El lunes el mundo estrenará una era. Donald Trump llegará a la presidencia de Estados Unidos con más poder que en su anterior mandato, pero aún con esa fuerza hay corrientes cuyo curso no puede ser detenido.
Esas vías están y estarán abiertas para propiciar soluciones y en algunos casos, negocios que se sirvan de ofrecerlas. Van algunas de ellas.
El más notorio ante la coyuntura en California, luego de los desastres de Acapulco, es el calentamiento global. Trump no ha externado una estrategia para contener el problema, pues no lo reconoce, al menos abiertamente. Pero los ejemplos de hechos sin precedentes que anuncian un reto creciente, se acumulan:
El verano negro de Australia, poco antes de la pandemia. Destruyó más de 5 mil 900 edificios y mató o desplazó a millones de animales. Las fotos de koalas ardiendo le dieron la vuelta al mundo.
¿Factores sin precedentes? Su intensidad, duración y escala, alimentados por un calor y una sequía sin precedentes.
Inundaciones en Pakistán, en 2022. Las lluvias torrenciales del monzón sumergieron un tercio de esa nación, desplazaron a millones de personas y mataron a más de mil 700.
Las precipitaciones fueron un 190 por ciento superiores al promedio, lo que especialistas vinculan con el derretimiento de los glaciares.
En 2023, los incendios forestales en Canadá, que vivió su peor temporada con más de 17 millones de hectáreas quemadas, ahogando en humo las principales ciudades.
Podríamos seguir con el ciclón Freddy, que hace poco más de un año afectó a Madagascar, Mozambique y Malawi. Su duración y sus reiteradas llegadas a tierra lo hicieron único.
Podría seguir. Que la administración de Donald Trump no reconozca los hechos no impide que se acumulen. La transición de la gente hacia un consumo de energía que no caliente el planeta es indispensable.
Ya publiqué en este espacio que empresas como la estadounidense Constellation, que vende energía nuclear, elevaron su valor cinco veces en tres años.
Otra tendencia al alza es el CRISPR, o la ingeniería genética.
CRISPR Therapeutics, fundada en 2013, se centra en el desarrollo de medicamentos transformadores utilizando su plataforma patentada de edición genética CRISPR/Cas9 y está particularmente activa en el tratamiento de enfermedades genéticas, cáncer y medicina regenerativa.
Editas Medicine se estableció en el mismo año y es pionera en el campo de la edición genómica útil en el tratamiento de trastornos genéticos, con un enfoque en enfermedades oculares y trastornos sanguíneos.
Tanto el calentamiento global como la ingeniería genética avanzan más rápido ahora con herramientas basadas en inteligencia artificial.
ChatGPT, Anthropic o Llama son modelos fundacionales que entienden el lenguaje humano; incluso las imágenes y comprenden los problemas, lo que facilita la obtención de soluciones.
Los centros de datos proliferan, incluso en países en los que no lo hacían antes. Amazon acaba de inaugurar en México su primera región, que concentra grupos de estos edificios que resguardan servidores en los que todo, prácticamente todo lo que experimentamos con la inteligencia artificial, queda guardado.
Lo anterior acompaña la acumulación de servicios relativamente tradicionales, como el correo electrónico, las redes sociales y de entretenimiento como Disney+ y Netflix.
Esas megatendencias se basan en una población que casi alcanza los 8 mil millones de personas en el mundo, pero que enfrenta en esta misma generación un reto existencial, pues la mayoría de las naciones del mundo entraron ya en una fase de reducción de su población.
Ayer publiqué que hemos entrado en una competencia no solo de talento calificado, sino de mano de obra básica o servicios como el de los choferes, ante la creciente escasez de personas en países desarrollados.
Lo anterior, con o sin Trump, avanzará. Pensar en soluciones es indispensable. Algunos harán negocio en el proceso. Ojalá que muchos sean mexicanos.