Debate Puntual

Narrativa Institucional vs. Realidad Nacional

El exsecretario de Seguridad Pública, Hernán Bermúdez Requena, quien ocupó el cargo durante la gestión de Adán Augusto López Hernández, está presuntamente vinculado al crimen organizado.

Una semana más en la agenda nacional, y nuevamente los ciudadanos fuimos meros espectadores de una narrativa oficial que, por todos los medios posibles, intentó imponer una realidad alterna a la que vivimos.

El primer tema que ocupó a los medios nacionales fue el de la “cuna del obradorismo”: Tabasco. Se dio a conocer que el exsecretario de Seguridad Pública, Hernán Bermúdez Requena, quien ocupó el cargo durante la gestión de Adán Augusto López Hernández —exgobernador de Tabasco y actual coordinador del grupo parlamentario de Morena en el Senado— está presuntamente vinculado al crimen organizado. Ante esto, Adán Augusto desapareció del debate público, sin intención alguna de enfrentar el escándalo.

Para muchos tabasqueños, lo que era un secreto a voces se volvió realidad. El vox populi señalaba desde hace tiempo que el exsecretario Bermúdez era el operador y cabecilla del grupo criminal “La Barredora”. La pregunta inmediata entre la ciudadanía fue: ¿hasta qué punto estaba enterado el exgobernador Adán Augusto de estas actividades ilegales realizadas por un colaborador directo nombrado por él?

Mientras pasaban los días sin un pronunciamiento oficial del senador Adán Augusto, las especulaciones crecían. No obstante, la narrativa del gobierno se esforzaba en desviar la atención a toda costa. La presidenta Claudia Sheinbaum, desde su foro diario de comunicación —un espacio claramente institucionalizado para el posicionamiento político—, insistió en que no existían investigaciones formales en contra del funcionario involucrado. Por su parte, Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación, reiteró los supuestos valores del movimiento, asegurando que nunca defenderían a ningún miembro vinculado con actividades ilícitas, crimen organizado o corrupción.

Claro, todo eso desde el discurso oficial. En la práctica, han protegido a varios militantes de Morena con antecedentes cuestionables. Incluso, han afiliado a figuras políticas con expedientes dudosos, como Cuauhtémoc Blanco, Miguel Ángel Yunes Márquez, Alejandro Murat, Manuel Bartlett, Adrián Rubalcava, Omar Fayad, entre muchos otros. Pero para Morena y sus correligionarios, la narrativa es inamovible: “No mentir, no robar, no traicionar al pueblo”. Todos sabemos que eso es solo discurso.

Para desviar este lamentable escándalo —con potencial para escalar hasta las cúpulas más altas del partido en el poder—, el gobierno activó a sus medios afines para desatar una campaña en contra de la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien días atrás, y en ejercicio de su autonomía constitucional, decidió retirar dos estatuas del espacio público: las de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara. Este hecho, sin trascendencia real en la vida cotidiana de los ciudadanos, se convirtió en el centro del debate mediático. Se discutía si era legal o no, y al conflicto se sumó la jefa de Gobierno, Clara Brugada. Lamentablemente, el foco distractor funcionó. Se logró desviar la atención de la relación entre Adán Augusto y Hernán Bermúdez, y las declaraciones de la presidenta Sheinbaum también migraron hacia este tema secundario: el retiro de las estatuas.

¿De verdad eso es lo que debe ocupar la agenda presidencial? ¿Ese es el tipo de temas que impactan directamente la vida de los mexicanos?

En este espacio de opinión, queremos dejar en claro que eso no debería ocupar el primer círculo de atención del gobierno federal. ¿Hasta cuándo permitiremos que el famoso dicho “pan y circo” siga siendo el manual del oficialismo? ¿Hasta cuándo permitiremos ser la burla de políticos que creen que no tenemos la capacidad de discernir?

Pese al gran esfuerzo por imponer una narrativa de división social y manipulación ciudadana, lo que realmente preocupa a los mexicanos es la inseguridad, el desempleo, el nulo crecimiento económico y la falta de certidumbre jurídica que se profundizará con una reforma judicial hecha a modo y con nombramientos a modo.

La realidad nos alcanza. Basta con ver casos como el de Irma Hernández, una maestra jubilada, secuestrada e intimidada hasta la muerte por grupos del crimen organizado. Su caso se viralizó en un video en el que 12 hombres encapuchados y armados la doblegan. Ella solo aspiraba a una vida digna para sí misma y los suyos. Y ante esto, la presidenta solo se refirió a ella como “esa persona” desde su talk show matutino. Es indignante. Un hecho que debería ser escándalo nacional e internacional, fue minimizado por el oficialismo.

Vuelvo a la misma pregunta: ¿Hasta cuándo lo vamos a permitir? ¿Hasta cuándo, por unos cuantos pesos o una despensa, permitiremos ser la burla del régimen? ¿Hasta cuándo asumiremos la responsabilidad del rumbo de nuestro país?

Estoy convencido de que debemos comenzar, poco a poco, a reconstruir y recuperar nuestra nación. No será sencillo, pero debemos dar el primer paso. Cada día que pasa, las opciones se reducen. No dejemos que el desánimo o la apatía nos ganen, no aceptemos la falsa realidad de la Narrativa Institucional. Morena no es más grande que México, y en nuestro país, somos más los buenos que los malos, recuperemos el país que muchos deseamos.

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