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Con la soga al cuello

Ahora resulta que somos adversarios de la mayor potencia militar del mundo gracias a la ‘intolerable relación’ del gobierno de la 4T con el crimen organizado.

La semana pasada cayeron dos misiles cerca de Palenque. El primero fue lanzado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra dos bancos mexicanos y la casa de bolsa Vector, propiedad de Alfonso Romo, señalada por lavar dinero en el momento en que este se desempeñaba como jefe de la Oficina de la Presidencia en el gobierno de López Obrador. El segundo fue arrojado por la secretaria de Justicia, Pam Bondi, cuando señaló a Irán, China y Rusia como adversarios de su país, y además a México porque intenta “matar con sobredosis de drogas a nuestros hijos”.

Dos misiles —uno económico, otro político— dirigidos en contra del gobierno de López Obrador, del cual el presente gobierno se asume como heredero.

No es exagerado afirmar que López Obrador protegió el tráfico de fentanilo a la Unión Americana, causante de cientos de miles de muertes. En repetidas ocasiones negó que en México se produjera fentanilo, cuando en el gobierno de Sheinbaum se han descubierto y destruido cientos de laboratorios clandestinos. Su política de “abrazos, no balazos” permitió la expansión territorial y la libre circulación de los grupos criminales. “Son pueblo”, decía. Por lo menos en seis ocasiones visitó Badiraguato, un poblado de menos de cuatro mil habitantes, tierra de narcotraficantes, asiento del Cártel de Sinaloa. ¿Por qué custodiaban sus traslados las fuerzas de seguridad del Chapo Guzmán y no la Guardia Nacional? ¿A qué acuerdos se llegó en esas reuniones? El gobierno podría informar publicando las minutas de esos encuentros. Como ya no podemos solicitar la información al INAI, que el actual gobierno desapareció, lo más seguro es que terminemos enterándonos, como ha venido ocurriendo, a través de filtraciones del gobierno norteamericano.

Por otro lado, el Departamento del Tesoro de EU señaló que, durante el periodo en que Alfonso Romo trabajó bajo las órdenes de López Obrador, Vector lavó millones de dólares relacionados con el tráfico de fentanilo. Carlos Urzúa, quien fuera secretario de Hacienda durante los primeros dos años del gobierno de López Obrador, señaló en entrevista con Reforma: “Dado que en la jefatura de la Oficina de la Presidencia se maneja a diario un cúmulo de información económica confidencial, uno quisiera que Alfonso Romo y sus familiares hasta de primer grado no tuvieran actualmente participación accionaria alguna en la Casa de Bolsa Vector”.

Alfonso Romo, un hombre de extrema derecha que oscilaba entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, que lo mismo admiraba a Augusto Pinochet que a Marcial Maciel, durante dos años fue el segundo personaje más poderoso del gobierno de México, amigo íntimo de López Obrador y mediador entre este y la clase empresarial. A los empresarios los engañó haciéndoles creer que López Obrador no cancelaría la construcción del aeropuerto de Texcoco, como finalmente ocurrió. Hoy esa relación tan cercana de Romo con López Obrador está pasando factura, más aún al revelarse que Vector lavó dinero de García Luna, la bestia negra de López Obrador.

Ahora resulta que somos adversarios de la mayor potencia militar del mundo gracias a la “intolerable relación” del gobierno de la 4T con el crimen organizado. No solo han destruido instituciones y llevado al país a un crecimiento cercano al cero; ahora sus acciones y omisiones nos han colocado como parte del nuevo “eje del mal”.

Nada indica que las revelaciones y los embates de Estados Unidos contra México vayan a detenerse; por el contrario, apenas comienzan. Se intensificarán conforme avancen los juicios de los líderes del Cártel de Sinaloa. Cancelación de visas, acusaciones directas en contra de instituciones mexicanas, bancos, empresas y Fuerzas Armadas. Los misiles ya no caerán cerca de Palenque, sino dentro de La Chingada, en contra del expresidente y sus hijos. Desde hace años se sabe que López Obrador utilizó a su familia para recolectar dinero tanto de políticos y empresarios como del crimen organizado.

Es muy remota la posibilidad, pese a todo tipo de evidencias, de que López Obrador llegue a ser juzgado en Estados Unidos. Primero tendrían que juzgarlo en México y esa opción, con la toma del Poder Judicial a manos de Morena, está cancelada. En México goza de total impunidad. Podrán acusar a gobernadores, legisladores, miembros de Morena y del gabinete; también están aquí seguros. Las instituciones, al servicio de Morena, los protegerán, como lo hicieron con el general Cienfuegos.

El gobierno mexicano exacerbará el nacionalismo, amenazará con aliarse con los chinos, presionará con una ola migratoria (como lo hacía López Obrador). Pero la máscara ya habrá caído. Ya podrá una parte importante de la sociedad mexicana verlos tal cual son: corruptos, ineficaces, aliados del crimen organizado.

Semana a semana, el cerco se va estrechando. Como mexicano, deploro el intervencionismo norteamericano. Como mexicano, aplaudo que se muestre la verdadera naturaleza del gobierno de López Obrador. La soga ya está en su cuello.

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