La semana pasada, el INEGI publicó su reporte mensual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de julio y más tarde ese mismo día, el Banco de México dio da conocer su decisión de política monetaria. Una pregunta es ¿por qué Banxico redujo el ritmo de baja de tasas de 50 puntos base (0.50 puntos porcentuales) a 25 puntos base (pb), si la inflación se ubicó más cerca del objetivo en 3.5 por ciento? Empecemos con la inflación. Los precios al consumidor registraron un aumento mensual de 0.27 por ciento en julio, prácticamente como lo pronosticaba el consenso de analistas en 0.28 por ciento. La inflación subyacente —en la que se excluyen los componentes más volátiles, como productos agropecuarios y de energía—, se situó en 0.31 por ciento, también en línea con el consenso en 0.30 por ciento. Estas cifras mensuales dieron como resultado una inflación general anual del 3.51 por ciento en julio, muy por debajo del 4.32 por ciento del mes pasado, beneficiándose de efectos de base favorables del fenómeno de “El Niño”, que había impulsado significativamente los precios de productos agropecuarios justo hace un año. La inflación subyacente anual se mantuvo en el mismo nivel del mes pasado alrededor de 4.2 por ciento.
Considero que hay que destacar tres aspectos que han ayudado a tener una inflación más baja, además del efecto de base que comento: (1) Un menor efecto de traspaso de precios agropecuarios que aumentaron significativamente de enero a abril, ajenos a El Niño, como los de pollo y huevo —debido a la gripe aviar en EU—, el de carne de res —por la enfermedad de gusano barrenador en nuestro país—, y el de tomate —por sequía, también en nuestro país—, a alimentos procesados en mayo y luego a precios de restaurantes, fondas y taquerías en junio; (2) los efectos de un dólar más débil que alivian algunas presiones sobre las mercancías no alimenticias; y (3) los menores precios de productos agropecuarios per se, especialmente del tomate, probablemente influenciados por el arancel del 17 por ciento que el gobierno de los Estados Unidos impuso a las importaciones de tomate desde México a partir del 14 de julio. De hecho, durante el mes, hubo una fuerte contribución negativa de los precios del pollo, lo cual creemos que señala una probable estabilización en la producción. Esto ocurrió en medio de un descenso en los precios de varios productos agropecuarios, incluidos los del tomate, que condujo a la menor contribución de este rubro desde 2020. Esto también debería ayudar a estabilizar las contribuciones de los alimentos procesados subyacentes y los servicios relacionados con restaurantes y todos los servicios subyacentes. No obstante, una de las razones por la cuáles Banxico disminuyó el ritmo de baja de tasas es que considero que los efectos de base de los que hablo no van a ser de larga duración, por lo que es factible que aún y con los aspectos que alivian las presiones de los precios, es muy factible que la inflación anual repunte hacia 4.00 por ciento para finales del año.
Así, en cuanto a la política monetaria, como mencioné anteriormente, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió por mayoría llevar a cabo un recorte de la tasa de interés de referencia de 25pb, reduciendo su ritmo de relajación desde 50pb en las últimas cuatro reuniones, dejando la tasa de referencia en 7.75 por ciento. El subgobernador Jonathan Heath votó por una pausa por segunda vez consecutiva. Sin embargo, el enfoque de los participantes de los mercados financieros se centró en la “guía futura”, que se ubica en la última parte del comunicado que acompaña la decisión, la cual se mantuvo casi inalterada respecto al comunicado anterior. En particular, la palabra “recortes”, que se mantuvo en plural. Esto indica, en mi opinión, que la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno está dispuesta a llevar a cabo no solo otro recorte de 25pb en su próxima reunión de septiembre, sino en otras subsecuentes.
Considero que va a ser muy probable que la inflación todavía permita a la Junta de Gobierno llevar a cabo el recorte de septiembre con “cierta comodidad”. Sin embargo, considero muy probable que la inflación supere la trayectoria proyectada por Banxico en el cuarto trimestre de 2025 y al inicio del próximo año. Así, la única manera que veo que la Junta de Gobierno de Banxico continúe disminuyendo el nivel de la tasa de referencia es si el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) baja también la tasa de interés. Con el recorte de septiembre, el diferencial entre la tasa de fed funds del Fed y la de Banxico se ubicaría en 300pb, que sería por debajo del promedio histórico pre-pandemia de 400pb. Sin embargo, si el Fed baja tasas, Banxico podría hacer lo mismo y a la vez, mantener constante el diferencial en torno a los 300pb.
En este contexto, mi perspectiva es que el Comité de Operaciones de Mercado Abierto del Fed (FOMC) reducirá la tasa de fed funds en 25 puntos base en diciembre, y luego tres veces en 2026 de la misma magnitud (marzo, junio y septiembre). Como resultado, anticipo que Banxico lleve la tasa de referencia a 7.25 por ciento antes de finalizar 2025 y a 6.50 por ciento para finales de 2026. Esto es consistente con que Banxico mantenga la tasa real en un terreno neutral (1.8 por ciento-3.6 por ciento), como la misma Junta ha mencionado repetidamente en varios comunicados, junto con expectativas de inflación bien ancladas, que sería una segunda razón por la cual Banxico disminuyó el ritmo de baja de tasas. Es decir, que la tasa de referencia ya se está acercando a un terreno de neutralidad monetaria. Hasta el momento la Junta de Gobierno de Banxico ha hecho una gran labor y ha mejorado su comunicación significativamente.