Con una clara tendencia a la baja en los meses previos, el reporte de inflación de mayo pasado aumentó ligeramente, pero resultó mejor a lo esperado, y esto ha generado la percepción de que la Fed ha logrado, por fin, controlar la inflación post-pandémica. Los posibles efectos de los aranceles no se están viendo hasta ahora.
La tasa de variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos en mayo pasado se ubicó en 2.4 por ciento anual, una décima superior a la de abril, e inferior al 2.5 por ciento estimado por el mercado. La variación mensual del IPC fue del 0.1 por ciento, de forma que la inflación acumulada en 2025 es del 1.9 por ciento. El alza se debe principalmente al incremento en el costo de la vivienda y de los alimentos.
Sin embargo, la buena noticia estuvo en la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía; también avanzó 0.1 por ciento en mayo, mientras se anticipaba un 0.3 por ciento. En términos anuales, este índice registró un alza del 2.8 por ciento, ligeramente inferior al 2.9 por ciento esperado. El presidente Trump volvió a exigir que la Fed baje sus tasas de referencia.
El impacto de los aranceles en los precios de los productos finales no está siendo reflejado hasta mayo. Hay varias razones para que esto ocurra. En primer lugar, hay que considerar que las importaciones se dispararon desde el mes de enero de manera anormal, motivadas porque muchos agentes económicos se adelantaron a los aranceles y sobreinventariaron sus “stocks” de bienes de uso intermedio y de productos finales al consumidor.
En segundo lugar, otros agentes económicos han buscado proveedores y productos sustitutos a los que traían del exterior para evitar los mayores impuestos por importar. En tercer lugar, parte del mayor costo está siendo absorbido tanto del lado de los productores, como del lado de los intermediarios mayoristas y de los compradores.
En cuarto término la incertidumbre, la desconfianza y las políticas del presidente Trump anti-inmigrantes están debilitando el mercado interno, lo que implica un debilitamiento de la demanda agregada.
Un factor que está jugando en contra es el debilitamiento del dólar, de entre un 8 a un 10 por ciento frente a las principales divisas en lo que va del año, lo que encarece las importaciones y abarata las exportaciones. Por eso llama la atención que la inflación no esté más elevada.
Dado que la política monetaria actúa con retraso, es decir, las decisiones se van tomando sobre indicadores de lo que ya pasó, como manejar un auto con el parabrisas tapado, solo viendo el espejo retrovisor; los responsables de la política monetaria deben evaluar la postura y la dirección de la política con mucha anticipación.
El Comité Federal de Mercado Abierto, que es el órgano colegiado que decide la trayectoria de la tasa de referencia por parte de la Fed, se ha negado a bajar más la tasa de interés ante los posibles efectos del proteccionismo comercial en la inflación. Un elemento que nos puede ayudar a diagnosticar si la Fed tiene que bajar o no sus tasas de referencia es el concepto de la Tasa Neutral o r* (Rate Star), la cual se define como aquella tasa de referencia que permite que la economía crezca sin generar presiones inflacionarias, o en términos más precisos: es la tasa de interés real a corto plazo compatible con el pleno empleo y la consiguiente estabilidad de precios en la economía.
Los bonos del Tesoro de los Estados Unidos han sido siempre, a excepción de esta segunda fase del presidente Trump, el activo de refugio por excelencia, en épocas de volatilidad, inestabilidad o de pánico. Ahora hemos tenido en los últimos meses una tendencia alcista en los rendimientos de los bonos de plazos largos. Hoy se tienen enormes disrupciones en el entorno que dificultan la precisión del diagnóstico.
La tasa neutral es una tasa “inferida”, es decir, se estima con base en diversos análisis y observaciones. Si bien las estimaciones generadas por estos modelos pueden diferir sustancialmente, todas suelen basarse en diversos datos que reflejan, en distintos grados, las perspectivas de crecimiento económico de Estados Unidos, el crecimiento mundial y diversos aspectos de la situación financiera general. Hoy se considera que la Tasa Neutral real debiera de ubicarse en un nivel de alrededor del 1.2 por ciento real anual. Con una inflación que podría subir de nuevo al 3 por ciento cuando se vean más claros los efectos de los aranceles, tanto en los precios como en el menor crecimiento, la tasa de Fondos Federales en el rango actual del 4.25 – 4.50 por ciento anual, nos hace ver que la Fed tiene razón en no bajar el objetivo de la tasa de Fondos Federales por ahora.