Gerardo Herrera Huizar

El avasallante triunfo de Donald Trump parece ser el preludio de un nuevo capítulo en la política doméstica y en la geopolítica global que podría sugerir nuevos conflictos.

La violencia no sólo no cesa, sino que se expande territorialmente y sube de tono en regiones.

No se recurrirá a la confrontación armada con los generadores de violencia, no habrá balazos para los delincuentes.

Se heredará un país con un severo conflicto interno, marcado por la violencia criminal y con retos mayúsculos en lo económico, político y social.

López Obrador ha dado cuenta del 'inmejorable' estado que guarda la nación a tan solo un mes de que concluya su gestión