Perspectiva Bursamétrica

¿Qué más habrá que hacer en Pemex?

Podríamos ver todavía enormes pérdidas en Refinación, y la caída crónica en la producción de crudo, y un incremento en el pasivo a proveedores, a pesar de que no se han facturado con normalidad diversos trabajos realizados. 

Pemex es sin duda alguna el talón de Aquiles de la economía mexicana. Aunque no todas las calificadoras ven igual a Pemex, las tres agencias más importantes del mundo coinciden en advertir que si no se hace un cambio drástico en la situación de Pemex, y el gobierno mexicano le sigue soportando con nueva deuda gubernamental, México podría perder el Grado de Inversión.

México obtuvo el Grado de Inversión en el año 2000. Desde entonces empezó a acumular un flujo de inversión creciente en bonos del gobierno en pesos por parte de inversionistas del exterior. Actualmente se tiene un saldo de 1.75 billones de pesos equivalentes a 96 mil millones de dólares. Importe ligeramente inferior a la deuda externa del Gobierno Federal o a la deuda financiera de Pemex. Este es uno de los principales riesgos que presenta la amenaza de perder el grado de inversión.

Este martes 30, Pemex presentará su reporte de resultados al segundo semestre. Se espera ver alguna mejoría en el gasto de operación, como resultado de las medidas emprendidas por esta administración, pero podríamos ver todavía enormes pérdidas en Refinación, y la caída crónica en la producción de crudo, y un incremento en el pasivo a proveedores, a pesar de que no se han facturado con normalidad diversos trabajos realizados.

La semana pasada, la Secretaría de Hacienda anunció un nuevo mecanismo para apoyar financieramente a Pemex en sus necesidades de corto plazo, que consiste en la constitución de un fideicomiso en Luxemburgo que va a emitir unos títulos de deuda Pre-Capitalizados mediante los cuales se esperan captar alrededor de 10 mil millones de dólares para adquirir valores del Gobierno de los Estados Unidos, mismos que podrán ser prestados a Pemex para que pueda emitir y contratar nueva deuda financiera a costos más bajos, para afrontar los abultados vencimientos de deuda financiera que el portafolio de bonos y créditos presenta.

Este mecanismo fue bien recibido por el mercado y por las calificadoras, ya que representa un importante cambio de enfoque por parte del secretario de Hacienda Edgar Amador, para buscar esquemas que no impliquen estar absorbiendo con nueva deuda del Gobierno los vencimientos de la deuda financiera, como se ha estado haciendo en los últimos años.

La delicada situación de Pemex obliga a la necesidad de replantearse en que consiste la “Soberanía Energética”, ya que el modelo de negocios actual es insostenible, y no representa autosuficiencia energética. Tener operando 8 refinerías, cuya conformación no es la adecuada para procesar el petróleo pesado Maya que se tiene en la actualidad, y que genera una pérdida promedio de 35 dólares por barril procesado, acumulando pérdidas anuales de 600 mil millones de pesos al año, y sin la inversión necesaria en exploración para incrementar las reservas probadas y la producción de crudo, en donde se tiene un margen de utilidad de 40 dólares promedio, nos llevaría a una situación en donde tendríamos que importar crudo para procesar gasolinas

La deuda financiera de Pemex requiere también una solución de largo alcance sin comprometer el balance del Gobierno Federal. Creemos que pueden darse esquemas de refinanciamiento que permitan mejorar sustancialmente el perfil de vencimientos de la deuda financiera.

Seguimos siendo deficitarios en gas natural, importando cerca del 75% de las necesidades, principalmente para la generación de electricidad de nuestras plantas de ciclo combinado. Esta circunstancia si es un factor de vulnerabilidad energética crítica.

Otro de los factores que están drenando recursos de manera criminal es el déficit de pensiones, donde el pasivo laboral rebasa el billón y medio de pesos. Las pensiones en curso crecen exponencialmente y no existe una reserva fondeada de la que puedan tomarse los recursos para su cumplimiento.

El retraso del pago a proveedores ha alcanzado proporciones preocupantes, con efectos devastadores en las empresas contratistas y en las regiones de influencia de estas ciudades. El saldo real se estima en un rango entre 30 mil millones y 40 mil millones de dólares.

En el pasado nos hemos pronunciado por una reestructura radical, que separe el Bad Pemex del Good Pemex, en el primer caso pueden aislarse los activos y pasivos tóxicos que afectan la buena marcha de los negocios. También hemos sugerido que se analice la posibilidad de que a Pemex se le cambie el régimen de capital y que una parte del mismo pueda cotizar sus partes sociales en Bolsa. Tanto la empresa de petróleo de Brasil, como la de China, y la de Arabia Saudita tiene acciones cotizando en Bolsa, aunque el control lo tiene el Estado.

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