Recientemente ha crecido el interés por las criptomonedas derivado del fuerte incremento en sus precios al inicio del año al que siguió una caída repentina en su valor. El bitcoin pasó de tener un precio de poco más de 32 mil dólares al inicio del año a un máximo histórico arriba de los 63 mil dólares en abril para caer por debajo de los 35 mil dólares en mayo. Las criptomonedas generan muchas dudas; en este artículo se revisan los conceptos básicos para entender el funcionamiento de estos activos.
Las criptomonedas tienen su origen en 2009 con la creación del bitcoin que buscaba ser una alternativa a las monedas emitidas por los diferentes bancos centrales. Un bitcoin es simplemente un registro electrónico que establece cuántas monedas tiene cada persona. Lo más relevante de esta criptomoneda es la tecnología de la cadena de bloques que se desarrolló para darle confiabilidad.
En una cadena de bloques, la información se almacena en ‘bloques’ y los cambios de información se van registrando en nuevos bloques. Un elemento de seguridad importante es que la información de los bloques previos se encuentra en los bloques más recientes de forma encriptada formando una cadena. Por otro lado, la información se almacena en una gran cantidad de computadoras simultáneamente. Estas dos características de la cadena de bloques hacen muy segura la información que almacena: es prácticamente imposible falsificarla o alterarla sin que se haga evidente para quienes participan en este sistema.
Además de su seguridad, el bitcoin tiene reglas establecidas desde su inicio entre las que está el ritmo de creación de nuevas monedas que actualmente es de 12.5 monedas por cada bloque que se agrega a la cadena (aproximadamente cada 10 minutos). Esta generación de monedas se reduce a la mitad cada 210 mil bloques (aproximadamente cada cuatro años) hasta llegar a cero. De esta forma, otra regla es que el número total de monedas que se crearán será de 21 millones.
Como se mencionó, el bitcoin y el resto de las criptomonedas son simplemente registros electrónicos, es decir, no tienen un valor intrínseco. Su valor se determina por la oferta y la demanda de las monedas, pero no hay forma de determinar un valor ‘correcto’ o ‘verdadero’ de las mismas más allá de qué tanta demanda pueden tener en un momento determinado. Sin embargo, el bitcoin y otras criptomonedas se basan en las dos características de seguridad y descentralización de las decisiones con base en reglas para proponerse como alternativas frente a las monedas tradicionales.
Por otro lado, una función primordial de cualquier moneda es servir como medio de cambio, pero las criptomonedas son poco aceptadas como pago por bienes y servicios y las variaciones drásticas en su valor dificultan su uso como medio general de pago y otras funciones básicas del dinero como lo es el servir como almacén de valor. Su utilidad normalmente está limitada a ciertos usos específicos que dependen del objetivo de cada una de las criptomonedas.
Actualmente existe una gran variedad de criptomonedas que difieren entre sí por sus características técnicas y, principalmente, por los fines para los cuales son creadas. Así, por ejemplo, Ethereum es una plataforma que permite el uso de la cadena de bloques en diversas aplicaciones prácticas como lo son los contratos inteligentes y tiene su propia moneda, el ether, que se usa en la misma plataforma. Otro ejemplo son las llamadas ofertas iniciales de monedas (ICO, por sus siglas en inglés) cuyo objetivo es financiar una empresa o proyecto. Bajo este esquema, los inversionistas reciben criptomonedas que pueden ofrecer ventajas en productos o servicios futuros o una parte de la propiedad de la empresa o proyecto.
De esta forma, las criptomonedas no son más que registros electrónicos y es limitado su posible uso como alternativas a las monedas emitidas por los bancos centrales; sin embargo, muchas de ellas pueden perseguir propósitos valiosos y generar valor principalmente con base en aplicaciones de cadenas de bloques para almacenar información de forma segura.