Aquí puedes escuchar a Jonathan Ruiz leyendo este Parteaguas
Súbitamente, los rebotes de la historia pondrían al estado más pacífico del país dentro de la cadena de suministro de artefactos de combate.
Esta semana la OTAN advirtió que sus países miembros elevarán su gasto en defensa; las empresas que se ocupan de atender esa demanda elevan rápidamente su valor.
Una en particular, es vieja conocida para los yucatecos: Fincantieri, la italiana que vale hoy 225 por ciento más que el año pasado, precisamente por el sonido creciente de los conflictos bélicos que escuchan inversionistas que especulan con la compra de sus acciones.
No es la única. En el mismo lapso, la proveedora de datos útiles para la defensa, Palantir, ganó 426 por ciento en su valor de mercado.
Los mexicanos producen trenes, coches, partes para avión. ¿Por qué no podría construir embarcaciones? Un problema importante está en que los grandes centros de manufactura nacional, como Monterrey, Querétaro o Ciudad Juárez, carecen de salida al mar.
Pero Yucatán tiene un Puerto Progreso en ampliación, decenas de hectáreas disponibles para un astillero, un viejo plan para construirlo con la empresa originaria de Trieste, Italia; una presidenta Claudia Sheinbaum que prometió que el Tren Maya precisamente llegará hasta esa costa comercial peninsular y claro, el TMEC un tratado comercial que en lo fundamental sigue operando en el comercio con Estados Unidos, reduciendo costos de producción.
El plan para un enorme astillero de Fincantieri fue diseñado desde la administración anterior del gobernador panista Mauricio Vila, apoyado por el presidente López Obrador.
En esos días faltaba dinero, tanto de financiamiento gubernamental para realizarlo, como un mercado pujante que justificara la inversión complementaria de la empresa.
El nuevo mandatario morenista estatal, Joaquín Díaz quiere hacerlo realidad durante su turno. Probablemente, Massimo Costa también.
Él fue presentado hace tres semanas por el gobernador yucateco como director de operaciones de Fincantieri, ante el nuevo director general de la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) de Progreso, Gustavo Lorenzo Alonso Trani, durante un recorrido por esas instalaciones. Costa vino a explorar una potencial inversión.
El escenario mejoró. Las ventas anuales de Fincantieri crecieron 15 por ciento en 12 meses contados hasta marzo, para completar 8 mil 665 millones de euros, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg.
Las pérdidas netas que tuvo hasta 2023 pasaron a números negros el año pasado y la perspectiva de un aumento en sus ventas es palpable, a decir de la revalorización que dio el mercado de acciones a la compañía.
También revelaron en mayo cierta efervescencia las conversaciones que sostuvieron con analistas financieros el director general de la compañía, Pierroberto Folgiero, y Giuseppe Dado, director de finanzas.
El mundo se ha revuelto. Las guerras presentes en Medio Oriente y en Ucrania, sumadas a las demandas de un mayor gasto europeo en armamento por parte del presidente estadounidense Donald Trump, provocan que proveedores de medios de defensa ganen presencia.
Revisen lo que Fincantieri tiene en el portafolio:
Contratos para buques multipropósito de defensa en Indonesia y fragatas en licitaciones en Noruega y Filipinas.
También, el lanzamiento de un nuevo segmento de submarinos con un margen del 17 por ciento, alto para esta industria, y una subsecuente expansión de sus actuales astilleros en Estados Unidos. Además de la optimización de plantas en Italia, Rumania y Vietnam.
En las costas del pacífico Puerto Progreso –hoy útil para el comercio de granos, combustibles y algunas piezas de manufactura– iniciaron dragados que aumentarán la profundidad para el tránsito de embarcaciones más grandes.
Fincantieri diseña una estrategia que le permita elevar su rentabilidad. Si bien valiosa, hoy los accionistas de la empresa se quedan con apenas 60 centavos por cada 100 dólares vendidos. Reportan utilidades netas relativamente paupérrimas.
Tradicionalmente, los bajos costos de México han ayudado a las armadoras automotrices con ese problema. ¿Tendremos piezas de buques o barcos enteros hechos en Yucatán?