El autor es expresidente y miembro activo del Comité Técnico Nacional de Estudios Fiscales del IMEF.
La figura del nearshoring fue muy comentada no solo en los círculos de negocios en México, sino también en distintos foros de académicos, profesionales de la contaduría, abogados, financieros y empresarios en general, porque representaba una gran oportunidad para que nuestro país atrajera inversiones del extranjero y provocara en los empresarios mexicanos la búsqueda de una relocalización de sus negocios ya existentes y proyectar otros nuevos, ubicándolos en zonas con estímulos fiscales que les permitiera generar empleos y desarrollo, y con ello, una redistribución de la riqueza a nivel nacional en términos de crecimiento económico.
Si bien, desde el TLCAN (1994); ahora T-MEC (2020), México ha representado gran oportunidad para empresas nacionales e internacionales para instalar sus fábricas, aprovechando los costos de mano de obra y logística por la cercanía a los altos consumidores (EU); se ha desaprovechado la gran oportunidad que le hubiera permitido crecimiento en su PIB, mayor generación de empleos, recaudación fiscal, más Impuesto Sobre la Renta al Salario y contribuciones relacionadas.
Hay decretos que otorgan estímulos fiscales para el norte y sur del país; pero los requisitos para la aplicación de estos complican establecerse en México y provoca que los inversionistas busquen otros países con un mejor trato en materia fiscal, seguridad jurídica y estado de derecho.
Aunado a ello, con las recientes modificaciones en aranceles por parte de los Estados Unidos de Norteamérica, tendrá mayor atracción invertir en dicho país y se dejará a México fuera de la gran oportunidad del nearshoring; por lo tanto, es recomendable flexibilizar los requisitos en los decretos que contienen estímulos fiscales.
Con el apoyo del sector empresarial se podría crear un centro exclusivo para el nearshoring en México, aprovechando la cercanía con los Estados Unidos de Norteamérica. Sobre este punto, en Mexicali ya se cuenta con un proyecto a largo plazo, que generará empleos y desarrollo de empresas.
Es importante que se promueva la relocalización o la apertura de nuevas empresas en todo el país, otorgando beneficios fiscales y económicos, facilitándoles su constitución e inicio de operaciones sin tantos requisitos. Con el apoyo del Gobierno se evitaría la fuga de inversiones hacia otros países donde ofrecen mayores beneficios, como es el caso de los Estados Unidos de Norteamérica, que ya tiene una tasa del ISR corporativo del 21 por ciento que, adicionado con los impuestos estatales promedian del 26 al 27 por ciento, y México sigue por arriba del 40 por ciento, considerando la tasa del ISR corporativo del 30 por ciento, el ISR sobre dividendos del 10 por ciento y el diferencial que pagan los empresarios como persona física. Es momento de analizar cómo las tasas de IVA e ISR en México pueden ser más eficaces para lograr el crecimiento del país, la atracción de la inversión y la competitividad internacional.
Para el IMEF es importante que nuestro país sea competitivo y atractivo en materia tributaria, certidumbre jurídica y seguridad; pues, el mostrar al país con ventajas competitivas, respecto a los países de América y luego con otros países, le permitirá crecer y mostrar su potencial económico.
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