Entorno Económico

Los tres momentos del economista pronosticador

No es sorprendente que convivan proyecciones de crecimiento para 2022 de entre 1.9 y 4.0 por ciento.

Una de las tantas cosas en que los economistas no hemos sido exitosos es en aclarar la naturaleza de lo que presentamos como proyecciones o expectativas económicas. En particular, mi impresión es que no hemos sido capaces de ser claros en un hecho: los economistas no adivinamos, no profetizamos, no predecimos, no presagiamos. Los economistas pronosticamos. Y dichos pronósticos son mucho más cercanos a la definición de escenario (sujeto a una multitud de supuestos) que de premonición. En términos generales, tomamos la información que nos ofrece el pasado y el presente, fijamos supuestos clave y pivoteamos desde ese punto para construir un modelo que describe el futuro. En dicha labor, un servidor identifica al menos tres tiempos donde la labor estadística y la artesanal van haciendo turnos. La reflexión es valiosa en el presente momento donde las proyecciones para el cierre de 2021 se consolidan y las de 2022 se afinan.

En un primer tiempo, el economista vive momentos tersos. Es justo esa fase del ciclo económico donde la actividad parece llevar cierta inercia, ya sea con tendencia ascendente o descendente y la inercia parece clara. En esos momentos, hasta las herramientas estadísticas más pragmáticas y parsimoniosas, como aquellas que suponen una fuerte memoria en el proceso o rubro de actividad, son clave en la generación de proyecciones hacia el futuro. En este caso, el principal supuesto es que las recientes y actuales condiciones se mantienen o extrapolan hacia los siguientes meses, trimestres o hasta años.

En un segundo momento, y del otro lado del espectro, el economista se encuentra en la vecindad de un punto de inflexión. Es decir, en un punto de giro o desviación del patrón que hasta hace pocos periodos se mantenía relativamente sin cambios. Dicha inflexión puede presentarse de manera gradual, en el mejor de los casos, o violenta en el peor -a veces el más común-. Es en este punto donde la proyección de las inercias deja de funcionar. El economista pivotea desde la evidencia histórica, establece supuestos y propone trayectorias, donde desafortunadamente las inercias y los modelos puramente temporales y lineales dejan de ayudar. Aquí la labor es mucho más artesanal.

En un tercer momento, por el que creo que atravesamos actualmente, el punto de inflexión (violento o no) ha quedado atrás. Más aún, comienzan a esbozarse de nuevo ciertas inercias. No obstante, sigue habiendo más preguntas que respuestas. Una de estas preguntas, para mí la más relevante, es hacia dónde se dirigen las incipientes inercias. Ya no basta suponer que el futuro es la extrapolación directa de las tendencias previas al punto de inflexión o choque.

En el caso actual, el dilema es claro. Habrá que pivotear desde uno de al menos tres supuestos. Uno, la economía se dirige hacia la tendencia observada previo a 2018, cuando se exhibía una tendencia ascendente sostenida por casi diez años. Dos, la actividad económica aterriza al patrón mostrado entre 2018 y 2019, uno de claro estancamiento y recesión técnica por ratos. Tres, la dinámica económica se recupera de manera sostenida, pero a un ritmo más pausado que el de 2010-1017.

Partiendo de dicha elección, no me sorprende que hoy en día convivan proyecciones de crecimiento para 2022 de entre 1.9 y 4.0 por ciento (Encuesta Citi Banamex del 5 de noviembre). Lo que sabemos es que posiblemente coexisten tantos supuestos como puntos a lo ancho de dicho rango de pronóstico.

Algo tienen todos estos tiempos en común y es la sensación de que el pronosticador va manejando en un vehículo en movimiento. El reto es que solo se tiene la posibilidad de mover la guía exclusivamente basados en lo que observamos en los espejos laterales y retrovisor. La experiencia, las recurrencias históricas y la influencia de la política económica suelen coadyuvar en la labor de pronóstico. No obstante, la relevancia de los supuestos es insustituible y el riesgo de descarrilar es siempre alto.

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