Muchas veces son los que están no solo más cercanos a sus clientes de menores ingresos, sino de las micro y pequeñas empresas que generan millones de empleos y al mismo tiempo hacen todo por sobrevivir en un ambiente tan adverso como el que se ha tenido en los dos últimos años y lo que aún falta con inflación y altas tasas de interés.
Me refiero a los intermediarios financieros no bancarios que operan en el país como son uniones de crédito, Sofipos, cajas de ahorro, Sofomes, en donde ellos que a decir del Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero mantienen, en general, indicadores en niveles de riesgo que se considera acotado, porque efectivamente este sector tiene una participación pequeña y está relativamente poco interconectado con el sistema financiero en su conjunto, por lo que no representa un riesgo con potencial sistémico, pero eso no significa que no tengan un gran valor para la sociedad en su conjunto, ya que muchas veces ven y atienden a los que otros no los consideran su target.
Pasan un momento complicado, sin duda, porque el financiamiento que otorgan los IFNB en conjunto sigue registrando una contracción a tasa anual al cierre de marzo de 2022 y han sido poco escuchados por las autoridades hacendarias, aunque nada raro cuando sectores mucho más ‘importantes’ tampoco son vistos o escuchados; la lista es larga, nos dicen de asociaciones de diferentes organismos financieros que no han tenido contacto con autoridades pese a las peticiones de reuniones, aunque eso sí, el ‘desdén’ ha sido parejo, ya que grandes organismos que han tenido sus convenciones o aniversarios tampoco han sido recibidos, por ejemplo, por el titular de las finanzas públicas del país.
Pero más allá de eso, la preocupación de estos intermediarios es estar listos para lo que se viene: tasas de interés más altas en los créditos que podrían incrementar la morosidad que hasta hoy se encuentra controlada y el freno justo de la actividad crediticia, lo que sí podría afectar a mexicanos que tienen en estas figuras su única fuente de financiamiento, ojalá pronto sean escuchados.
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Y en el otro lado de la moneda, más allá de que Grupo Coppel tienen todo un proceso logístico con más de mil 600 rutas de entrega de última milla y realiza más de 14 millones de entregas al año, lo que le ha permitido entre 2020 a 2021 un incremento en 72 por ciento de la productividad y el procesamiento de sus órdenes de entrega, hay que echarle un ojo al tema del cuidado de medioambiente que llevan a cabo.
Angélica Bojórquez, directora de cadena de suministro de la empresa, explica que si bien su trabajo es que siempre estén disponibles los artículos que desean adquirir sus clientes, también buscan que sea sin descuidar al medioambiente por lo que tienen la certificación transporte limpio y el año pasado se evitó la generación de mil 642 toneladas de emisiones de gases efecto invernadero (GEI) debido a proyectos de logística y transporte sustentable, como la renovación de 131 tractocamiones de la flota primaria, el crecimiento de 234 unidades ligeras, el uso de aditivos para combustible y la prueba piloto de 10 vehículos eléctricos para entregas a domicilio, entre otros cambios puestos en marcha en todo el grupo, ojalá más empresas se sumen a estos esfuerzos.
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Y hablando de temas sustentables, otra monedita que hay que seguir es la que realizarán diversas empresas del corredor de Reforma para poner en marcha el programa de Movilidad Sostenible en un intento de mitigar el impacto medioambiental del corredor financiero y de negocios de la Ciudad de México, de entrada participa ya BBVA, además de Grupo Kaluz que incluye el banco Ve por Más que tiene por cierto una de las más bellas casas de la zona como oficinas; la Bolsa Mexicana de Valores y todos los bancos que tienen sus corporativos en la zona como Monex y otras empresas seguramente se sumarán al movimiento. Por lo pronto, la moneda está en el aire.