sus tiendas, o esas pequeñas bolsas que algunos hombres cargan cruzadas en el pecho.
Gucci popularizó el consumo del lujo en México entre personas de medio y alto poder adquisitivo, pero esa marca y sus propietarios tuvieron días mejores que los actuales.
Esta firma –junto con otras como Balenciaga– pertenece al corporativo Kering, cuyo director general se hizo bien conocido en el país al conquistar a la más destacada estrella mexicana en Hollywood: Salma Hayek.
Pero ante una complicación en las ventas, hace tres semanas, su pareja François-Henri Pinault tuvo que ceder su puesto a otro personaje; al volante llegó en su lugar el italiano Luca de Meo, grábense el nombre. Ya iremos a eso.
Antes, un poco de contexto: hace dos años, Kering reportó ventas semestrales por 10 mil 135 millones de euros; un año después, 9 mil 018 millones que significaron una caída de 11 por ciento y en este 2025, estimaciones de Bloomberg advierten que de enero a junio habría vendido 7 mil 652 millones de euros.
Kering, que llegó a valer casi 92 mil millones de euros en 2021, hoy no alcanza un valor de 30 mil millones, de acuerdo con el mercado (Market Cap). París, tenemos un problema.
Otras empresas de lujo también enfrentan retos ante una economía global amenazada con una parálisis en este 2025.
Pero, solo como referencia, LVMH –compañía propietaria de marcas como Louis Vuitton y Moët & Chandon– solamente perdió 13 por ciento de valor en ese lapso, una cifra incomparable con la depreciación de casi 70 por ciento de Kering.
Hoy, por el precio de una gorra marca Gucci podrían comprar un par de acciones de la compañía y de acuerdo con Bloomberg, hay más analistas que sugieren venderlas que comprar esos papeles en este momento.
Esta marca francesa que en 2020 ocupaba el lugar 32 entre las más valiosas del mundo, de acuerdo con Interbrand, cayó a la posición 41 en el ranking 2024 de esa agencia. ¿Qué salió mal? Especialistas en el consumo de lujo advierten varias razones:
Uno. Gucci ha experimentado frecuentes cambios en su liderazgo creativo, el más reciente con el nombramiento de Demna Gvasalia (anteriormente de la polémica Balenciaga) como director artístico a principios de 2025.
Dos. Estos bandazos generan inconsistencia en la marca y una falta de una narrativa coherente, lo que dificulta mantener la conexión y la fidelidad del consumidor. La visión de Demna, orientada a la moda urbana, representa un cambio radical respecto a las direcciones creativas anteriores, lo que añade complejidad e incertidumbre a la imagen de la marca.
Tres. Gucci ha enfrentado un ciclo de producto lento, especialmente en su segmento principal de artículos de cuero, y una falta de productos destacados que impulsen el entusiasmo del consumidor. Además, un problema que puede entenderse desde la perspectiva mexicana:
La dependencia de la marca de los “compradores aspiracionales” la volvió vulnerable ante la actual presión económica de los consumidores de clase media.
Ante la suma de retos, llega un hombre a componer la trayectoria: Luca de Meo, un nombre que podrían reconocer los aficionados a las carreras de Fórmula 1.
Hasta el inicio de junio fue el director general de la francesa Renault Group y jefe del director del equipo Alpine, uno de los 10 equipos que compiten por el campeonato, en teoría, pues esa escudería está al fondo de la tabla con 11 puntos, al tiempo que el líder, McLaren, acumula 417.
En su defensa, el nuevo director de Kering dejó Renault con un incremento anual de 14 por ciento en su facturación y un valor de la compañía 75 por ciento superior al de hace 5 años.
¿Y la pareja de Salma Hayek? No se va de Kering, continuará como presidente del consejo de la organización, cargo que ostenta también desde hace años, con la diferencia de que ahora dejará en manos de Luca de Meo la ejecución de la estrategia del conglomerado. Precisamente, cede el volante de un ‘coche’ bajo su resguardo.