Leer es poder

Auditoría ciudadana

El trabajo de transparencia ya no lo hará el gobierno. La labor de supervisión debe ser ahora ciudadana. Cualquier ciudadano con un teléfono puede ser más efectivo en estos tiempos que las auditorías del gobierno.

A estas alturas resulta evidente que el “no robar, no mentir, no traicionar” era una máscara para robar, para mentir y traicionar a la gente que votó y confió en ellos. Que el famoso “primero los pobres” significaba en realidad “primero salgamos nosotros de pobres”. Resultó que querían el poder no porque detestaran los excesos y la corrupción de los prianistas, sino porque querían ser ellos los que disfrutaran de esos excesos y esa corrupción. “Quítate tú para que me ponga yo”. La revolución por la que tanto suspiraron finalmente les hizo justicia.

El punto es claro: no puedes decir que luchas por los pobres gozando de los privilegios de los ricos. O sí puedes hacerlo, pero eres un hipócrita que mereces el repudio social. Se dice, por ejemplo, que Andy López traicionó los ideales de Andrés Manuel, que era austero. Esto es falso. El Tsuru que lo transportaba cuando era candidato era una mentira para engañar a sus fieles. Viajaba en camionetas “machuchonas”, pero poco antes de llegar a sus mítines cambiaba de carro por el Tsuru. Hoy se recuerdan sus zapatos deslustrados, pero esos solo los usó al comienzo. En los últimos años de su gobierno, usaba buenos trajes, abrigos caros, zapatos finos. De candidato dijo que viviría en su casa, pero lo pensó mejor y se trasladó a Palacio. Hoy vive en un buen rancho con más protección que un millonario. Sus hijos viajan por el extranjero. Su esposa vive en uno de los barrios más exclusivos de Madrid. Entró pobre y salió rico. Su hijo menor estudió en Inglaterra. Cuando le dio un infarto, se fue a tratar a un hospital fifí. La persona que impuso para que lo sucediera en el cargo gasta cien mil pesos mensuales en su maquillista y, según dicen los que saben, no ha repetido un solo vestido desde que llegó al poder. Cuando reúne a su gabinete, todos llegan a Palacio con chofer y guaruras, en grandes camionetas. Primero los pobres, pero de espíritu.

Cada cierto tiempo aparecían en las redes y en los medios fotografías de los funcionarios morenistas en hospitales privados y en tiendas de lujo. Es un secreto a voces que ningún funcionario de este gobierno tiene a sus hijos en escuelas públicas; todos estudian en colegios caros y en universidades privadas. Poco a poco fue aumentando la frecuencia de estas imágenes de opulencia. Fernández Noroña viajando en primera. Su caso llamó la atención porque presumía de proximidad con “el pueblo”. No pudo el senador ocultar su gusto por los carros finos y por los viajes a Las Vegas. Cuando se le reprochó su nivel de vida, se hizo el ofendido. Él podía insultar a las madres buscadoras, pero al que osara cuestionarlo lo obligaría a ofrecerle disculpas públicas en una tribuna oficial.

En las últimas semanas, la exhibición de la súbita riqueza de los funcionarios morenistas se desbordó por varios flancos. El aparato de espionaje del gobierno filtró a los medios imágenes de morenistas en Portugal, en lujosos sitios de veraneo en Italia, en hoteles de cinco estrellas en Madrid. La gota que derramó el vaso fueron las imágenes de Andy López en Japón. Una imagen lo muestra en un hotel de lujo. Otra saliendo de una tienda de ropa fina. Una ayudante marcha atrás de él llevando las bolsas de sus compras. La aparición simultánea de esas imágenes habla de una operación orquestada. “Fuego amigo”, le llaman. Imágenes para desacreditar a los adversarios de su propio partido.

En paralelo, obra del periodista Jorge García Orozco, comenzaron a aparecer en las redes las fotos de la vida lujosa (viajes, relojes, pulseras, zapatos, vestidos, fiestas, negocios chuecos) del diputado Sergio Gutiérrez Luna —presidente de la Cámara de Diputados— y de su esposa, diputada del Partido del Trabajo. Esta última obligó a una ciudadana a pedirle públicamente perdón por 30 días. Esta orden arbitraria causó el enojo ciudadano y motivó a García Orozco a emprender su seguimiento. De las redes sociales, la opulenta exhibición pasó a los periódicos y luego a la radio y la televisión. Ahora ese par de diputados son unos apestados sociales. Una muestra clara de que con Morena sí se puede tener pueblo pobre con políticos ricos.

Para evitar que los robos y trapacerías del gobierno morenista se hicieran públicos, se suprimió el INAI. El instituto que lo suplió ha rechazado el 99.6 por ciento de las solicitudes de información que le han presentado. En tiempos de López Portillo, una gran cantidad de filtraciones de los excesos de Pemex provino de trabajadores de ese instituto. Se las hacían llegar a Heberto Castillo para que las publicara en Proceso.

El trabajo de transparencia ya no lo hará el gobierno. La labor de supervisión debe ser ahora ciudadana. ¿En qué barrios lujosos viven, a qué colegios mandan a sus hijos, en qué tiendas exclusivas compran su vestuario, en qué países disfrutan sus vacaciones, en qué yates viajan, qué fiestas desmedidas organizan? Cualquier ciudadano con un teléfono celular puede ser más efectivo en estos tiempos que las auditorías del gobierno.

Ante la opacidad oficial, demos la bienvenida a la Auditoría Superior de la Ciudadanía.

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