Así decimos los mexicanos cuando describimos la rapidez fuera de orden de algo o de alguien. Ese pobre anda en chinga. ¿Cómo dirían que van las cosas hoy?
Acá no terminamos de asimilar la estrategia de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando vino una elección general sin precedentes de jueces y ministros en este país urgido de justicia. Mientras, en el mundo, al menos dos guerras internacionales desde Rusia e Israel estaban en marcha; Donald Trump llegó nuevamente a la presidencia de Estados Unidos, cambió el sistema de comercio mundial y bombardeó este fin de semana Irán, desestabilizando más el Medio Oriente, China insiste en que Taiwán es suyo, lo que asoma otro posible conflicto y todo eso al tiempo que florece una revolución de tecnología que nos escupe a la cara la pequeñez de nuestras habilidades actuales:
La semana pasada, dos tipos en China consiguieron el deseo de muchos: construir ‘robots’ que trabajen por ellos y hacerse millonarios en el proceso.
En solamente siete horas de transmisión, sus dos avatares digitales lograron el jueves lo que muchos ‘influencers’ humanos, incluso ellos mismos, acaso pretenden: vender más de siete millones de dólares en productos.
Es una hazaña que como actores centrales tuvo dos versiones generadas mediante inteligencia artificial (IA) del popular streamer Xiao Mu y su coanfitrión Luo Yonghao, en China.
Ambos crearon avatares de ellos mismos construidos a partir del modelo de IA generativa de Baidu durante una feria de ventas en Youxuan, plataforma de livestreaming de la propia empresa que para fines prácticos es el ‘Google’ de China.
¿Qué obtuvieron? Un monto que superó el de cualquier transmisión previa realizada por ambos influencers en persona, de acuerdo con CNBC.
A ver, dimensionemos. Este par se llevó con sus robots digitales un millón de dólares por hora. El influyente Manchester United de la liga Premier de futbol, con todas sus caras estrellas, necesita medio día para alcanzar la cifra. Espérenme tantito.
“Paren el mundo, que me quiero bajar” (Esa famosa frase que nunca escribió Quino en sus series de Mafalda, de acuerdo con la BBC).
Cambio de sistema político en México, cambio de sistema de comercio global, cambio de sistema geopolítico entre naciones y un cambio en la percepción del valor de mi trabajo.
Eso no es una pastilla que se traga fácil. Toma tiempo asimilarlo. ¿Queremos asimilarlo?
Conviene tomar una decisión. Ignorar estas olas políticas, económicas, sociales y tecnológicas puede brindarnos paz, pero cuidado con que se trate de la paz que tiene un cerdo cuando va con sus congéneres en camión rumbo al matadero.
Otra opción es tomar acción, para lo cual considero necesaria al menos una semana de aislamiento del resto de la gente, para concentrarse en estudiar, analizar y decidir.
Una semana de relativa soledad como la que me brindó un diagnóstico clínico de Covid el pasado lunes, puede ayudar.
Porque esto va en chinga y estar uno mismo en chinga mientras pretendes una lectura fresca y meditada de la situación puede ser contraproducente. Existe el riesgo de terminar la semana con cinco ideas mediocres y empezar a actuar en ninguna. Y esto no lo sugiere la IA, la IA no escribe con groserías.
El escenario previo a este 2025 pudo tal vez brindar la opción de pararse a ver el panorama, razonar y tomar decisiones de acción. El actual ofrece un suelo tan quieto como las olas de la Playa de Zicatela.
No son días para conductores de automóviles, sino para surfistas. No he aprendido a surfear, pero alguna vez usé la patineta. Entendí que lo fundamental es el equilibrio, principalmente el mental.
Es pararte sobre la tabla sin acordarte de que vas sobre ésta. Probar, caerte, probar, entrenar, hasta que tu cuerpo crea memoria muscular y entonces sí puedes pararte a observar el panorama en lugar de ver para abajo.
Creo que vale la metáfora. Para los interesados en el juego que propone este lunes el mundo, no hay más opción que el equilibrio, el entrenamiento, la observación y la acción. Para no andar solamente en chinga.