Las descalificaciones del gobierno de México por el propio presidente estadounidense y segundos y terceros que lo siguen por instrucciones recibidas o por quedar bien con el jefe, rompen con todo principio y norma de respeto pero, ¿qué persigue Washington con ello?
Si busca desestabilizar al gobierno de la presidenta Sheinbaum con la intención de que Morena pierda el poder, puede que el tiro le salga por la culata.
Mientras la oposición al gobierno mexicano celebra que nada de lo que haga la presidenta para mantener abierta la posibilidad de diálogo con el gobierno de Trump logra mejores resultados, y la derecha organiza cenas de gala a las que el invitado de honor es el embajador de Trump, Ronald Johnson, y envía delegaciones a Washington, la estrategia de la jefa del Ejecutivo de firmeza y cabeza fría tiende a solidificar fuerzas políticas en torno suyo y a elevar su popularidad social.
Si lo que pretende la Casa Blanca es presionar para obtener mayores ventajas comerciales a costa del potencial de desarrollo económico de México, se estará dando un tiro al pie porque Estados Unidos está siendo superado en todos los aspectos económicos por China y necesita de un México y Canadá fortalecidos para afrontar regionalmente el desafío asiático.
Si lo que Washington y el sector financiero de Wall Street quieren es recuperar el control del narcotráfico y lavado de dinero que posiblemente les disputan los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco en territorio estadounidense e internacionalmente, tiene toda la razón la presidenta Sheinbaum en no ceder a las presiones de Trump para iniciar operaciones de sus fuerzas armadas en nuestro territorio.
Sólo hay que ver lo que fue el Plan Colombia, que operó casi una década a partir del año 2000; ese plan incluyó operaciones militares estadounidenses y, según el ChatGPT, “Las instalaciones usadas desde el Plan Colombia (Palanquero, Tolemaida, Apiay, Larandia…) y la cooperación en inteligencia, entrenamiento y logística para combatir crimen organizado, siguen operando bajo acuerdos bilaterales”.
Aunque oficialmente los militares de EU no participaron en combates directos, hay casos documentados donde personal de empresas privadas de seguridad (semejantes a mercenarios) bajo contrato con el gobierno estadounidense, participaron en misiones en zonas de conflicto.
¿Y cuales son sus resultados? Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Colombia es, hoy por hoy, el mayor productor de cocaína en el mundo y su principal mercado son los Estados Unidos; desde hace una década que la producción de coca y cocaína alcanza niveles históricos cada año.
Por su parte, los ciudadanos colombianos no sienten más seguros; los secuestros y extorsiones están a la orden del día; con razón, en 2025 el 89 % de ellos considera que la inseguridad ha venido aumentando, percepción que avala la tasa nacional de homicidios, que se mantiene en alrededor de 25 por cada 100 000 habitantes.
La tasa de homicidios de México está ligeramente abajo y tiende a disminuir. Según el INEGI, fue de 24.0 por cada 100 000 habitantes en 2023, “el nivel más bajo desde 2016”.
Me pregunto ¿Por qué la presidenta Sheinbaum no consigue convencer a Trump y su gobierno de que lo que conviene es un acuerdo global en materia de seguridad, comercio y migración? La respuesta fácil es que no confía en el gobierno mexicano, pero la real es más peligrosa.
Es la ideología, que hace que a México se le culpe desde la sobre dosis de fentanilo de los drogadictos que creó su propia industria farmacéutica hasta que se le considere como “adversario”, al nivel de Rusia, China e Irán.
La posición ideológica del gobierno de Trump es una enorme dificultad, sumada a los intereses corporativos que representa, para construir acuerdos con el gobierno de Claudia Sheinbaum; las ideologías -como los prejuicios- no permiten entender nada fuera de ellos; como apostilla Irene Vallejo en uno de sus artículo para El País: “si no lo creo, no lo veo”.
El arma más poderosa de Trump es la capacidad que ha tenido para moldear las visiones del mundo, no tanto de la oligarquía a la que pertenece, pero sin duda sí de los millones de votantes que lo apoyan. Ha conseguido que en las ideas que dan forma al entendimiento de los votantes sobre sus intereses, quienes son por ser blancos y cuáles son sus amenazas, México aparezca como un vecino peligroso, albergue de terroristas con su gobierno paralizado.
Trump es un peligro para México.