Hay una veta que no es de oro pero probablemente vale más. ¿Ahora que andamos con lo de la NFL, por qué los 49ers se llaman así? Porque 1849 se presume que fue el año en el que cundió la fiebre del oro en California.
La gente se enteró de que ahí había recursos y toda la zona cercana a San Francisco se llenó de minas y de soñadores.
Es 2024 y existe otra fuente de riqueza para criminales y para gente de bien, que no está siendo debidamente explotada por los buenos. Los otros roban dinero por la vía de los smartphones.
Los ladrones pueden tener altos ingresos a un alto costo que los expone a perder su libertad y los que podrían combatirlos parecen no entender bien qué ganan con entrar a la pelea.
No importa qué informe lean. Todos los que hablan sobre ciberseguridad tienen dos características: una es que detallan que hay miles de millones en el negocio y la otra es que son complicadamente aburridos y carentes de ejemplos.
Los ingenieros dan forma al planeta, pero no les viene bien explicar los cambios, algo similar pasa con algunos economistas responsables de redactar informes sobre el tema para firmas enormes y globales como PWC o EY.
Eso provoca que el director general, el CEO, no aporte suficiente dinero al CISO. Casi nadie sabe qué es un CISO (Chief Information Security Officer). Ahora imaginen la situación de los chavos que urgen para trabajar en un sector que ustedes conocen muy bien, si ya los hackearon.
¿Quieres trabajar en el área de ciberseguridad? ‘¡Zafo! ¿Eso debe ser tan divertido como ver la pintura secarse, no?’.
Si se trata de aburrirse, en México la gente prefiere trabajar en “industrias extractivas” como el petróleo o las minas, o bien, en el gobierno. De acuerdo con el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo, son las actividades que mejor pagan, en promedio.
Claro, son apenas unos cuantos. Apenas 2.7 millones de personas tienen empleos en esos ámbitos.
La mayoría va a un restaurante, un changarro, una tienda o una fábrica que hoy ofrecen empleo a 20 millones de individuos en este país. Es lo que ven los chavos y por eso tal vez se van a contaduría pública o a derecho, los más hábiles a ingenierías.
Me cuentan que las universidades que ofrecen licenciaturas para preparar a gente que nos proteja a todos de ataques vía IOS o Android, simplemente no llenan las aulas. Eso es equivalente a que nadie quiera ser policía.
El lío puede estar, ojo, justamente en los CEO del país. Hábiles sujetos que buscan eficiencias, pero que están poco preparados para entender de tecnologías de la información.
Además, los que sí entienden tienen una aversión al riesgo. Mercedes de la Maza dice que es un problema que contraten a los recién egresados de carreras de tecnología.
Los quieren con cinco años de experiencia en desarrollo de software, antes de brindarles oportunidades, me explica la directora general de Generation, una organización sin fines de lucro apoyada por la consultora Mckinsey, dedicada justamente a vincular trabajadores tecnológicos con empresas.
Eso puede desincentivar a los más jóvenes para estudiar carreras de reciente creación, indispensables para mantener a México en este siglo.
En las empresas siguen contratando desarrolladores de software como ‘todólogos’ y la especialización no se está pagando bien, me cuenta Víctor Cámara, un especialista en educación de vanguardia.
Podría ser un asunto menor si no hubiera llegado ya la inteligencia artificial que amplía las habilidades de todos. Ojalá que también de quienes están a cargo de cuidar de ustedes y de su cuenta bancaria.