Había despertado después de la pandemia con una fuerza impresionante, el Tren Maya debería ayudarle ahora que cruza todos los estados peninsulares del sur.
Pero indicadores que salen de Cancún y su impacto en Quintana Roo obligan a una revisión detallada de su economía que no cabe en este espacio.
La joya del Caribe mexicano repleta de hoteles gigantes que enmarcan playas que parecen hechas por un dibujante, enfrenta un descenso en la preferencia de turistas, principalmente extranjeros.
El número de pasajeros que aterrizaron en el Aeropuerto de Cancún bajó 5 por ciento en los primeros cuatro meses de 2025 respecto al mismo lapso del año pasado, 10.7 millones de individuos desembarcaron ahí, de acuerdo con datos reportados por Asur, la administradora de esa infraestructura. Lo que ocurre en su vecino Cozumel es dramático, la baja anual medida también hasta abril fue de 17 por ciento.
Los directivos de la compañía presidida por Fernando Chico Pardo refieren el impacto de un cambio de preferencias: dicen que unos 150 mil turistas mensuales, particularmente internacionales, ahora aterrizan en el Aeropuerto Internacional de Tulum. Parece factible.
En este mismo espacio publiqué previamente el ascenso de este pueblo de unos 40 mil habitantes, que ya es multicultural e internacional.
Esa naciente ciudad cobró personalidad a partir de las construcciones ancestrales de su costa, a la que se suman nuevos hoteles, restaurantes y desarrollos habitacionales, agrupados en una lógica que los locales llaman ‘tuluminiati’. Los convencidos incluso adoptaron un modo de vestimenta atípico, de largas y ligeras telas en colores pasteles que aluden a una vida de vagabundo con alto poder adquisitivo.
Aquí les expuse el caso de establecimientos como Cobá, de la cadena Coqui Coqui, perteneciente a un modelo de origen argentino llamado Nicolás Maleville, que sentó las bases de un tipo de arquitectura que parece integrarse con las rocas de la playa. Luego, Azulik, fundado por su paisano ‘Roth’, o Jorge Eduardo Neira Sterkel, quien estableció el uso del bambú y fibras naturales en sustitución de los ángulos rectos que proponen el concreto y el acero en metrópolis comunes.
Influye también el belga Yves Naman y sus propiedades agrupadas en Namron.
En otro sentido cuenta la aportación de individuos locales, como la diseñadora Glenda Hernández Puente; el chef Jose Luis Hinostroza y la joven activista Steph Ferrera. Va bien Tulum.
¿Pero cómo explicar la caída de 17 por ciento en la actividad económica del estado de Quintana Roo al cierre de 2024, reportada por el Inegi? ¿Estamos viendo el reflejo de un cambio global que ese pueblo ‘hipster’ no alcanza a compensar?
Un informe de American Express respecto al turismo global advierte, en resumen, que va de salida regresar a casa con un imán para el refrigerador o una taza del tipo de souvenirs que convence a turistas jubilados.
Los millennials ya son padres, incluso algunos centennials nacidos al final del siglo pasado también. De acuerdo con este reporte llamado 2025 Global Travel Trends Report, ellos buscan experiencias que no hayan escuchado de sus padres y representan una generación gigantesca.
Son fuertemente influidos por sus pequeños hijos a los que en muchas ocasiones sacan de la escuela, fuera del periodo vacacional, para aprovechar los lugares menos concurridos.
Por esa misma razón prefieren destinos que ofrecen servicios para distintas edades.
En lugar de llaveros para sus amigos buscan piezas u objetos que no son hechos en masa, sino que reflejan el recuerdo de un lugar en el que estuvieron, al que poca gente ha llegado.
Es decir, algo muy diferente a Cancún, pensado durante los años setenta y hecho para las masas; algo fuera de lógica para la gente que gusta de descubrir callejones caminando, andar en bicicleta y, por cierto, hospedarse a veces en casas únicas enlistadas en Airbnb.
La relevancia de la economía de la ciudad más grande de Quintana Roo obliga a un análisis a fondo que otorgue un diagnóstico, para entonces pensar en soluciones. ¿A dónde les apunta el zapato hacia el verano?