Calma. Está claro que Donald Trump podrá aplicar como presidente todos los aranceles que considere convenientes. También es obvio que esa acción golpeará la economía nacional.
Pero eso no significa que pueda hacerlo libremente y por tiempo indefinido.
Desde 2024 son muy visibles dos barreras para su intención: las y los presidentes de las empresas estadounidenses, y paradójicamente China, que podría ganar en cuanto Estados Unidos levante barreras con sus vecinos del sur.
Vamos con la primera. En octubre, aún antes de que el Partido Republicano ganara las elecciones de noviembre, la poderosa Cámara de Comercio de los Estados Unidos (US Chamber) realizó una encuesta entre mil 684 ciudadanos de ese país.
Los cuestionarios buscaron conocer la opinión de la gente en torno a su percepción del comercio de Estados Unidos con el mundo. Pero al difundir los resultados, los analistas de ese gremio empresarial los interpretaron de un modo en el que queda claro que quieren validar una narrativa: “el comercio con nuestros socios es y será bueno”.
Por principio, el comunicado oficial de la encuesta llevó por título : “Encuesta confirma apoyo de los estadounidenses al comercio”, ahí mismo, agregó a manera de resumen: “Contrariamente al debate político en Washington, la mayoría de los estadounidenses dicen que se benefician significativamente del comercio internacional”.
Ese boletín y el resultado de la encuesta fueron publicados el 22 de noviembre, 17 días después de las elecciones políticas en la nación vecina.
Lean ustedes la interpretación textual de la primera pregunta: “Los estadounidenses piensan que el comercio internacional es más positivo que negativo para su nivel de vida por un margen de casi seis a uno (59 por ciento positivo frente a 10 por ciento negativo)”.
Esta es la segunda: “Los estadounidenses creen que deberían tener libertad para comprar productos de naciones amigas y exportarles bienes fabricados en Estados Unidos sin interferencia del gobierno por un margen de cuatro a uno (59 por ciento frente a 14 por ciento)”.
El resto de las interpretaciones son similares y acompañan una síntesis inicial firmada por John G. Murphy, vicepresidente de la US Chamber y director de asuntos internacionales que dice lo siguiente: “Hoy, más de 40 millones de empleos estadounidenses dependen del comercio (mundial). Vender más bienes y servicios fabricados en Estados Unidos al 95 por ciento de los consumidores del mundo que viven fuera de nuestras fronteras es un motor clave del crecimiento económico”.
La fortaleza de Murphy radica en que representa a la mayoría de los presidentes y CEOs de las empresas estadounidenses.
Trump podría atacarlos, acusándolos de fomentar una disparidad de ingresos y una mayor división de clases en Estados Unidos, pero hasta ahora ese discurso está fuera de su narrativa. Su otra opción es ceder eventualmente, una vez que su gobierno consiga beneficios adicionales en los acuerdos comerciales con países como México y Canadá. Los mexicanos sí deben mandar señales contundentes de que su interés comercial está en Norteamérica y desvincularse parcialmente de China.
Si Trump decide ir por otro camino más radical e ir a fondo en una guerra comercial, volverá a abrir una brecha para el avance de China, pues a falta de comercio con Estados Unidos, el resto de las naciones buscará clientes e inversiones provenientes de esa nación asiática.
Tomen como ejemplo el Puerto de Chancay, en Perú. Hace un mes estuvo ahí el presidente chino Xi Jinping para inaugurar una ofensiva diplomática de una semana en Sudamérica, con la inauguración de un enorme puerto de aguas profundas en Perú, una inversión de mil 300 millones de dólares. ¿Quién operará ese puerto? COSCO (China Ocean Shipping Company).
Insisto en que 2025 y 2026 pueden ser años de turbulencia económica en México, pero me parece equivocada la perspectiva catastrofista de lo que puede venir con Trump.
Los más audaces se preparan para las oportunidades, por ejemplo, en la industria de semiconductores, que es lo que viene después de la industria automotriz, que cambió el panorama de la manufactura nacional. Pronto traeré datos al respecto.