Ella lo conoció hace unos 10 años por la vía de Tinder. Mi amiga, una directiva de medios, me dijo que se atrevió a soltar el primer beso el primer día.
Desde entonces, después de varias vueltas por distintos países, viven juntos en la Condesa, en la Ciudad de México, se casaron.
Pero muchas cosas cambiaron desde 2012, cuando fue creada esa plataforma bajo el nombre original de MatchBox. Tinder y la compañía a la que pertenece, Match Group, pierden valor aceleradamente.
Una pista grande de la razón está en la nueva generación de veinteañeros que parecen perseguir costumbres que tuvieron sus padres… o sus abuelos. No solamente en Estados Unidos, aquí en México también.
¿En dónde buscan pareja en estos días? ¿Qué está pasando? Porque Match Group vale una sexta parte de lo que llegó a valer hace solo 4 años.
En esos días la gente todavía estaba parcialmente encerrada y suponía que el futuro de las relaciones siempre estaría pegado a una pantalla.
Tinder, una plataforma que permite a las personas encontrar vía internet individuos deseosos de una relación en su ciudad, parecía la herramienta más importante para conocer cada quien a su pareja durante y después de la pandemia.
Aún antes de ese periodo de aislamiento que la mayoría tal vez pretende olvidar, los ingresos de Match alcanzaron mil 105 millones de dólares trimestrales en 2019. Vaya, esta empresa y sus herramientas sociales parecían cambiar el modo en el que la gente ‘liga’ en casi todo el planeta.
Luego llegó a la adultez la generación nacida en este siglo, la que no conoció la vida sin smartphones y ahora expresa su curiosidad acerca de lo que significa escuchar música en discos LP con tornamesas. A la par de esa intención, prefiere iniciar y fortalecer relaciones en persona.
¿Una consecuencia? Los ingresos de Match Group, que para estas fechas ya deberían de ser los de un pujante ‘unicornio’, son 25 por ciento menores que los días prepandémicos y totalizaron 831 millones de dólares durante los tres meses concluidos en marzo.
El valor que da el mercado a este grupo es de 7 mil 756 millones de dólares, que no es poca cosa, pero esa cifra es incomparable con los 44 mil 600 millones que llegó a valer en 2021.
En términos empresariales, las cifras expresan un deterioro, en los sociales, brindan esperanza.
Al final, Tinder es una ‘tienda’ de rostros. En un smartphone y moviendo un dedo, la gente aprueba y descarta a otra gente principalmente por su apariencia física en una fotografía.
Ese mundo superficial y quizás distópico que asomó durante un tiempo a los seres humanos, parece desdibujarse, al menos para los más jóvenes.
No todos rechazan esas herramientas, algunos usan Hinge, la otra plataforma de socialización de Match Group.
Pero una encuesta del sistema de administración de eventos Eventbrite reveló el año pasado que la fatiga de deslizar el dedo está impulsando a los jóvenes a eventos presenciales, basados en aficiones y clubes sociales.
Además, el 41 por ciento de la Generación Z menciona la seguridad como una de sus principales preocupaciones al conocer gente en línea; muchos prefieren que los presenten amigos en común.
Es una generación disruptiva. Consideren que beben menos que los Millennials y están provocando que Heineken Cero, que no contiene alcohol, se convierta en el producto estrella de la cervecera.
El futuro de Match Group podría estar en convertirse en una empresa de nicho. Sus estadísticas sostienen que el 65 por ciento de las parejas gay se conocen en línea.
No existe un modo “correcto” de conocer personas, pero que los que vienen llegando regresen a la experiencia de socializar personalmente, de algún modo me brinda esperanza en una era en la que lo intangible parece ganar más valor que todo lo demás.