El fiscal de hierro

Precariedad Republicana y Justicia de Papel

La justicia no se apaga con un botón, ni se somete a condiciones. Cada expediente o carpeta que se detiene es una familia desamparada, una persona lesionada y vulnerada.

El 31 de octubre de 2025 se repitió la tragedia y la vergüenza. El Poder Judicial de la Federación tuvo que tomar la decisión de detener labores porque no hay papel en las impresoras, no hay siquiera agua en los baños. Aunque parece, esto no es un chiste. La supuesta “Austeridad Republicana” en los órganos de impartición de justicia, no es más que un desorden administrativo que creció exponencialmente con la “Reforma al Poder Judicial” y su actuar plagado de improvisaciones. Cuando la justicia se frena por carencias como estas, por falta de agua y papel, nos encontramos ante una desgarradora realidad que nos afecta a los mexicanos y, particularmente, a los trabajadores del Poder Judicial.

¿No es ya obvio? Nos han querido vender el cambio de la administración judicial como un salto a la eficiencia, pero en la realidad se detonó lo que algunos anticipamos: ineficiencia e insuficiencia. Dejemos por un momento a un lado la preparación, calidad y conocimiento de los nuevos jueces: ¿Utilizaron tanto tiempo, dinero y esfuerzo para lograr imponer su reforma? ¿Para qué? ¿Para que entraran nuevos servidores públicos que no pueden ni siquiera ir al baño en su lugar de trabajo? La transición no estuvo bien preparada, solo fue improvisada.

El aviso del sindicato sobre la suspensión de labores no es un berrinche o un capricho, sino que demuestra que lo más elemental y básico les hace falta a los servidores públicos. Lo grave no es que exista el reclamo; lo grave es que tengan razón. Y resulta aún más grave el resultado final de todo esto: Órganos Judiciales improvisando y rascando con desesperación la cazuela, términos que corren sin saber si se suspenden, promociones que tal vez nunca sean encontradas, víctimas y personas privadas de la libertad ahogándose en desesperación porque todas las ventanillas están cerradas.

Se dijo desde un principio que la reforma y la independencia judicial venían mal planteadas, se dijo en múltiples foros y ocasiones que lo más importante era poner atención y destinar recursos a la justicia de barandilla. Un Poder Judicial que descuida su logística y se olvida de revisar la base de la cadena, es el mejor aliado del autoritarismo que el Estado maneja, pues ya no es necesario intervenir en cómo resolver en la Sentencia, si basta con dejarlos sin papel para imprimirla, basta con dejarlos sin internet para que no puedan publicarla.

“Austeridad Republicana” es un término no idóneo, más bien habría que llamarle “Precariedad Republicana”. Encontraron la solución que nadie imaginó para controlar su alrededor, pues ya no será necesario ordenar, solo deben impedir.

Ahora, también debo decirlo, la huelga es un derecho y, como pintan las cosas, el hecho es legítimo, pero que no olviden los servidores públicos de abajo que no son los burócratas a quienes realmente les pegan, es la ciudadanía, los gobernados, quienes sufrimos la parálisis.

¿Qué exige ya nuestra realidad? Primero, que los políticos dejen de destinar todo el dinero que llega a sus arcas en estupideces, como trenes disfuncionales, berrinches de un ex Presidente o manutención de perezosos; ¿Por qué no usar esos recursos para salarios, abastecimiento, mantenimiento, reposición y cuidado de Policías, Ministerios Públicos, Actuarios, Notificadores, Peritos y, por supuesto, juzgadores?

Pero esta es una solución a largo plazo. Como propuesta inicial, sería importante que el gremio de juzgadores tome decisiones inteligentes, pues frenar todo es destruir el poco orden que queda. Solo se pide que mantengan vivos los asuntos urgentes, como Suspensiones en el Juicio de Amparo y, en general, todas aquellas que tengan por objeto la protección de derechos fundamentales. Eso, en ninguna circunstancia, puede ser detenido. La justicia ya no va a resistir más experimentos sin líder, sin rumbo, sin ahorro, sin credibilidad.

A quienes administran, procuran e imparten justicia les digo: la justicia es un servicio continuo. La justicia no se apaga con un botón, ni se somete a condiciones. Cada expediente o carpeta que se detiene es una familia desamparada, una persona lesionada y vulnerada, son víctimas que se alejan cada vez más de confiar en el Acceso a la Justicia. No se necesitan discursos y afirmaciones, se necesita gestión y acción.

Si la reforma, como afirman, tenía la intención de brindar justicia al pueblo, hay que empezar con lo más elemental: se necesita que funcione todos los días. Sin papel, sin agua, sin pagos, sin responsables, no hay independencia que aguante. Y si la autoridad no lo entiende, entonces que entienda el mensaje jurídico: la mala administración también es corrupción, también es vulnerar Derechos Humanos. Los mexicanos no estamos obligados a soportarlo y el Poder Judicial no debe normalizarlo.

La justicia necesita seriedad, reglas claras y respeto también a la gente que juraron proteger. Todo lo demás es propaganda, y con propaganda no se fundan Sentencias.

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