Listo. Ayer, el presidente Donald Trump aflojó el nudo a varias naciones y dijo que sí habrán impuestos para los importadores de su país, pero poquitos, al menos por 90 días. Para China es diferente el trato, lo que traigan de ese país pagará altos castigos.
En esa diferencia está la clave de algo que no está a la vista de todos.
La ingenuidad o la inmadurez de los mercados salió a flote. Hubo fiesta este miércoles.
En México, casi 5 por ciento y en Wall Street las empresas ganaron en números redondos un 10 por ciento de valor en un solo día. La esperanza de que vamos rumbo a la normalidad se disparó, a mi juicio, exageradamente.
¿Cuál es la normalidad, ahora? Conviene leer detenidamente el texto que publicó Ray Dalio esta semana para llenarse de realismo, urgentemente. Es preciso abrir la mente.
El mundo cambia para todos, aceleradamente. Obviamente también para quienes viven en México. Hay muchos riesgos… y muchas oportunidades para quienes abran bien los ojos.
Una preocupación tácita de Dalio es que, digamos como una hipótesis, el dólar se devalúe mundialmente, o que Estados Unidos deje de pagar selectivamente sus compromisos.
¿Qué locura es esa? ¡No se trata de un país latinoamericano!
Su texto se basa en la razón: China ha cobrado montañas de dólares a cambio de vender productos a los estadounidenses y los estadounidenses tienen montañas de productos chinos por los que han dado a cambio dólares. El ciclo no puede ser infinito. El dólar es al final de cuentas solo un pagaré.
Todo está bien, mientras los dólares sean cobrables a cambio de productos y mientras sigan valiendo para pagar casi todo. ¿Pero qué pasaría si un día, ya no fuese así? Solo piénsenlo. ¿De qué serviría a China tener sus cuentas bancarias llenas de esa moneda?:
“Estamos presenciando un colapso clásico de los principales órdenes monetarios, políticos y geopolíticos. Este tipo de colapso ocurre solo una vez en la vida, pero ha ocurrido muchas veces en la historia cuando se dieron condiciones insostenibles similares”, escribió Dalio.
“Se está desmoronando porque existe una deuda excesiva, el ritmo de aumento de la misma es demasiado rápido y los mercados de capital y las economías existentes se sustentan en esta deuda insosteniblemente alta. La deuda es insostenible debido al gran desequilibrio entre A) los deudores-prestatarios, que tienen una deuda excesiva y la contraen porque están adictos a ella para financiar sus excesos (por ejemplo, Estados Unidos), y B) los prestamistas-acreedores (como China), que ya poseen una deuda excesiva y están adictos a la venta de sus bienes a los prestatarios-deudores (como Estados Unidos) para sostener sus economías”, agregó.
Dalio sostiene que existe una gran presión para que estos desequilibrios se corrijan de una forma u otra, lo que alterará significativamente el orden monetario.
¿Quieren una muestra? ¿Qué es lo que dice casi a diario el presidente de Estados Unidos, no importa si es Trump, o su antecesor, Joe Biden?
Lo que dicen es que urge romper su dependencia de China. Precisamente por lo que explica Dalio. Biden apostó por generar tecnología propia; Trump, por parar la transferencia de dólares mediante aranceles.
¿Y quién rayos es Ray Dalio? Es un miembro de la generación de baby boomers que nació en Nueva York en 1949.
Comenzó a invertir a los 12 años y luego obtuvo un MBA por Harvard en 1973. Inició un negocio financiero en su departamento en 1975, que terminó convirtiéndose en Bridgewater Associates. Hoy administra unos 100 mil millones de dólares en activos.
Vaya, no es un improvisado aguafiestas. Dalio no se sacó ayer del saco esta hipótesis del riesgo de la deuda. Lo viene diciendo al menos desde 2023.
Él participa en un foro que recientemente hizo sombra al Foro Económico Mundial.
En una de estas mesas convocadas por el Future Investment Initiative de Arabia Saudita, él compartió mesas de discusión Jamie Dimon, de JP Morgan y Larry Fink, de Blackrock.
Hace dos años, David Rubinstein le preguntó: ¿Es usted optimista o pesimista respecto al futuro próximo? “Pesimista”, contestó Dalio, aludiendo cinco fuerzas que habitualmente mueven la historia de la humanidad y que se encuentran en efervescencia: endeudamiento de las naciones; conflictos internos en los países; debilitamiento del orden geopolítico en el que perdió fuerza Estados Unidos; actos de la naturaleza y finalmente, la creatividad y la tecnología.
Él tiene razón. Es pesimista porque termina la era que lo hizo multimillonario.
Se abre otra, para otros individuos. Seguiré con el tema.